El reloj de Passepartout (Motivo)
El texto insiste en que reconozcamos al reloj de Passepartout como un guiño, una señal; hay una insistencia del narrador en que posemos la mirada sobre el hecho que, en todo huso horario que atraviesan en el viaje, el criado mantiene la hora de Londres. Sir Francis Cromarty o Fix señalan esto con sorpresa, pero el criado se niega a cambiar la hora. Esta perpetua atención sobre el reloj de Passepartout en particular, y sobre el tiempo en general, es un motivo recurrente en la novela.
Sin embargo, se trata de un guiño que no nos revela su verdadera naturaleza hasta el final, cuando, al llegar a Londres nuevamente, el reverendo señala la fecha y Passepartout se da cuenta de que han ganado todo un día viajando hacia el este, ganando así la apuesta. El reloj sincronizado en el horario de Londres a lo largo de todo el texto cobra sentido: esa información clave para ganar la apuesta estuvo ahí, siempre frente a nosotros, cada vez que Fogg, sir Cromarty, Fix o compañeros de viaje ocasionales le señalaban a Passepartout que su reloj estaba atrasado.
El colonialismo británico (Motivo)
Mientras Fogg y su grupo viajan por el mundo, las huellas del imperialismo británico aparecen repetidamente. Se encuentran con la arquitectura colonial en lugares exóticos como India y Hong Kong, e incluso Yokohama, en Japón, tiene áreas de aspecto europeo. Este motivo, junto con la extensión del sistema de transporte marítimo, el sistema de ferrocarriles y el telégrafo, símbolos de la revolución industrial, muestra cuán poderoso fue el Imperio británico durante la época en que se escribió esta novela. Comentarios alusivos a la eficacia de lo británico, a su educación, a la civilización que imparte (sobre todo en los episodios en India) dan cuenta de este motivo.
Aída (Símbolo)
Desde el punto de vista eurocéntrico del narrador, Aída simboliza la eficacia del colonialismo británico: su educación occidental, su manejo de la lengua y sus modales regocijan al narrador y a Fogg. Ella encarna el éxito de la colonia, ya que, además del extractivismo económico, uno de los objetivos principales de la expansión imperial es la colonización cultural.
Aída es una mejor versión de sí misma gracias a su educación británica, así como la India colonial es una mejor versión de la India. Rescatar a la joven parsi de su destino sacrificial en un rito calificado como bárbaro por parte de los viajeros europeos simboliza el rescate cultural de la India por parte del Imperio británico.
El Reform Club (Símbolo)
Este club de caballeros representa los valores sociales de la época en Londres. Sus integrantes son todos varones acaudalados de la ciudad. En el 1800 era frecuentado por muchos hombres asociados a la actividad bancaria.
El Reform Club simboliza la cúspide de la identidad inglesa de la época, ocupada por el refinamiento y los buenos modales, además de, por supuesto, el dinero. Sus miembros son personas interesadas en los avances científicos de la época y se consideran progresistas, pero en muchos aspectos tienden al conservadurismo.