Don Quijote de la Mancha es una novela escrita por Miguel de Cervantes y una de las obras más importantes de la literatura universal. La primera parte fue publicada en 1605, y la segunda, en 1615. Hasta el momento, es el segundo libro más vendido de la historia, después de la Biblia. En la presente guía, abordaremos la segunda parte de la novela, que cierra la historia de uno de los personajes más memorables de la historia de la literatura.
El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha es el título que recibe esta segunda parte de la novela. Lo primero que notamos es la similitud respecto del título de la primera parte: la única diferencia es la palabra "caballero", que ha reemplazado a "hidalgo". Esta diferencia, por supuesto, no es un detalle. Cervantes, consciente de la popularidad de su personaje y molesto por la aparición del Quijote apócrifo de Avellaneda, quiere resaltar la trascendencia de su don Quijote, presentarlo con el status que se ganó a lo largo de la primera parte. Este segundo libro es publicado en 1615, es decir, diez años después de la aparición del primero. En la portada de este segundo libro, Cervantes aclara que es el mismo autor de la primera parte de Don Quijote, en un claro gesto de rivalidad hacia Avellaneda. Asimismo, aunque es Juan de la Cuesta quien figura como impresor, en realidad se trata de un nombre comercial del taller que en ese momento le pertenece a Pedro Madrigal.
En otro orden de cosas, cabe señalar que esta segunda parte de Don Quijote tiene una muy buena recepción por parte del público, sobre todo motivada por la gran popularidad que ha cosechado la primera parte. Luego, a lo largo de los años, será traducida a más de ciento cuarenta lenguas y variedades lingüísticas diferentes, siendo una de las obras más traducidas en la historia de la literatura.
Con respecto a las diferencias que existen entre esta segunda parte y la primera, podemos identificar tres que se ponen de relieve por encima del resto. Por un lado, una marcada disminución de la violencia en torno al personaje de don Quijote, probablemente causada a partir de las críticas que recibió Cervantes en relación con este punto en el primer libro. Por otro lado, tenemos la evolución de Sancho, quien en esta segunda parte se expresa mejor y tiende a percibir la realidad tergiversada, como su amo lo hacía en la primera parte. Por último, hay una cierta moderación en la locura de don Quijote, quien ya no ve una aventura en cada situación y deja de confundir las ventas con castillos. De esta forma, podemos decir que esta segunda parte de Don Quijote parece ser una obra más madura y profunda, incluso más rica en cuanto a la búsqueda literaria de Cervantes, que la primera.
Ahora bien, más allá de todo esto, es imposible dejar afuera el Quijote apócrifo de Avellaneda al hablar de la segunda parte del Quijote cervantino. ¿Por qué? Porque, en buena medida, fue ese texto apócrifo y la indignación que él provocó en Cervantes lo que generó el estímulo necesario para que el autor original del Quijote concluyera su obra. Así y todo, vale la pena hacer una aclaración: Cervantes ya estaba escribiendo la segunda parte desde hacía varios años antes de que saliera el Quijote de Avellaneda; la aparición de este texto apócrifo en 1614 no motivó la escritura del segundo libro, como muchas personas creen, sino que, simplemente, aceleró un proceso que ya estaba en marcha. En ese sentido, considerar esta segunda parte de Don Quijote como una mera respuesta al texto de Avellaneda sería un error.
Don Quijote de la Mancha probablemente es una de las obras que más adaptaciones tiene a diferentes lenguajes artísticos. Enumerar todas y cada una de estas adaptaciones sería imposible. Por eso hemos decidido nombrar algunas de las más importantes. En el ámbito de la ópera, podemos encontrar: The Comical History of Don Quixote (1695) de Henry Purcell, y Don Chisciotte (1770), de Niccolò Piccinni. En materia de conciertos musicales, tenemos: Don Quijote (1895), de Richard Strauss; Don Quijote (1875), de Anton Rubinstein, y Don Quijote y Dulcinea (1932), de Maurice Ravel. En el cine, la primera adaptación de Don Quijote la realizó la productora francesa Pathé en 1903: Les Aventures de Don Quichotte de la Manche, dirigida por Lucien Nonguet y Ferdinand Zecca. Luego, en 1947, se realizó una adaptación española dirigida por Rafael Gil y protagonizada por el dúo de actores Rafael Rivelles y Juan Calvo. La obra de Cervantes también inspiró versiones libres como la de Terry Gilliam, El hombre que mató a Don Quijote (2018), protagonizada por Jonathan Pryce en el papel de Don Quijote y con Adam Driver como Sancho. Demás está decir que la obra de Cervantes también fue adaptada al teatro, a la televisión, a la radiofonía e, incluso, a la historieta.