“Para que una revolución triunfe, todo el pueblo debe implicarse”.
Esta frase es pronunciada por Marjane para intentar convencer a sus padres de que la dejen asistir junto a ellos a una manifestación en contra del sha. Sus padres se niegan rotundamente, dado que en las últimas manifestaciones hubo fuertes represiones.
En este momento, Marjane tiene solamente diez años. La solemnidad de la frase y la seguridad con la que la pronuncia contrastan con su edad, generando un efecto cómico en el lector. Además, demuestra el carácter tajante de la protagonista, que siempre cree conocer la verdad, incluso acerca de cuestiones complejas que desconoce absolutamente.
Previamente, Marjane ha aparecido en varias viñetas jugando a ser revolucionaria, disfrazándose de Lenin o el Che Guevara. Esa misma inocencia infantil se refleja en esta cita, y puede tomarse como un símbolo de la inocencia del pueblo iraní, que pretende generar una revolución contra el sha repitiendo consignas que, en realidad, carecen de profundidad.
“El motivo de mi vergüenza y de la revolución es el mismo: la diferencia de clase social”.
Marjane tiene un gran conflicto en torno a la desigualdad social. Desde siempre sintió vergüenza al andar en el Cadillac de su padre, pero recién cuando lee la obra de Ali Darvichian comprende el origen de dicha vergüenza: ella es una privilegiada.
Esta cita aparece en el capítulo “La carta”, en el que Marjane es testigo de la injusticia social que sufre Mehri, su criada, quien se enamora de su vecino pero no puede estar con él porque pertenece a otra clase. Su padre, quien junto a su madre se encargó de rescatar a Mehri de un hogar en el que carecían de medios para alimentarla, es el que le avisa al vecino que Mehri es la criada y disuelve así la posibilidad de que el amor entre ellos exista.
Marjane entra en una gran contradicción: sus padres se manifiestan constantemente en contra de la desigualdad social, pero tienen un Cadillac y una criada a la que, además, hacen comer en otra mesa. En cierto sentido, la identidad de Marjane, como su país, está atravesando una revolución debido a la desigualdad social y los conflictos de clase.
“De todas formas, mientras haya petróleo en Oriente Medio, no conoceremos la paz…”
El padre de Marjane da este triste veredicto acerca de la situación de su país en medio de la gran fiesta que vive el pueblo tras la renuncia del sha. Esta frase funciona como un presagio. Efectivamente, la paz dura muy poco en Irán, ya que, al año siguiente del derrocamiento del sha, entra en guerra con Irak.
La historia de Irán y el Imperio Persa está atravesada por la constante invasión de fuerzas extranjeras que ingresan al país para explotar sus recursos naturales. En la era moderna, fueron los británicos quienes intervinieron en el país orquestando el derrocamiento de la dinastía persa y colocando en el poder al sha a cambio de que este favorezca la instalación de compañías petroleras británicas. Luego, Estados Unidos decidió aliarse con el sha y ayudar a mantener su reinado a cambio de obtener beneficios en el precio del petróleo.
El padre de Marjane comprende que, más allá de las ideologías, de quién esté en el poder, el petróleo es lo que verdaderamente define la situación social en Oriente Medio. Es imposible que exista la paz mientras haya algo tan valioso y codiciado por las potencias mundiales, que son capaces de orquestar un golpe de Estado o una guerra para obtener beneficios en la extracción y/o la compra del petróleo.
“Hacer justicia no es cosa ni tuya ni mía. Diría, incluso, que hay que saber perdonar”.
Los valores y las creencias de la familia de Marjane son afines a la ideología política de izquierda. Durante el periodo revolucionario, la izquierda considera que la culpa de todas las atrocidades recae sobre el sha. Cuando este es derrocado, la izquierda pretende crear una nación unificada y, para lograr eso, considera que es preciso perdonar a aquellos que formaron parte del régimen del sha.
Esta pretensión, sin embargo, choca contra la realidad. Aquellos que formaron parte del régimen del sha no sienten culpa y no consideran que deben ser perdonados, ya que creen que siempre hicieron lo correcto. La idea de perdonar, en definitiva, es presentada como una idea ingenua, imposible de ser llevada a cabo. El poder finalmente es tomado por los islamitas, quienes imponen un gobierno tirano que se propone unificar la nación, pero no a través del perdón, sino por medio de la violencia y el terror.
“No sabía lo que era la justicia. Ahora que la revolución había acabado definitivamente, yo abandonaba el materialismo dialéctico de mis cómics. El único sitio en el que me sentía segura era entre los brazos de mi amigo”.
Durante su crecimiento, Marjane va perdiendo la fe y la convicción en diferentes creencias e ideologías. El materialismo dialéctico y la religión conviven en ella desde que es niña. Sin embargo, tras escuchar el testimonio de los presos políticos que sufrieron torturas durante el reinado del sha, Marjane entra en una crisis profunda. Descubre que el mundo es un lugar en el que viven personas terriblemente crueles. Su madre, sin embargo, le dice que se debe perdonar a los que fueron cómplices de la crueldad. Marjane no comprende cómo puede perdonarse a los culpables de semejantes atrocidades.
En el periodo de la Revolución iraní, Marjane lee una y otra vez un cómic que explica el materialismo dialéctico, creyendo firmemente que allí se encuentra la verdad absoluta sobre los conflictos sociales y el modo en que deben ser resueltos. Este cómic fue un regalo de sus padres. Al estar en profundo desacuerdo con la idea de su madre acerca de lo que debe ser la justicia y el perdón, Marjane pierde la fe en las creencias políticas de sus padres y, por extensión, deja de creer en el materialismo dialéctico. Entonces busca refugio en Dios, su amigo imaginario, que no fue inculcado por sus padres, sino creado por ella. Dios no le proporciona una respuesta en relación con su conflicto sobre la justicia y el perdón, pero la cobija en sus brazos, la saca de la compleja realidad y la transporta a un terreno de paz absoluta en el que los grandes cuestionamientos no existen.
“Los rusos no son como nosotros… ¡No tienen corazón! No saben amar…”
Esta cita, pronunciada por el tío Anoush, es una crítica contra el comunismo que imperó en la Unión Soviética desde la Revolución de 1917.
Anoush llega a la Unión Soviética escapando del régimen del sha. Allí se formó en marxismo. Si bien consideraba que el comunismo era la forma ideal de gobierno para toda sociedad, su experiencia en la Unión Soviética le demuestra que esta forma de gobierno puede ser fría y dictatorial. De todos modos, Anoush, con base en su experiencia personal amorosa, cree que el comunismo es de este modo en la Unión Soviética porque las personas de allí también son, en su naturaleza, frías y despiadadas. Considera que el comunismo en Irán podría ser diferente porque las personas iraníes sí tienen corazón.
Anoush es el personaje que más cree en la revolución que derroca al sha. No obstante, la Revolución iraní que, supuestamente, era marxista, se convertirá finalmente en una revolución islámica, fría, dictatorial y sin corazón. Anoush, incluso, terminará siendo ejecutado por el régimen revolucionario.
“Me han insultado. ¡Han dicho que a las mujeres como yo habría que llevarlas al paredón, violarlas, y echarlas a los gusanos! Que si no quería que eso me pasara, sólo tenía que ponerme el velo…”
La madre de Marjane es agredida en la calle por un grupo de hombres islamitas que la insultan por no llevar la vestimenta conservadora que se les impuso a las mujeres tras la revolución.
Esta cita demuestra la naturaleza misógina del régimen islámico. Marjane, tras este relato de su madre, comprende que el régimen pretende privar a las mujeres de tener su propia individualidad e identidad. Con el terrible argumento de que el cabello femenino excita a los hombres y los impulsa a querer violar a las mujeres, el régimen impone el uso del pañuelo y el velo como una supuesta forma de prevención. Pero al impedir que las mujeres muestren su rostro, el velo borra, sobre todo, la identidad de estas en público.
Las mujeres deben deshumanizarse para sobrevivir en el régimen. Las amenazas de estos hombres demuestran que aquellas mujeres que no acepten perder su humanidad voluntariamente serán deshumanizadas a la fuerza.
“—¡A los árabes nunca les han gustado los persas, todo el mundo lo sabe! Ya nos atacaron hace 1400 años. Nos impusieron su religión.
—¡Oh! ¡Estoy harto de esa historia! La única invasión islámica es la de nuestro propio gobierno”.
En esta conversación, Marjane y su padre discuten acerca de la legitimidad, tanto de la guerra entre Irán e Irak, como de la legitimidad del gobierno religioso iraní.
Al comienzo de la guerra, Marjane reivindica una identidad patriótica y un sentimiento nacionalista arraigados en la larga historia de sometimiento persa por parte de los árabes. Marjane considera que los ataques de Irán a Irak son equivalentes a la invasión árabe sufrida por el Imperio Persa 1400 años antes. Esta invasión del siglo VII fue la que, además, impuso el islam en Persia.
El padre de Marjane está en total desacuerdo con su hija. Según él, la culpa de la guerra recae en el régimen islámico, que esta corrompiendo el país desde adentro. El enemigo no es exterior, sino interior. A medida que continúa la guerra, Marjane se va dando cuenta de que su padre tiene razón.
“Creo que la razón por la que éramos rebeldes era que nuestra generación había conocido las escuelas seculares”.
Esta cita demuestra la creencia de Marjane en la educación como el medio para liberar a las personas de las supersticiones religiosas y el sometimiento de los dictadores políticos. Marjane cree que la educación recibida antes de la llegada del régimen islámico es la que le otorgó la inteligencia (tanto a ella como a sus amigas) para rebelarse ante las imposiciones ridículas y tiranas del régimen.
Más allá de esta cita, la educación es un tema importante en el desarrollo de toda la obra. Por ejemplo, los padres de Marjane constantemente ponen énfasis en la importancia que tiene la educación de su hija para poder tener un futuro. Esa razón los lleva, incluso, a quedarse en Teherán en el momento más crítico de los bombardeos. Por su parte, Anoush afirma que el pueblo iraní permitió que la revolución se volviera islámica porque carecía de educación: al ser analfabetos, los iraníes precisaban ser gobernados por los dogmas de los religiosos.
El final del segundo tomo, con la partida de Marjane a Austria para continuar sus estudios, es esperanzador en este sentido, pese a la tristeza que supone la separación de la protagonista con sus padres.
“¡Dictador! ¡Eres el Guardián de la revolución de casa!”.
Si bien la mayor parte de la obra muestra una relación tierna entre la protagonista y sus padres, con la llegada de la adolescencia Marjane se enfrenta a ellos constantemente. Este ataque de ira en particular surge tras un reto de su madre, que se enteró de que Marjane no asistió a clases porque se quedó con sus amigas. La protagonista, entonces, compara la estricta supervisión de su madre sobre sus actividades cotidianas con la violencia y el rigor de la fuerza policial del régimen.
Esta cita, además, demuestra cómo, a lo largo de toda la novela, lo que sucede en la esfera pública (la política) aparece relacionada íntimamente con lo que sucede en la esfera privada (la familiar).