"La afición a la lectura ha llegado a ser tan sospechosa que el analfabetismo se hace deseable y honroso"
Esta afirmación surge de la conversación de Cipriano Salcedo con el capitán Berger mientras discuten sobre la censura impuesta a los libros por la Inquisición. Pone de manifiesto el ambiente opresivo que se vivía en Valladolid durante el siglo XVI. Cipriano habla de la confiscación de más de cien ediciones diferentes de la Biblia y de escritos protestantes. La novela ilustra el peligro y las consecuencias asociadas a la posesión de textos prohibidos. El relato del capitán Berger sobre el contrabando de Biblias y su interceptación por la Inquisición amplifica los riesgos asociados a la distribución. Los espectáculos públicos de quema de libros por parte de la Inquisición ponen de relieve su control sobre el conocimiento y la supresión de las ideas rebeldes. Las medidas de la Inquisición han convertido la alfabetización en una amenaza. El comentario de Cipriano refleja la ironía de una sociedad en la que la alfabetización se considera una actividad sospechosa.
"Más que negarse, existía una imposibilidad material de escuchar las explicaciones del dómine, de colgar la atención de sus labios. El niño miraba sin cesar la pantorrilla negra del ayo, pero su cabeza se trasladaba incesantemente tras el tabique. ¿Qué significaba el autoritario carraspeo de don Bernardo que acababa de escuchar? ¿Por qué había corrido el sillón hacia atrás y se había levantado? ¿Adónde iba?"
Esta cita recoge el malestar que experimenta Cipriano Salcedo durante sus sesiones de tutoría con don Álvaro Cabeza de Vaca. Ilumina las distracciones que acosan a Cipriano mientras lidia con la ansiedad inducida por la presencia y las acciones de su padre. Además, pone de relieve la compleja relación entre el joven protagonista y su padre, don Bernardo. Demuestra que la presencia autoritaria de don Bernardo impone un peso psicológico a Cipriano. Además, Cipriano añora a su cuidadora, Minervina, que le da consuelo y apoyo en su vida. En esencia, la relación entre Cipriano y Don Bernardo se caracteriza por el desequilibrio de poder y la intimidación.
"El Emperador, desde Yuste, ha instado al inquisidor Valdés para un pronto y terrible escarmiento. Huya. Vuesa merced ha sido un miembro destacado en la secta desde su ingreso y su reciente viaje a Alemania y su entrevista con Melanchton le hacen especialmente vulnerable en esta hora"
En esta cita, Cipriano se ve presionado a huir debido a su asociación con la secta religiosa. Cipriano se enfrenta a la noticia de la detención de Cristóbal de Padilla y al peligro que supone la Inquisición. Don Carlos de Seso afirma la gravedad de la situación destacando que el emperador Carlos V ha instado al inquisidor Valdés a llevar a cabo severas acciones punitivas. Debido a su destacado papel dentro de la secta y a sus recientes viajes a Alemania, Cipriano es considerado vulnerable y se le insta a eludir una posible persecución. Esto pone de relieve la precaria posición de los individuos implicados en grupos religiosos percibidos como heréticos. Así, indica la gravedad de las consecuencias a las que podían enfrentarse durante la época de la Inquisición.
"Pena ¿por qué? Yo amo a los animales"
La narración se desarrolla mientras Cipriano acompaña a Teodomira y a su padre en una expedición de caza. En su conversación, Cipriano Salcedo expresa a Teodomira su conflicto moral sobre la actividad de caza. A lo largo de la cacería, Teodomira demuestra su destreza y mata a los conejos capturados de un certero golpe. Este momento pone de manifiesto la división de opiniones entre Cipriano y Teodomira sobre la ética de cazar y matar animales. Esta cita indica su contraste de creencias al justificar sus acciones declarando su afecto por los animales. Este intercambio subraya la dicotomía entre la empatía de Cipriano y los puntos de vista pragmáticos de Teodomira.