"-¡Caramba! ¿Se trata de un misterio? -exclamé frotándome las manos-. Esto empieza a ponerse interesante. Realmente, le agradezco infinito su presentación... Como reza el dicho, «no hay objeto de estudio más digno del hombre que el hombre mismo»".
Watson pronuncia esta cita después de que completa sus negociaciones con Holmes, y los dos deciden convertirse en compañeros de piso. La frase del texto original: “The proper study of mankind is man” es una cita textual del Ensayo sobre el hombre de Alexander Pope (1688-1744), que dice: “Know then thyself, presume not God to scan; / The proper study of mankind is man” (Entonces conócete a ti mismo, no supongas a un Dios que investigar; / el estudio apropiado de la humanidad es el hombre). En esencia, esto es lo que hace Holmes para ganarse la vida, aunque Watson es quien pronuncia estas palabras. Holmes observa a los hombres y todos sus movimientos, expresiones y características físicas. Él es capaz de sacar la información más detallada de los fragmentos más pequeños. Además, dado que esta novela se cuenta a través de los ojos de Watson, él y el lector están observando y estudiando a Holmes, que es un hombre muy peculiar. Sin embargo, su personalidad nunca resulta del todo comprensible ni para el lector ni para Watson. La naturaleza enigmática de Holmes es lo que lo ha convertido en una creación literaria tan fascinante y perdurable.
"Tengo un oficio muy particular, sospecho que único en el mundo. Soy detective asesor... Verá ahora lo que ello significa. En Londres abundan los detectives comisionados por el gobierno, y no son menos los privados. Cuando uno de ellos no sabe muy bien por dónde anda, acude a mí, y yo lo coloco entonces sobre la pista. Suelen presentarme toda la evidencia de que disponen, a partir de la cual, y con ayuda de mi conocimiento de la historia criminal, me las arreglo decentemente para enseñarles el camino. Existe un fuerte aire de familia entre los distintos hechos delictivos, y si se dominan a la menuda los mil primeros, no resulta difícil descifrar el que completa el número mil uno".
Así define Sherlock Holmes su oficio, inaudito en ese momento. Con esta breve introducción explica a Watson a qué se dedica, lo cual constituía hasta entonces un enigma para su compañero. Watson al principio toma sus palabras con un poco de escepticismo, pero con el transcurso del tiempo él y el lector comprobarán que no son exageradas. Sherlock Holmes es un detective aficionado con conocimientos muy amplios y su genio está muy por encima del de los otros detectives de Londres en lo que respecta a la resolución de casos criminales.
"He contemplado la muerte bajo diversas apariencias, todas, sin embargo, más tranquilizadoras que la ofrecida por esa siniestra y oscura habitación a orillas de la cual discurría una de las grandes arterias del Londres suburbial".
La ciudad de Londres aparece personificada en esta cita. Londres era ya entonces una ciudad vasta y compleja, habitada por una amalgama amplia y a veces inestable de personas de diferente condición social. La disparidad entre ricos y pobres es notoria y el boom demográfico del siglo XIX provoca situaciones de vida problemáticas. En esta cita, Londres se representa con una persona cuyas arterias se extienden a lo largo de las distintas calles y caminos de la ciudad. Los transeúntes se mueven por la ciudad dándole vida, como la sangre corriendo por las arterias. El cuerpo se presenta como metáfora de la ciudad. El cuerpo es también un lugar donde queda expuesta la violencia. Así como el cuerpo puede ser herido o envenenado, también la ciudad, como cuerpo, puede ser violentada y vulnerada por el crimen.
"Se ha dicho que el genio se caracteriza por su infinita sensibilidad para el detalle -observó con una sonrisa-. La definición es muy mala, pero rige en lo tocante al oficio detectivesco".
Sherlock Holmes sabe que los detalles son esenciales. En la observación de los detalles encuentra a menudo la clave de la resolución de un caso. Los detalles son una fuente valiosa de información, pero para muchas personas suelen pasar desapercibidos. La sensibilidad para percibir detalles también aparece asociada al genio, y eso es lo que distingue a Holmes de los otros detectives de esta novela, Gregson y Lestrade, que tienen una mentalidad más prosaica.
"-De momento, no más aclaraciones, doctor; como usted sabe, los adivinadores malogran su magia al desvelar el artificio que hay detrás de ella, y si continúo explicándole mi método va a llegar a la conclusión de que soy un tipo vulgar, después de todo.
-Puede usted tener la seguridad de lo contrario -repuse-; ha traído la investigación detectivesca a un grado de exactitud científica que jamás volverá a ser visto en el mundo".
Sherlock Holmes sabe que en su método de investigación no hay nada mágico y que es accesible por medio de la lógica. Es cierto que requiere práctica y, además, se necesita un ojo atento a los detalles, pero nada excede a lo humanamente realizable. Según él, lo excepcional y deslumbrante que puede llegar a parecer su talento para resolver casos, se volvería vulgar si todo el mundo conociera su método. Por su parte, Watson sabe que aunque no haya nada mágico o sobrenatural en la capacidad deductiva de Holmes, el alcance de su talento es excepcional, y que ha llevado a la investigación detectivesca a un grado más alto y hasta entonces desconocido, gracias a sus conocimientos científicos.
"Existe una roja hebra criminal en la madeja incolora de la vida, y nuestra misión consiste en desenredarla, aislarla, y poner al descubierto sus más insignificantes sinuosidades."
Esta es una famosa frase de la novela. Le da al método científico y racional de resolver crímenes un matiz sentimental, apasionado y poético. La mezcla de racionalidad y encanto poético es lo que cautiva a los lectores de las novelas de Holmes desde finales del siglo XIX. Holmes es un paradigma de la Modernidad por su uso de la razón y de los poderes deductivos basados en la observación. Sherlock Holmes es pragmático y prefiere no sacar conclusiones apresuradas. Es un químico notable y muy versado en otras ciencias. Sin embargo, también es un excéntrico y un diletante. Las historias de Holmes tienen un matiz mágico y en eso consiste su capacidad para seducir e intrigar a los lectores. Esta cita une la razón y la practicidad (la necesidad de encontrar al responsable de un asesinato) con la poesía (la vívida invocación de Holmes al crimen como una "roja hebra criminal"). Pero además, en contraste con "la madeja incolora de la vida", el crimen parece dar para Holmes un tinte emocionante a la vida monótona.
"Sin la imaginación no existe el miedo".
El asesinato en Lauriston Gardens tiene "trastornado" (p. 66) a Watson. A pesar de que ha participado en la guerra en Afganistán y ha visto morir a muchos de sus compañeros, este caso lo conmueve de manera particular. Holmes entiende que el motivo de esto es el misterio que envuelve a la muerte del hombre; misterio que "estimula la imaginación" (p. 66). Este es un tema recurrente en la obra, la falta de explicaciones da lugar a todo tipo de conjeturas y eso conduce al miedo en la mayoría de las personas. En cambio, el miedo desaparece con las explicaciones. Para Holmes todas la particularidades del caso, más que encerrar un misterio, esconden evidencias que conducen a la explicación de los hechos.
“No debe confundirse lo insólito con lo misterioso. Cuanto más ordinario un crimen, más misterioso también, ya que estarán ausentes las características o peculiaridades que puedan servir de punto de partida a nuestro razonamiento. El asesinato hubiera resultado infinitamente más difícil de desentrañar si llega a ser descubierto el cadáver en la calle y no acompañado de esos aditamentos sensacionales y outré, los que le conferían, precisamente, un aire peculiar. Los detalles extraordinarios, lejos de estorbar esta investigación, han servido para facilitarla”.
Esta cita ofrece más información sobre la forma en que funciona la mente de Holmes. Acá le explica a Watson que todos los pequeños detalles de este caso (la palabra "Rache", el anillo, el veneno, la casa vacía, el borracho en la calle) ofrecen muchas pruebas y no son simplemente elementos extraños. De nuevo, lo que resulta sensacional para Watson, para la mentalidad de Holmes es una fuente de indicios que ayuda a desentrañar el misterio. Holmes revela en este fragmento su dogma personal. Más adelante repite la misma idea: "Lo extraordinario constituye antes que un estorbo, una fuente de indicios” (p. 180) Y también la idea aparece formulada en otras obras de Sherlock Holmes: "La singularidad es casi siempre una clave. Cuanto más simple y común es un crimen, más difícil es de resolver" (El misterio del valle de Boscombe); "Cuanto más extraño es algo, menos misterioso resulta ser" (La liga de los pelirrojos). Por otro lado, los elementos sensacionales hacen que la historia sea más atrayente e intrigante, y acrecientan el renombre dado a Holmes, por la capacidad que posee para resolver tales crímenes.
"-No les incumbe saber por qué odiaba yo a estos hombres -dijo-. Importa tan sólo que eran responsables de la muerte de dos seres humanos (un padre y una hija), y que, por tanto, habían perdido el derecho a sus propias vidas. Tras el mucho tiempo transcurrido desde la comisión del crimen, me resultaba imposible dar prueba fehaciente de su culpabilidad ante un tribunal. En torno a ella, sin embargo, no alimentaba la menor duda, de modo que determiné convertirme a la vez en juez, jurado y ejecutor. No hubiesen ustedes obrado de otro modo a ser verdaderamente hombres y encontrarse en mi lugar".
Jefferson Hope, el asesino de Drebber y Stangerson, demuestra ser un personaje por quien uno puede sentir simpatía. Las investigaciones de Holmes revelan que es inteligente, trabajador, respetable y no un hombre de sangre fría o codicioso. El relato de la historia de Hope y la explicación de los asesinatos arroja una luz aún más comprensiva sobre él. Esta cita ejemplifica todo el razonamiento que condujo al hombre a realizar sus acciones. Él tomó la decisión de hacer justicia por mano propia porque el sistema legal ya no podía hacer nada por él, después tanto tiempo transcurrido desde los crímenes que Drebber y Stangerson habíancometido. Hope, convencido de que esos crímenes merecen ser vengados, emprende la persecución de los responsables, sabiendo que es la única persona que puede hacerlo.
"Quien quiera de ustedes que haya anhelado una cosa, y por espacio de veinte años porfiado en anhelarla, hasta que de pronto la ve al alcance de su mano, comprenderá mi estado de ánimo. Encendí un cigarro para calmar mis nervios, mas me temblaban las manos y latían las sienes de pura excitación. Conforme guiaba el coche pude ver al viejo Ferrier y a la dulce Lucy mirándome desde la oscuridad y sonriéndome, con la misma precisión con que les veo ahora a ustedes".
Hope tiembla de excitación cuando el momento de la venganza es inminente. Ha esperado veinte años esa ocasión. El lector puede sentir ahora simpatía por el asesino de Drebber y Stargerson, que no persiguió otro fin en su vida que el de vengar la muerte de sus seres queridos y que, cuando la ocasión de hacerlo se le presenta, los imagina a ellos finalmente sonrientes.