“Era un sabio egoísta; un pozo de ciencia cuya polea rechinaba cuando de él se quería sacar algo” (p.14) (Metáfora)
Al describir la personalidad de su tío, Axel compara la sabiduría de Lidenbrock con un “pozo de ciencia”, como si de él se obtuviera conocimiento como se saca agua de las profundidades de la Tierra. Pero, en su caso, la polea que extrae el contenido del pozo rechina (se queja) porque no tiene interés en transmitir conocimiento. Aquí se plantea la paradoja de que Lidenbrock es un profesor al que no le gusta enseñar, o que enseña más para sí mismo que para los demás. Puesto que, después del viaje, Lidenbrock elige hacer pública su aventura y transmitir sus descubrimientos, podríamos afirmar que esta parte de su personalidad se transforma en el final.
“¡Qué inmensa estupefacción y terror se apoderaron de mí! Quedé al principio como herido por un rayo” (p.34) (Símil)
Después de haber descifrado el código de Saknussemm, Axel presiente inmediatamente el peligro que contiene el mensaje secreto, porque sabe que su tío querrá emprender aquel viaje temerario y que lo llevará con él. Compara así el terror que lo posee con haber sido fulminado por un rayo, relacionando el viaje al centro de la Tierra con una muerte segura. Que elija la imagen del rayo sugiere también que el viaje lo llevará a enfrentarse con los poderes de la Naturaleza.
“La luz de los aparatos, reflejada por las pequeñas facetas de la masa rocosa, cruzaba bajo todos los ángulos sus efluvios de fuego, y me parecía que viajábamos a través de un diamante hueco, en cuyo interior se quebraban los rayos luminosos en mil caprichosos destellos” (p.145) (Metáfora)
Axel utiliza esta metáfora de viajar a través de un diamante hueco para otorgarnos una imagen impactante del maravilloso efecto que producen sus luces en el interior de la Tierra, que refleja los ángulos y recovecos de un lugar acostumbrado a las tinieblas.
“Ya estábamos habituados a esta existencia de trogloditas. Para nada me acordaba del sol, de la luna, de las estrellas, de los árboles, de las casas, de las ciudades, ni de ninguna de esas superfluidades terrestres que los seres que viven debajo del astro de la noche consideran de imprescindible necesidad. En nuestra calidad de fósiles, nos burlábamos de estas maravillas inútiles” (p.159) (Metáfora)
Este comentario indica una suerte de inmersión de los viajeros en el entorno en el que se encuentran, cuyas maravillas se ponen en contraste con aquellas que pueden presenciarse en la superficie terrestre. La conversión metafórica en “trogloditas” y “fósiles” supone que Axel y los demás se han mimetizado con el ambiente, y son como habitantes subterráneos al igual que los restos de plantas y animales prehistóricos que descubren en su camino.
“Todas estas maravillas, yo las contemplaba en silencio. Me faltaban las palabras para manifestar mis sensaciones. Creía estar en algún planeta lejano, Urano o Neptuno, en los cuales se presentaban fenómenos de los que mi naturaleza terrestre no tenía conciencia” (p.185) (Símil)
Después de presenciar el inmenso océano subterráneo, ubicado dentro de una caverna aún más inmensa que posee una extraña luminosidad eléctrica, Axel siente que se halla en un lugar fuera del mundo conocido. Por eso compara aquel sitio con otros planetas del sistema solar, porque, aunque su tío siempre tenga explicaciones para lo que descubren, todo lo que ve es tan impresionante que parece resistir las leyes de la Naturaleza.