Confabulario

Confabulario Resumen y Análisis "Baby H. P."

Resumen

El relato emula una publicidad dirigida a las amas de casa y ofrece el maravilloso Baby H. P., un aparato de metal resistente y ligero que se adapta al cuerpo infantil y recoge la energía de sus movimientos para almacenarla como electricidad. Cuando la botella de almacenamiento colocada en la espalda o el pecho del niño está llena, se la puede enchufar en un depósito y usar su electricidad para alimentar las luces y los artefactos de la casa.

Así, la publicidad asegura que el Baby H. P. es capaz de transformar el constante pataleo del niño en útiles segundos para la licuadora o en 15 minutos de música radiofónica. Las familias numerosas pueden abastecerse a costa de sus hijos e, incluso, hacer negocio vendiendo los excedentes de energía a sus vecinos.

Está comprobado que el producto no causa ningún trastorno en los niños, por el contrario: algunos médicos opinan que puede contribuir a su desarrollo si los padres establecen un régimen de recompensas por los logros energéticos. Así, la familia podrá aumentar la producción de energía a costa de obsequiar a sus niños con golosinas azucaradas.

Los rumores sobre algunos niños que mueren electrocutados por la corriente que producen son falsos. El Baby H.P. es totalmente seguro, y tampoco atrae ni rayos ni centellas. El producto ya está disponible en todas las tiendas, en diferentes tamaños, modelos y precios.

Análisis

Este texto imita a un anuncio publicitario dirigido al ama de casa de mediados de siglo XX y promociona un aparato revolucionario para la economía del hogar: el Baby H. P.. Se trata de un exoesqueleto de metal, ligero y resistente, capaz de captar la energía de los movimientos de un niño, transformarlos en electricidad y almacenarla en un dispositivo portátil. Este dispositivo luego puede conectarse a la red doméstica para alimentar los nuevos aparatos que están inundando las casas de la clase media en el México de fines de los años 40 y principios de los 50.

El relato, uno de los más analizados de la obra de Arreola, se suele interpretar como una crítica a la sociedad de consumo naciente, que utiliza la tecnología de forma abusiva, y algunos críticos profundizan la interpretación al comprenderlo como una metáfora de la cultura tecnocrática estadounidense, ya que plantea la idea de aprovecharse de los niños para generar energía eléctrica gracias al progreso tecnológico y para fomentarlo. Al presentar este aparato deshumanizante por su uso, se critica a una sociedad que acepta y fomenta la idea de aprovecharse de los niños: la sociedad pragmática que produce esta publicidad antepone los fines lucrativos a cualquier sentimiento humanitario.

El principal rasgo textual de la publicidad se observa en el hecho de dirigirse directamente a las compradoras potenciales, las amas de casa, y en tener una clara función argumentativa cuyo objetivo es convencer a la mujer para que compre el producto. El texto subraya entonces los beneficios del producto, pero también trata de convencer a las mujeres de que es un aliado importante contra los inconvenientes que pueden causar los niños a la vida hogareña, como sus travesuras:

Señora ama de casa: invierta usted en fuerza motriz la vitalidad de sus niños. (…) De hoy en adelante usted verá con otros ojos el agobiante ajetreo de sus hijos. Y ni siquiera perderá la paciencia ante una rabieta convulsiva, pensando que es fuente generosa de energía. El pataleo de un niño de pecho durante las veinticuatro horas del día se transforma, gracias al Baby H.P., en unos útiles segundos de tromba licuadora, o en quince minutos de música radiofónica (pp. 68-69).

Además, la publicidad se vale de un vocabulario técnico específico del ámbito de la ciencia y la tecnología, que otorga credibilidad a los argumentos del vendedor. La presentación del instrumento es tan compleja que resulta fácil imaginar su verdadera existencia:

Es una estructura de metal muy resistente y ligera que se adapta con perfección al delicado cuerpo infantil, mediante cómodos cinturones, pulseras anillos y broches. Las ramificaciones de este esqueleto complementario recogen cada uno de los movimientos del niño, haciéndolos converger una botellita de Leyden que puede colocarse en la espada o en el pecho, según necesidad (p. 69).

Con todos estos recursos, el texto compone una clara burla a la sociedad de consumo de mitad del siglo XX y lo hace por medio de la imitación paródica de una publicidad de la época. El producto vendido ejemplifica la deshumanización de la sociedad tecnocrática, que no duda en transformar a los niños en una fuente de energía y explotarlos para asegurar el bienestar de la familia.

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