El Aleph

El Aleph Resumen y Análisis "La espera", "El hombre en el umbral"

"La espera"

Resumen

Un hombre llega a un barrio en el que nadie lo conoce. Trata de pasar desapercibido y se cambia de nombre; dice llamarse Villari. Su vida transcurre sin demasiadas sorpresas, pero espera que en algún momento se reporte la muerte de su enemigo: Alejandro Villari. Los únicos sobresaltos en su vida se dan en sus sueños: por las noches sueña que Villari y otros hombres lo buscan para matarlo, pero él consigue defenderse con el revólver de su mesa de luz. Una mañana se despierta y encuentra a Villari y un hombre en su cuarto. Les pide que esperen y se da vuelta en su cama dándoles la espalda. El narrador se pregunta si lo hace para generar compasión en sus verdugos, para sufrir menos su muerte o para seguir soñando con la esperanza de que esto sea un sueño.

Análisis

El recurso narrativo que se destaca en el cuento “La espera” es la elipsis. La trama en este caso parece menos importante que el clima que Borges consigue a través de los aspectos de la historia del protagonista que no se revelan. Sobre él sabemos: que viene de Uruguay, su origen es italiano, está envuelto en algún ajuste de cuentas mafioso. No sabemos qué hizo para ser perseguido por Alejandro Villari, su enemigo. Tampoco sabemos su verdadero nombre, ni los motivos que lo llevan a esperar la muerte, como indica el título, en lugar de enfrentar a sus enemigos. Sin duda no se trata de un hombre cobarde o apocado; en una salida al cine se enfrenta a un hombre que lo empuja. Asimismo, cuando sueña en el ataque del que será víctima, siempre se defiende disparando su revólver. El motivo de su resignación, por lo tanto, es uno de los misterios que no se resuelven.

La misma identidad del personaje se diluye en el cuento, tal vez como consecuencia de la espera. Primero, el nombre que asume para esconder su identidad es el de su enemigo. Antes de que su destino se actualice, parecería que esa noción borgeana de que el destino de un hombre, su identidad, está contenido en un momento único y particular está presente en este cuento. Su propia identidad se deshace incluso antes de que sus enemigos lo encuentren. Por otra parte, sus días son tan rutinarios y monótonos que podría ser la identidad de cualquier hombre. Tan prosaica es su existencia que un dolor de muelas es descrito como un “horrible milagro” (p.140). La descomposición del protagonista es tal que cuando crea un vínculo con un perro lobo viejo, el narrador dice: “Su fatiga, algún día, se pareció a la felicidad; en momentos así, no era mucho más complejo que el perro” (p.140). Podríamos incluso considerar al lobo como un espejo de Villari: un hombre que fue valiente y brutal o agresivo como un lobo, pero ahora es viejo y dócil.

En un momento dado, su existencia es tan ordinaria, que parece irreal. Borges confunde la identidad de los dos Villari: “En otras reclusiones había cedido a la tentación de contar los días y las horas, pero esta reclusión era distinta, porque no tenía término -salvo que el diario una mañana trajera la noticia de la muerte de Alejandro Villari. También era posible que Villari ya hubiera muerto y entonces esta vida era un sueño” (p.139). Porque el protagonista asume el nombre de su enemigo, esta cita es ambigua y aporta al clima desconcertante del cuento. Por otra parte, la cita menciona la posibilidad de que todo sea un sueño. Lo onírico cumple una función importante en el cuento y es especialmente en el final. El narrador se pregunta si el gesto de Villari de dar la espalda a sus ejecutores no es un intento por su parte de volver a dormir y descubrir que es un sueño como tantos otros que ya tuvo sobre este enfrentamiento.

Se trata de un cuento que crea un clima onírico. Si bien el protagonista lleva una vida rutinaria, los lectores sabemos que está a la espera de algún peligro y que ha llegado a ese barrio para esconderse cuando siente que se ha equivocado al revelar aspectos de su vida: "Tengo la obligación de obrar de manera que todos se olviden de mí. He cometido dos errores: he dado una moneda de otro país y he dejado ver que me importa esa equivocación" (p.138). De este modo, hay dos cuestiones en tensión en este cuento: por un lado, Borges muestra los aspectos más prosaicos de la vida del protagonista, incluso nos muestra su visita al dentista, pero, por otro lado, el hombre está ahí a la espera de su muerte en lo que parece un ajuste de cuentas mafioso. La extrañeza no está dada solamente por esta contradicción, sino porque efectivamente los sueños son centrales a la trama. Mientras el hombre logra vivir su día a día con total disimulo, sus sueños revelan la constante amenaza de la ejecución y su fantasía de poder hacerle frente a ese destino inminente.

El final del cuento contribuye a que se desdibuje aún más la frontera entre lo real y lo onírico. Esto es lo que se dice sobre los sueños recurrentes del protagonista: “En los amaneceres soñaba un sueño de fondo igual y de circunstancias variables” (p.141). El día en que supuestamente llegan Villari y su acompañante, precisamente lo despiertan una mañana de invierno. El fondo del sueño es el mismo, las circunstancias anteriores mostraban al protagonista tomando su revólver para defenderse. No obstante, este sueño puede presentar una nueva variación de esas circunstancias. En definitiva, a pesar de ser un cuento más sencillo que otros de la colección -no tiene complejos razonamientos filosóficos, tampoco menciona textos y autores especializados o desconocidos para un lector promedio- Borges explora temas como el carácter irreal de la existencia y el destino.

Cabe remarcar que Borges menciona la Divina Comedia. La función parece ser caracterizar con más detalle al protagonista como alguien ajeno a las señales o los paralelismos entre su vida y lo que lee o ve en el cine. Se trata de un hombre que carece de toda sensibilidad sobre lo que sucede. Su vida como criminal o la espera de su muerte lo convirtieron en un hombre con una existencia insustancial e inútil. Incluso sus pasiones y deseos han sido neutralizadas: “ya no quería cosas particulares: solo quería perdurar, no concluir” (p.140). La vida de Villari puede ser perfectamente la historia de un hombre que, antes de que su destino sea efectivo, ya es un hombre muerto. Esto nos remite a lo que Borges incluye en otros de sus cuentos que tratan el tema del destino: “Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es” ("Biografía de Tadeo Isidoro Cruz", p.55) o lo que dice en "Emma Zunz": “Ya había empezado a vislumbrarlos, tal vez; ya era la que sería” (p.59). El protagonista vislumbra que es un hombre muerto y con esa conciencia muere antes de que ese destino se ejecute.

"El hombre en el umbral"

Resumen

Se trata de un cuento enmarcado. En la introducción, Borges narrador habla de un puñal que Bioy Casares trajo de Londres. Cristopher Dewey, amigo de Borges y Bioy, reconoce el puñal como un arma utilizada en el Indostán y cuenta una experiencia que tuvo allí como oficial. En este punto empieza el relato de Dewey en primera persona.

El gobierno británico envía a un escocés con mucho carácter y sangre guerrera a imponer orden en una región de la India. David Alexander Glencairn, que es como el narrador decide bautizar a su protagonista, logró establecer la paz por un tiempo. No obstante, tras unos años, llega la noticia de que Glencairn ha desaparecido. El jefe de Dewey, el narrador, lo envía a hacer averiguaciones para encontrar al escocés. Nadie está dispuesto a darle información a Dewey. Parece que las personas de la ciudad que gobernaba Glencairn como juez se han puesto de acuerdo para guardar el secreto. Las versiones sobre su paradero son contradictorias.

A continuación, Dewey encuentra a un hombre viejo. Cuando el narrador le dice que él es un juez que ha venido a investigar la desaparición del juez local, el hombre viejo le cuenta la historia de cómo llegaron los británicos a ese lugar para establecer un orden. Al principio las personas aceptaron el gobierno, pero pronto se sintieron defraudadas por los atropellos que sufrían. A tal punto llegaron los abusos del juez y sus oficiales, que las personas se rebelaron y secuestraron al juez para que enfrentara las denuncias de todas las personas que habían sido víctimas de su “justicia”. Luego, eligieron a un loco para que dictara sentencia al juez con la idea de que Dios habla a través de los locos. El viejo dice que nada se supo sobre el destino de ese loco, pero se decía que andaba desnudo por las calles. El juez fue condenado a muerte.

Luego de esta conversación, el juez Dewey ve una muchedumbre en medio de una celebración. Entre las personas ve a un hombre desnudo con una corona de flores y una espada ensangrentada. Dewey encuentra el cuerpo de Glencairn en las caballerizas.

Análisis

En este cuento un pordiosero viejo engaña a un oficial británico para permitir a la población vengarse del “cetro de hierro” (p.144) con el que gobierna el juez Glencairn en la ciudad de la India a la que fue asignado. Borges incluye algunos de sus tópicos preferidos, por ejemplo, un personaje cuyas características son consecuencia de su ascendencia guerrera. Asimismo, el cuento es una puesta en abismo del acto de contar: Dewey les cuenta a Borges y a Bioy Casares una historia que contiene un personaje que le cuenta al propio Dewey otra historia. Al igual que tantos otros cuentos, Borges establece conexiones con otras obras literarias; en este caso, el referente para Borges es Kipling, a quien menciona en el cuento y es uno de sus autores favoritos.

Si bien Borges no suele desarrollar extensamente la psicología de sus personajes, casi siempre los lectores pueden vislumbrar sus intenciones, preocupaciones e intereses. En este cuento, sin embargo, ninguno de los personajes tiene una personalidad elaborada que los haga memorables. Dewey, el narrador, tiene la tarea de buscar a un juez británico desaparecido, pero ese detalle parece una excusa para tener quién narre la historia en primera persona ante Bioy y Borges. El viejo tampoco cuenta lo sucedido hace mucho tiempo. El punto de inflexión ingenioso que incluye Borges es el hecho de que el viejo pordiosero es el hombre que condeno al juez que busca Dewey. Para permitir que el pueblo pueda cumplir con la sentencia, el viejo engaña a Dewey reteniendo su atención con una historia que él pretende que sucedió hace muchos años, pero que en realidad está sucediendo en ese mismo momento. La ironía surge el momento en que es verosímil que el relato que cuenta el viejo haya sucedido innumerables veces desde que los británicos gobiernan India y los jueces a cargo abusan de su poder y gobiernan con crueldad. De hecho, el juez Glencairn va a esa ciudad para imponer el orden tras una revuelta que perfectamente podía haber terminado con el juez en la misma situación que ahora se encuentra Glencairn.

Porque la historia de abuso y rebelión es verosímil, el viejo consigue captar la atención de Dewey y que este no pueda detener la ejecución de Glencairn. De todas maneras, la identificación entre el viejo con el que habla Dewey y el loco que describe el viejo en su relato no es sutil ni sorprende al lector. Otros cuentos de Borges presentan pistas sobre el misterio de manera más velada y el punto de inflexión verdaderamente toma por sorpresa al lector.