El Martín Fierro es un poema que se inscribe en la tradición de la literatura gauchesca, iniciada en la Argentina por Bartolomé Hidalgo. Sin embargo, tiene características propias que lo singularizan y lo separan de las formas más convencionales del género, como la preferencia por el monólogo en vez del diálogo en el desarrollo de los cantos. Otra de sus particularidades es el uso de la sextina como estrofa dominante del poema. Esta forma estrófica es una marca tan distintiva del Martín Fierro que se la distingue comúnmente como ‘sextina hernandiana’.
La sextina hernandiana es una estrofa compuesta de seis versos en octosílabos, metro típico de la poesía popular. La rima más frecuente de la sextina es la que sigue la secuencia a-b-b-c-c-b. Por ejemplo, esta estrofa del canto 2:
Cruz se dispuso a morir (a)
Peliando y me convidó- (b)
Aguantemos dije yo (b)
El fuego hasta que nos queme- (c)
Menos los peligros teme (c)
Quien más veces los venció (b) (vv. 235-240).
La sextina tiene una eficacia particular para transmitir la historia del gaucho y sus conocimientos. En esta estructura narrativa, que se repite en otras estrofas, vemos que Fierro utiliza los primeros cuatro versos para reponer una parte de la acción del relato y los últimos dos para realizar una reflexión sobre dicha acción. También es posible separar los cuatro primeros versos en dos: el primero y el segundo refieren a la acción de Cruz, el tercero y el cuarto, a la respuesta de Fierro. En este sentido, es posible dividir la sextina hernandiana en tres agrupaciones de dos versos que se relacionan entre sí.
En “La culminación de la poesía gauchesca”, Adolfo Prieto sostiene que los primeros cuatro versos de la sextina hernandiana describen una acción o realizan una observación o comentario moral que los dos últimos versos sintetizan en forma de sentencia, pensamiento o máxima con un significado más general o abarcador. Para Prieto, el mensaje de estos dos versos puede comprenderse por fuera de su inserción en la estrofa y puede conectar con los dos versos finales de otras sextinas del poema o funcionar de forma autónoma. Por eso, Prieto afirma que los dos últimos versos de la sextina “se desglosan sin violencia de la estrofa y del poema; se usan como aforismos o comentarios para diversas situaciones; se incorporan, en definitiva, a un espectro cultural más amplio, aunque sin perder necesariamente el hilo de la relación, tácita o explícita, con el texto originario” (2015: 310).
Si tomamos por caso los últimos dos versos de las estrofas tercera, cuarta, quinta y sexta del canto 2, podemos ver una constante semántica que las une y que tiene que ver con las tristezas que el gaucho padece por la pérdida de su núcleo familiar:
Su mujer en brazos de otro
Y sus hijos perdidos.- (vv. 179-180).
Se tira uno entre los yuyos
A llorar con amargura (vv. 185-186).
Se me hacia ver a mi china
O escuchar que me llamaba (vv. 191-192).
Por pensar en su mujer,
En sus hijos y en su pago (vv. 197-198).
Observamos que, en algunos de estos versos, Fierro se refiere a sí mismo en tercera persona. De esta manera, convierte su experiencia singular en una que padecen los gauchos que son forzados a llevar una vida errante, desprendida de su tierra y de sus afectos.
Por último, podemos destacar algunos versos finales de la sextina hernandiana que pueden aislarse del poema y leerse separadamente. Los que mejor funcionan con independencia del poema, en este sentido, son los consejos que Fierro da a sus hijos. En una gran parte de estas estrofas, los primeros cuatro versos preparan el consejo final, que adopta la forma de una máxima moral (para mayor claridad, estos últimos se encuentran destacados en cursiva):
Un padre que da consejos
Más que Padre es un amigo,
Ansí como tal les digo
Que vivan con precaución-
Naides sabe en qué rincón
Se oculta el que es su enemigo (vv. 4595-4600).
Hay hombres que de su cencia
Tienen la cabeza llena;
Hay sabios de todas menas,
Mas digo sin ser muy ducho-
Es mejor que aprender mucho
El aprender cosas buenas (vv. 4607-4612).
Las faltas no tienen límites
Como tienen los terrenos-
Se encuentran en los más buenos,
Y es justo que les prevenga;-
Aquel que defectos tenga,
Disimule los ajenos- (vv. 4625-4630).
En estas sextinas se puede ver que Fierro prepara el consejo antes de darlo de diferentes maneras. En la primera estrofa, capta la atención de sus hijos definiendo su posición paternal como la de un amigo que quiere cuidarlos de sus enemigos; en la segunda, pone en cuestión un modelo de sabiduría que tiene que ver con saber muchas cosas, para luego decir que mejor que la cantidad, es la calidad; en la tercera, acude a una metáfora vinculada con la naturaleza, comparando las faltas morales con los accidentes que surcan hasta los mejores terrenos, para así aconsejar que no se debe señalar los defectos de terceros sin hacerse cargo de los propios.
En conclusión, podemos afirmar que la elección de la sextina como estrofa principal del Martín Fierro es fundamental para entender su forma narrativa y la posibilidad de extraer versos del poema en forma de máximas. Esto explica, en parte, por qué la obra de José Hernández ha sido leída como un referente ineludible de la cultura argentina hasta convertirse en el gran poema nacional del país.