Resumen
Canción del esposo soldado
El yo lírico toma la voz de un esposo soldado y se dirige en segunda persona a su esposa. Le dice, en primer lugar, que ha poblado su vientre de amor. Luego la describe destacando su belleza morena y su sensualidad. A continuación, afirma que la quiere entre las balas, sobre los ataúdes y sobre los muertos. Le pide que le escriba y afirma que él, en el frente, está defendiéndola a ella y al hijo que lleva en su vientre. Confía en que este nacerá envuelto en victoria.
Campesino de España
El yo lírico dice que su lengua “traspasada por junio / por España y la sangre” (p. 48) se levanta para llamar al campesino. Describe las injusticias que están sufriendo los jornaleros a manos de los opresores, y les pide que despierten, ya que todavía no es tarde para luchar. Se dirige específicamente a aquellos campesinos que aún no están luchando y los acusa de ser cómplices con su pasividad. Después describe el modo en que el ejército republicano hace retroceder al ejército enemigo. A continuación, el yo lírico afirma que los republicanos serán los vencedores del conflicto bélico. En la última estrofa, les pide por última vez a los campesinos que despierten y luchen.
Pasionaria
Este poema está dedicado a Dolores Ibárurri, “La pasionaria”, líder comunista que luchó en la Guerra civil española en el bando republicano.
El yo lírico afirma que él morirá cantando y de cara a las cosas bellas. Luego, describe a una mujer valiente, a quien siente ganas de besarle los pies en agradecimiento. Sostiene que esta mujer está hecha de fuego: es una vasca que nació “para dar dirección a los vientos” (p. 49). A continuación, describe el poder de llegada que tiene esta mujer en los trabajadores del pueblo y asegura será un eterno consuelo y refugio para los oprimidos.
Euzkadi
El yo lírico comienza afirmando que Italia y Alemania “lanzaron las arañas más negras de su nido” (p. 51) contra España, pero el país no ha caído. España es inabarcable y mientras no se pierda todo, no se ha perdido nada: el futuro es prometedor. La muerte de aquellos que han caído en Euzkadi anima a luchar a los vivos, pero quien se detiene a llorar a los muertos será vencido. Finalmente, dice que si a España le quedara solo un grano, este alcanzaría para que los republicanos salven a España.
Fuerza del Manzanares
El yo lírico dice que nadie puede estrangular su voz de bronce. Luego afirma que el río Manzanares, de Madrid, antes era “una gota de metal mezquino” (p. 53), pero ahora es una trinchera. Manzanares “merece ser mar entre los mares” (p. 53); es un río al que no se lo puede herir con balas. El yo lírico dice que él ha defendido a ese río y a Madrid. Los soldados que defienden Madrid de los opresores están cansados, pero siguen en pie. El alma combativa de Madrid inunda las naciones.
Análisis
“Canción del esposo soldado” es el único poema de la obra en el que cambia el yo lírico. Aquí, quien habla no es una voz poética identificable a la figura autoral, sino una que se asocia con la de un esposo soldado. Ambas tienen en común un punto fundamental: no se olvidan de aquellos a quienes se deben, ni siquiera en medio de las balas y los muertos. Así como el yo lírico le canta a su pueblo sentado sobre los muertos, el esposo soldado le canta a su esposa “cercado por las balas, / ansiado por el plomo” (p. 45).
El esposo soldado, además de amar a su esposa, la desea profundamente. Este poema también se caracteriza por ser el único que tiene, en este sentido, ciertas pinceladas eróticas:
Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos
de cierva concebida (p. 45).
Al igual que con poemas anteriores, la mujer vuelve a presentarse en estos versos como figura frágil y que ha de mantenerse alejada del peligro:
Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te rompas al más leve tropiezo,
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo (p. 45).
Al respecto, es importante aclarar que en la Guerra civil española participaron en total siete mil mujeres y trescientos diez mil hombres. La diferenciación de género que realiza Hernández en Viento del pueblo no se basa solamente en una apreciación personal, sino que debe comprenderse dentro de un contexto general en el que se consideraba a las mujeres como seres frágiles que no eran apropiadas para el combate. Por eso mismo, Hernández les dedica un poema a aquellas mujeres “excepcionales” que combatieron como Rosario, “la dinamitera”, y la protagonista del poema “Pasionaria”, Dolores Ibárruri.
Dolores Ibárruri, alias “Pasionaria”, fue una importante política española, miembro del Partido Comunista de España y diputada de la Segunda República. Durante la Guerra Civil, “Pasionaria” se convirtió en una figura mítica: sus discursos y arengas en favor de la causa republicana tenían una enorme llegada en el pueblo. Su discurso más famoso lo pronunció en la radio el 19 de julio de 1936. Ese día, Ibárruri exclamó la consigna “No pasarán”, que se convirtió en un lema fundamental de los republicanos.
En el poema “Pasionaria”, Hernández destaca precisamente esa capacidad de Ibárruri para llegar al pueblo a través de la palabra:
Por tu voz habla España la de las cordilleras,
la de los brazos pobres y explotados,
crecen los héroes llenos de palmeras
y mueren saludándote pilotos y soldados (p. 50).
Si bien no se tiene certeza sobre las fechas específicas en que Hernández escribió los diferentes poemas de Viento del pueblo, en algunos casos es posible especular al respecto. Por ejemplo, “Primero de mayo de 1937”, decimonoveno poema de la obra, muy probablemente fuera escrito en ese mismo día, antes de que se desarrollen los fatídicos acontecimientos de las “Jornadas de mayo de 1937”. “Campesino de España”, por su parte, es el vigésimo segundo poema de la obra y, tal como lo dice el yo lírico en el primer verso, está situado en junio. Es decir que, entre el poema decimonoveno y el vigésimo segundo de la obra ha pasado un mes, el mayo fatídico de los republicanos, algo que se aprecia en el tono del yo lírico.
Así, el primero de mayo Hernández aún transmite en sus versos un discurso cargado de vigor y loas para los luchadores. Un mes después, en “Campesino de España”, les suplica a los campesinos que se despierten y luchen. Repite una y otra vez la consigna “no es tarde”, que responde claramente a la sensación de que la guerra está casi perdida. Aquí, el yo lírico ya no apela a exaltar las virtudes de los campesinos, como lo hace en gran parte de Viento del pueblo, sino que cambia de estrategia y confronta con ellos llegando al punto de vituperarlos. Les dirige, así, estas duras palabras:
Perdición de tus hijos,
maldición de tus padres,
que doblegas tus huesos
al verdugo sangrante,
que deshonras tu trigo,
que tu tierra deshaces,
campesino, despierta,
español, que no es tarde (p. 47).
Esta sensación de desesperanza se mantiene en “Euzkadi”, el anteúltimo poema de la obra. Euzkadi es un neologismo creado en 1896 para denominar a la zona vasca de España. Esta zona fue continuamente bombardeada por el ejército franquista entre junio de 1936 y agosto de 1937. De hecho, los historiadores afirman que existieron dos mil bombardeos en cuatrocientos días con un saldo de casi mil cuatrocientos muertos.
Es probable que Hernández haya compuesto el poema “Euzkadi” en julio de 1937. En ese mes, los bombardeos en el país vasco fueron aún más cruentos. Así, pese a que “Euzkadi” intenta ser esperanzador, el tono del yo lírico transmite un profundo pesimismo. El famoso verso “Si no se pierde todo no se ha perdido nada” (p. 51) da a entender que, paradójicamente, los republicanos han perdido casi todo. Lo mismo se aplica a estos versos de la última estrofa: “Si fuera un grano lo que nos quedara, / España salvaremos con un grano” (p. 52). En definitiva, en este poema Hernández le ruega a su pueblo que no se rinda. Le pide que no llore a los muertos, sino que siga luchando por ellos. Afirma que los muertos les infunden valor a los vivos, pero no deben ser llorados, y le pide al pueblo que grite “Venceré”, para no ser vencido. En las palabras parece estar resguardada la postrera esperanza del poeta.
En el último poema de la obra, “Fuerza del Manzanares”, el yo lírico concentra sus esperanzas en Madrid. Afirma que los enemigos han avanzado, pero no han logrado llegar a donde más querían. La capital de España se construye como una fortaleza inexpugnable que salvará a los republicanos de la derrota. El río Manzanares se configura como un símbolo de esa fortaleza. Según el yo lírico, la fuerza del Manzanares crece cuando el enemigo se acerca a la ciudad y lo impide ingresar en ella. Territorio y pobladores, de este modo, se identifican en su resistencia ante el enemigo.
Cabe destacar que durante toda la Guerra civil española se llevaron a cabo numerosos combates a la vera del río Manzanares, en el denominado “Parque lineal Manzanares”. Las dos batallas más importantes fueron la batalla de Madrid y la batalla del Jarama. En la primera vencieron los republicanos; en la segunda, los falangistas.
Pese a que Madrid finalmente cayó en manos del ejército de Franco, el poema de Hernández contiene una gran verdad: la capital española fue el pilar más fuerte de los republicanos en la Guerra Civil. Recién en marzo de 1939, tras tres años de intentarlo, los falangistas lograron apoderarse de Madrid. En ese preciso momento, la Guerra civil española llegó a su final. El poder quedó, tras ello y por varias décadas, en manos del dictador Francisco Franco.