Correr como conejo (símil)
“—No se preocupe por lo que yo pueda decir —replicó Wilson—. Tengo que ganarme la vida. Ya sabe que en África ninguna mujer falla cuando dispara a su león y ningún hombre blanco sale nunca por piernas.
—Pues yo salí corriendo como un conejo —dijo Macomber".
En esta comparación, la expresión "correr como un conejo" de Macomber revela la intensidad y la naturaleza instintiva de su reacción ante una situación crítica. Este símil evoca la imagen de un conejo, conocido por su agilidad y rapidez al escapar de situaciones de peligro. Al utilizar este símil, Hemingway sugiere que Macomber, frente a la presión o el miedo, adopta una respuesta instintiva y evasiva, emulando la esencia misma de un conejo asustado. Esta elección de metáfora enfatiza la vulnerabilidad y la falta de valentía percibida en la reacción de Macomber, proporcionando una ventana reveladora hacia su carácter y sus complejidades emocionales.
Músculo como una joroba negra (símil)
“Recordaba el peso del profuso brocado de oro de su chaquetilla de torero sobre los hombros aquella calurosa tarde de mayo, cuando su voz era aún la misma en el ruedo que en el café, y cómo con el filo goteando en la punta apuntaba a ese lugar que estaba en lo alto de las espaldas del toro, ese polvoriento músculo que sobresalía como una joroba negra, recubierto de vello corto, que quedaba por encima de los cuernos astillados en la punta de tanto embestir la madera”.
El símil "músculo como una joroba negra" extraído de la descripción del torero, destaca la imponente presencia y la apariencia distintiva de la parte trasera del toro. Hemingway utiliza la imagen de la joroba negra como un elemento visual y táctil para transmitir la robustez y la singularidad del músculo. Esta comparación, rica en connotaciones visuales, sugiere una conexión entre la fuerza física del toro y su resistencia ante el embate constante en la arena. Además, el tono descriptivo de la joroba negra implica una cierta crudeza y dureza, reflejando la naturaleza implacable de la corrida de toros y, por extensión, del mundo que rodea al protagonista.
Suave como jarabe (símil)
“Se metieron en un taxi y fueron hasta Rimmily Hissa, siguiendo el Bósforo y rodeándolo, y luego salieron al frescor de la noche y se fueron a la cama y ella estaba tan bien dispuesta como parecía, pero suave, como un pétalo de rosa, como jarabe, el vientre liso, grandes pechos y no necesitaba ningún almohadón bajo las nalgas”.
En este símil, la suavidad de la mujer es equiparada a la textura y fluidez del jarabe. Hemingway emplea esta comparación para resaltar la delicadeza y la agradable sensación táctil de la piel de la mujer. El uso de "suave como un pétalo de rosa" y "como jarabe" crea una imagen sensorial rica que busca transmitir la sensualidad y la armonía física entre los amantes. Este símil no solo alude a la suavidad física, sino que también sugiere una conexión emocional y una experiencia íntima compartida, evocando una dulzura que trasciende lo meramente físico.
Cebras y ñúes como largos dedos (símil)
“Las cebras, ahora de lomos pequeños y redondeados, y los ñúes, unos puntitos cabezudos, parecían ascender mientras se movían como largos dedos por la planicie, desperdigándose en cuanto la sombra los alcanzaba".
La comparación de cebras y ñúes con "largos dedos" aporta una dimensión visual única a la escena de la planicie africana. Hemingway utiliza este símil para transformar la fauna en una especie de extensión natural, casi artística, que se desplaza por el paisaje. La imagen de los animales como "largos dedos" sugiere gracia y movimiento sin esfuerzo, así como una conexión armoniosa con la vastedad de la naturaleza. Además, la elección de animales específicos, como cebras y ñúes, revela la diversidad y la peculiaridad del entorno, contribuyendo a la riqueza visual y simbólica de la descripción.