Vania dice que la propuesta de Serebriakov de vender la hacienda le parece maravillosa, cuando en realidad le parece una idea odiosa (Ironía verbal)
En la tercera escena del tercer acto, Serebriakov propone vender la hacienda. Vania responde de inmediato: "¡Justo!.. ¡Vender la hacienda!... ¡Magnífico! ¡Una idea maravillosa!" (p.58). El parlamento constituye claramente una ironía, en tanto el protagonista, que vive en la hacienda, considera terriblemente odiosa, desconsiderada y hasta ofensiva la propuesta del profesor.