El Infierno es el primero de los tres cánticos que componen la Divina Comedia (originalmente llamada Comedia) de Dante Alighieri. La fecha de composición de este libro no es precisa, pero se sitúa, hipotéticamente, entre 1304 y 1309, momento en el que Dante ya había sido sentenciado al destierro. La obra no se divulga inmediatamente, sino que, después de años de revisión, Dante la pone en circulación, quizás, a partir de 1314.
El título de la obra, Comedia, se hace explícito en dos cantos del Infierno: XVI, v. 128, y XXI, v. 2. Dante explica la elección de este título en la carta que le dirige a Cangrande della Scala: “La comedia, por su parte, comienza con algún asunto espinoso, pero su materia termina felizmente, como se ve en las comedias de Terencio (…). Y así se ve por qué la presente obra se llama “Comedia”. Pues si miramos la materia, al principio el asunto es horrible y fétido, porque es el Infierno, al final feliz y agradable, porque es el Paraíso” (2018, pp. 158-159). Por otra parte, el adjetivo "divina", con el que se conoce actualmente la obra, fue añadido posteriormente, y se remonta a la edición impresa en Venecia en 1555. Este adjetivo alude al tema del más allá tratado en la obra.
En el Infierno encontramos una extraordinaria variedad de registros lingüísticos, desde los líricos hasta los bajos. En cuanto al léxico, es excepcionalmente amplio y responde a diversas tradiciones: encontramos latinismos tomados de la Biblia, de los poetas clásicos y de los filósofos escolásticos; léxico marcadamente dialectal, norteño y sureño; e, incluso, léxico bajo y vulgar. El Infierno se caracteriza, además, por poseer un fuerte color realista.
Respecto a la forma de composición, Dante creó para la Comedia una rima que se llama “Terceto encadenado”. Consta de estrofas de tres versos endecasílabos unidos por rimas encadenadas, donde los versos impares riman entre ellos, mientras que el verso par introduce la rima de los versos impares de la siguiente estrofa: ABA BCB CDC DED EFE. Al final de cada canto, se incluye un verso final aislado, que rima con el segundo de la última estrofa.
A propósito del tema general de la obra, el mismo Dante señala en su carta Cangrande:
(…) el tema de toda la obra considerado de manera absoluta (incluso tomado literalmente) es el estado de las almas después de la muerte. En efecto, acerca de éste tema y alrededor de éste tema gira el avance de toda la obra. Si en cambio la obra se considera alegóricamente, el tema es el hombre que por sus méritos y deméritos, por su libre arbitrio, está sujeto al premio y al castigo de la justicia (2018, p. 157).
También allí se hace explícito el carácter moral de la Comedia: "El fin de toda la obra y el de esta parte es también múltiple, es decir, cercano y lejano. Pero, haciendo a un lado las sutilezas, se debe decir brevemente que el fin del todo y de la parte es arrancar a los que viven en esta vida de su estado de miseria, y conducirlos al estado de felicidad.
Por último, cabe destacar que, para la construcción del Infierno, Dante utilizó y reelaboró muchos elementos que remiten al Hades de la mitología clásica, particularmente, a la descripción que de él encontramos en la Eneida de Virgilio, en el Canto VI, vv. 236-899, donde se narra el descenso del protagonista, Eneas, al inframundo.
La Divina comedia se considera una de las obras maestras de la literatura italiana y universal. Además, su éxito fue inmediato: se conocen unas ochocientas copias manuscritas realizadas entre los siglos XIV y XV. Esta excepcionalidad pone de manifiesto la enorme popularidad que alcanzó el poema después de su aparición, y en tiempos en que aún no existía la imprenta.