Persépolis (Tomos 1-2)

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Resumen

Introducción

Persépolis comienza con una introducción, a cargo de David B., que repasa brevemente la historia del territorio iraní. Se remonta al siglo VII, cuando Irán es aún el Imperio Persa, y es invadido por los árabes, quienes, en una sola batalla, derrotan a la dinastía de los Sasánidas. Desde entonces, los persas adoptan el islam, pero “un Islam de los vencidos, un Islam subterráneo, esotérico y revolucionario: el chiismo” (Tomo I, p. 4). Alí y Husein, que pertenecían a la familia sasánida, son asesinados, y el poder pasa a manos de la corriente sunnita. La invasión y la ocupación árabe es la primera de una larga serie de confrontaciones que sufrirá el país. Persia deja de existir como nación independiente durante ocho siglos, pero su cultura no desaparece.

Persia renace a principios del siglo XVI, gracias a una dinastía turcomana pero chiita: los Safawi. Se mantiene en guerra contra los turcos otomanos durante varios siglos, resistiendo a los constantes intentos de invasión.

En el siglo XIX, Persia se encuentra en el medio de los intereses ingleses y rusos. El descubrimiento del petróleo y el desarrollo de la Primera Guerra Mundial aceleran la hegemonía británica en el territorio, y los ingleses intervienen cada vez más en las decisiones económicas del país. En 1925, Riza Pahlevi toma el poder, occidentaliza definitivamente al país y cambia su nombre por el de Irán.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Irán se mantiene neutral, pero es ocupado por las potencias aliadas. Riza Pahlevi es enviado al exilio. Lo sucede su hijo, Mohammed Riza Pahlevi, conocido simplemente como “el sha”, quien gobierna hasta 1951, momento en el que Mohammed Mossadeq toma el poder.

En 1953, la CIA organiza su primer golpe de Estado contra Mossadeq, quien había puesto medidas que en contra de los beneficios de la explotación petrolera de la angloiraní Oil Company. Mossadeq es sustituido y Mohammed Riza Pahlevi vuelve al gobierno. Se mantiene en el poder hasta 1979, cuando se desata la Revolución iraní.

El pañuelo

Persépolis comienza con una imagen escolar de Marjane en 1980. Tiene diez años y lleva puesto un velo. En la imagen están ella y algunas de sus compañeras: todas tienen su velo puesto y un rostro de absoluta seriedad. Marjane afirma que en 1980 se vuelve obligatorio para las niñas usar el velo en la escuela, algo que no les gusta para nada.

A continuación, Marjane cuenta que, un año antes, en 1979, estalló la Revolución Islámica (también llamada “Revolución iraní”). Hasta ese año, Marjane estudiaba en una escuela francesa laica a la que asistían niños y niñas. En 1980, todo cambia. Las escuelas bilingües son cerradas, ya que, según las autoridades del gobierno, son un símbolo de la decadencia capitalista. La Revolución iraní es denominada “Revolución cultural” por dichas autoridades. A partir de entonces, niños y niñas deben ir a diferentes escuelas.

Durante 1980, hay manifestaciones a favor y en contra de la Revolución Cultural. En una de esas manifestaciones en contra de la Revolución Cultural se toma una foto de la madre de Marjane, que es publicada en la portada de los diarios. La madre de Marjane está asustada. Se tiñe el pelo y usa anteojos negros para evitar ser perseguida por el gobierno.

Marjane dice que, en realidad, no sabe muy bien cómo debe sentirse respecto al uso del pañuelo. Sus padres son muy modernos y vanguardistas, pero ella, desde que es pequeña, cree que será la última profeta. Quiere serlo “porque nuestra criada no comía con nosotros, porque mi padre tenía un Cadillac, y sobre todo porque a mi abuela le dolían las rodillas” (Tomo I, p. 10). Marjane, además, tiene conversaciones sobre su futuro como profeta con Dios, quien se le aparece como amigo imaginario. Dios le dice siempre que ella aún no está lista para profetizar.

Marjane anuncia en la escuela que cuando crezca va a ser profeta y su maestra llama a sus padres para hablar al respecto. Ellos defienden a Marjane frente a las autoridades escolares. Mientras regresan a su casa, los padres le preguntan a Marjane qué quiere ser cuando sea grande y ella les responde que quiere ser doctora. Esa noche se siente culpable frente a su amigo imaginario, Dios.

La bicicleta

Marjane comienza este capítulo afirmando que su fe es inquebrantable, pero que, durante el periodo de la Revolución iraní, “había que actuar”. Junto a sus amigos, juega a ser distintos grandes revolucionarios, como el “Che” Guevara, Trotsky o Fidel Castro. Afirma que “la revolución es como una bicicleta, cuando las ruedas dejan de moverse, se cae” (Tomo I, p. 14). Así se hizo la revolución en Irán, según Marjane.

Luego, Marjane hace un repaso histórico. Cuenta que durante los últimos 2500 años, Irán estuvo sumido bajo la tiranía: primero, la de los propios emperadores; después, por la invasión de los árabes del oeste, seguida de la invasión mongol del este; por último, a causa del imperialismo moderno. Ella sabe todo esto porque sus padres le compraron muchos libros. Su preferido es una historieta titulada Materialismo dialéctico. Marjane señala que Marx y Dios le resultan muy parecidos físicamente.

Dios aún viene a visitarla a veces. Le pregunta si todavía quiere ser profeta, pero ella le pide que hablen de otra cosa.

Una noche, Marjane escucha a sus padres hablar acerca de un incendio que fue generado en el cine Rex, un cine que pasa películas modernas. Antes del incendio cerraron las puertas con cadenas para que nadie pudiera escapar. La policía allí presente prohibió que los ciudadanos socorrieran a las víctimas encerradas, y luego golpeó a los manifestantes. El gobierno del sha informó a la BBC que las víctimas eran cuatrocientas personas, y le echaron la culpa a los fanáticos religiosos, pero el pueblo sabe que fue responsabilidad del sha.

Los padres de Marjane hablan acerca de que al día siguiente habrá una manifestación. Marjane quiere ir a toda costa. Les dice: “Para que una revolución triunfe, todo el pueblo debe implicarse” (Tomo I, p. 21). Sus padres se niegan. Esa noche, antes de dormir, Marjane clama por la presencia de Dios, pero este no aparece.

La celda de agua

Una multitud enfurecida se manifiesta en las calles en contra del sha. Los padres de Marjane son parte de la misma. La policía les dispara a los manifestantes, que le arrojan piedras a la policía. Esto sucede diariamente. Los padres de Marjane llegan maltrechos cada noche a su casa.

Como no quieren jugar con ella, Marjane los desafía afirmando que ella ama al sha porque Dios lo eligió. Eso lo aprendió de su maestra y de los libros de la escuela. Su padre, entonces, le cuenta cómo llegó el sha al poder: Riza Pahlevi, el padre del actual sha, fue un soldado que ayudó a organizar un ejército para derrocar al emperador de Persia e instaurar una república. En esa época, hubo grandes movimientos en diferentes lugares del mundo para instaurar repúblicas. Gandhi había abogado por la paz para derrocar a los británicos en India, Ataturk había declarado que Turquía debería ser una nación occidental. Riza Pahlevi había querido seguir el ejemplo de estos hombres, pero no había sido un abogado como Gandhi ni un gran general como Ataturk. En cambio, había sido "un oficial analfabeto de bajo rango". Los británicos, conocedores de la debilidad de Pahlevi, lo disuadieron para convertirlo en emperador. Pahlevi preguntó, entonces, qué debía hacer para serlo, y los británicos le dijeron que era muy simple: solamente debía darles el petróleo, y ellos se encargarían del resto.

El padre de Marjane termina afirmando que Dios no tuvo nada que ver con la elección del sha. Marjane insiste: “Puede que Dios les ayudara” (Tomo I, p. 26). Entonces, su padre le cuenta la historia de su abuelo, quien fue el emperador al que el sha derrocó. Le cuenta cómo el sha se apoderó de todo lo que había sido de su abuelo. Tras ser derrocado, el abuelo de Marjane se volvió comunista, consciente de que la gente estaba condenada al padecimiento debido a las diferencias de clase social.

Luego, la madre de Marjane interviene en la historia y le cuenta que el abuelo fue encarcelado múltiples veces. Muchas de esas veces lo metían en una celda llena de agua durante horas. Su salud se deterioró rápidamente. Marjane termina este capítulo sumergida en la tina, hablando con Dios, intentando comprender cómo es estar dentro de una celda llena de agua.

Persépolis

Un día, al regresar de la escuela, Marjane le pregunta a su abuela acerca de su abuelo. La abuela le cuenta entonces que sufrieron mucho y que vivieron sumidos en la pobreza por culpa del emperador. Según su abuela, Riza Pahlevi fue muy duro, pero su hijo es diez veces peor. Todos los reyes de la historia cumplieron sus promesas al pueblo, excepto el actual sha, y por eso la gente se está rebelando.

Ese día, el padre de Marjane no aparece. Fue a tomar fotografías a una manifestación, lo que está absolutamente prohibido. Pasan las horas y no tienen novedades sobre él. Temen que lo hayan matado, pero finalmente regresa y cuenta que vio algo increíble: fue a tomar fotografías a un hospital y una gran multitud sacó en andas el cuerpo de un joven revolucionario. Lo llamaban "mártir". Luego sacaron el cuerpo de un anciano, al que también llamaban "mártir". La viuda, allí presente, afirmó que, en realidad, su marido había muerto de cáncer. A la multitud eso no le importó. Para ellos, todos los muertos eran mártires. La multitud cantaba “el rey es un asesino”.

Marjane se da cuenta de que no entiende muchas cosas. Entonces decide leer un libro que se llama Los motivos de la revolución.

Análisis

El primer tomo de Persépolis retrata la infancia de Marjane Satrapi en Irán. Es una novela gráfica autobiográfica. La autora narra su vida (siendo ella misma la protagonista) y la de su entorno familiar en íntima relación con los convulsionados hechos políticos de su país. La mayor parte de este primer tomo se sitúa en 1979, año en el que sucede la Revolución iraní, aunque también hay algunas viñetas, como la que aparece al inicio del primer capítulo, donde la acción está situada en 1980, luego de que se desata la guerra entre Irán e Irak.

Persépolis puede considerarse una Bildungsroman o novela de aprendizaje. Este género literario se caracteriza por narrar el paso de la niñez a la adultez de su protagonista. En este primer tomo, Marjane tiene 10 años, mientras que en el final del segundo la protagonista cuenta con 14 años. Otra de las características clásicas de la novela de aprendizaje es la aparición de algún tipo de eventualidad trágica que atraviesa el crecimiento del protagonista. En este caso, hay dos acontecimientos trágicos que marcan el crecimiento de Marjane: la Revolución iraní (y la tiranía del régimen) y la guerra entre Irán e Irak.

El título de la obra alude a la antigua capital de Persia. Persépolis se destacó por su riqueza y su importancia cultural en el periodo que va desde el siglo V a.C. hasta el siglo III a.C., cuando Alejandro Magno ocupó y saqueó la ciudad. Actualmente, Persépolis se destaca por tener un cementerio en el que yacen muchos reyes. En definitiva, el título hace referencia a la tensión entre el pasado glorioso del Imperio Persa y la decadencia del presente de Irán.

La misma autora afirma que, entre sus intenciones, estaba la de construir una obra que permitiera que los lectores occidentales conocieran con mayor profundidad la realidad de su país, y destruir así el prototipo acerca de que Irán es un lugar en donde solamente viven árabes fundamentalistas. Pretendía lograr que sus lectores fueran conscientes de la compleja tensión que se vive en el país entre el islamismo y sus adeptos, por un lado, y aquella gran parte de la población que no es fundamentalista, que tiene una importante formación cultural, por el otro.

La introducción de la novela ofrece una historia muy general sobre el Imperio Persa e Irán, narrados en tercera persona. Tiene la función de ofrecerle al lector una base para que comprenda el mundo en el que se desarrollará la historia de Marjane. Sin embargo, a partir del primer capítulo, los acontecimientos históricos son narrados desde la óptica de la protagonista: una niña que vive los hechos en carne propia, y los interpreta sin la distancia y el saber del historiador.

Un punto muy importante de la obra es la realización en blanco y negro de las ilustraciones, que, por un lado, transmiten la falta de vida, de libertad que se vive durante el periodo histórico en el que se inscribe la acción de la historia. Por otro lado, el uso del blanco y el negro se condice con el carácter de Marjane, una niña que aún piensa que las cosas son de un modo o del otro, que no existen los grises.

En estos primeros capítulos vemos cómo Marjane atraviesa grandes conflictos de identidad al comenzar, justamente, a darse cuenta de que ciertas cuestiones son muy complejas, no son ni blanco ni negro. Tal como se ve en el primer capítulo, “El pañuelo”, Marjane es profundamente religiosa. Sin embargo, los religiosos que asumen el poder le imponen que utilice un pañuelo. Ella lo detesta, pero, al ser un mandato religioso, no sabe qué sentir. Su identidad, hasta entonces tan clara, sufre una fractura. En este sentido, es interesante la segunda imagen de este primer capítulo, donde aparecen en primer plano las amigas de Marjane, sentadas en el colegio, con el pañuelo puesto, y solamente se ve el brazo de la protagonista, en un costado a la izquierda, como un símbolo de esta identidad fracturada.

Además de la contradicción religiosa ligada al uso del pañuelo, en estos capítulos aparece otra muy importante, ligada a la situación política: Marjane quiere ser parte de la revolución contra el sha, quiere ir a las manifestaciones con sus padres sin importarle los riesgos, pero, a la vez, considera que el sha fue puesto en el poder por Dios. La convivencia contradictoria entre el marxismo que profesan los padres (y que le inculcaron) y la fe religiosa de Marjane (que le fue inculcada en su escolaridad) aparece muy claramente en la idea de la protagonista de que Marx y Dios, en definitiva, son físicamente muy parecidos, como si fueran hermanos.

El conflicto de Marjane con sus padres también es muy ilustrativo al respecto. Marjane, amiga de Dios, tiene padres modernos que no son creyentes. Sin embargo, pese a ser muy progresistas, tienen una mucama que cena en una mesa apartada, y su padre maneja un auto de lujo. Marjane no comprende estas contradicciones de sus padres, y no sabe qué pensar al respecto. Considera a sus padres buenas personas, pero ¿cómo puede ser que las buenas personas no tengan problemas con ser cómplices de la desigualdad social? Nuevamente, Marjane descubre que ciertas cuestiones no son de un modo o de otro, sino que son muy complejas, y se siente confundida.

El retrato de los padres de Marjane refleja, a la vez, las contradicciones e inconsistencias del progresismo iraní. Los padres de Marjane aprovechan diariamente la occidentalización del país, favorecida por el sha, pero se manifiestan en contra de su gobierno acusándolo de ser servil al imperialismo británico. En las manifestaciones abogan por los derechos de los pobres, pero no se desprenden de sus bienes materiales.

En relación a estas contradicciones, es muy interesante lo que sucede al comienzo de “La celda de agua”. Los padres de Marjane vuelven al hogar luego de haber estado manifestándose todo el día en contra del sha imperialista, apoyando a los rebeldes marxistas, y Marjane quiere jugar Monopoly con ellos. El Monopoly es un juego que se basa en comprar y vender propiedades; en construir, precisamente, un monopolio capitalista.

El aprendizaje de Marjane en esta Bildungsroman consiste en poder comprender la complejidad de la vida adulta en relación con la también compleja situación política y social de su país. Para que este aprendizaje suceda es fundamental, por supuesto, el rol de los adultos. La autora, entonces, construye la obra intercalando los puntos de vista de los familiares de Marjane. Relata los hechos políticos desde la perspectiva de sus padres, de su abuela y de algunos otros personajes, como su tío Anoush. Estos puntos de vista, sin embargo, siempre desembocan en Marjane, quien conecta los diversos testimonios para sacar sus propias conclusiones.

El hecho de que sea una niña quien interpreta lo que narran los adultos genera que, muchas veces, los sucesos crueles de la esfera política iraní aparezcan retratados con cierto tono humorístico y lúdico. A Marjane, por ejemplo, le parece más interesante imaginarse a su abuelo vestido como príncipe que la narración acerca de los sufrimientos que él atravesó al ser derrocado. Recién siente el impacto de la crueldad de la historia cuando le cuentan que su abuelo era metido frecuentemente en una celda llena de agua. Entonces, su imaginación infantil se desborda y Marjane termina metida en la tina durante mucho tiempo, intentando comprender cómo es estar en una celda de agua. Con el paso de los capítulos, este tono infantil y humorístico va desapareciendo junto a la inocencia del personaje.

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