San Manuel Bueno, mártir

San Manuel Bueno, mártir 'San Manuel Bueno, mártir': ¿novela o nivola?

“Nivola” es un término inventando por Miguel Unamuno para referirse a sus propias obras literarias, especialmente a aquellas que, a priori, eran consideradas novelas. Con introducción de este término, Unamuno pretende diferenciar sus obras de la novela realista que predominaba a comienzos del siglo XX en la escena literaria española.

El concepto lo utiliza por primera vez en Niebla, obra de Unamuno del año 1907. Esta obra tiene la particularidad de que el protagonista, Augusto Pérez, conversa (y discute) constantemente con Miguel Unamuno, personaje ficcional construido por el autor real (recordemos que en el epílogo de San Manuel Bueno, mártir también aparece Unamuno como personaje ficcional). En varias de esas conversaciones entre Augusto Pérez y Unamuno se hace referencia al concepto de “nivola” y a sus diferencias con la novela.

Unamuno, el personaje-autor, afirma que la obra que está escribiendo no se adapta a las reglas de las novelas y que, por lo tanto, será una nivola. Es importante destacar que la obra sobre la que Unamuno, el personaje-autor, discute con Pérez, es Niebla. Es decir, el personaje Unamuno habla con el protagonista de la obra que el lector está leyendo. Más adelante, incluso, Unamuno, el personaje-autor, decidirá matar a Pérez y la muerte de Pérez llegará pocas páginas después. Basta con este ejemplo para demostrar que Niebla no se adapta a las características típicas de la novela realista española.

Ahora bien, ¿qué es lo que Unamuno, el autor real, de carne y hueso, rechaza de la novela realista? Son tres cuestiones fundamentales: la búsqueda de profundidad psicológica en los personajes, las descripciones excesivamente realistas y la narración llevada a cabo a través de un narrador omnisciente, en tercera persona.

En contraposición a esto, Unamuno afirma que las nivolas son relatos dramáticos donde lo que más importa son las realidades íntimas, y no el realismo totalizador. Es decir, pretende que sus nivolas se concentren en lo que le sucede íntimamente a los personajes en determinadas situaciones, en lugar de intentar capturar toda la realidad: el contexto histórico, la vida previa, la historia familiar. Según Unamuno, en esos intentos realistas de captar el todo se pierde la única verdad que importa: la verdad íntima de cada personaje. En otras palabras, según Unamuno, el realismo, en su intento de ver todo, termina por no ver lo único que importa.

Entonces, ¿cuáles son las características fundamentales de la nivola? En primer lugar, son obras en las que predomina un solo tema y se lo analiza profundamente, a través de la reflexión de los personajes. Estos, por su parte, no tienen un gran desarrollo psicológico; están definidos por un solo rasgo. Encarnan una idea o una pasión, y eso los hace entrar en conflicto con el mundo. No tienen muchas facetas, como sí tienen los personajes de la novela realista. En tercer lugar, las nivolas tienen como rasgo distintivo, también, la velocidad. Unamuno denomina “gestación vivípara” la de sus nivolas. A diferencia de las novelas realistas, el conflicto en las nivolas aparece prontamente, sin grandes introducciones. Los ejemplos más claros de nivola son Niebla, Abel Sánchez, Amor y pedagogía y La Tía Tula.

¿Y San Manuel Bueno, mártir? Si se revisan las características de la nivola, es difícil hacer encajar plenamente esta obra dentro de esta categoría. Por un lado, es cierto que el tema de la fe y la verdad predomina en toda la obra, y es analizado profundamente a través de la reflexión de los personajes. Pero, por otro lado, es incorrecto afirmar que los personajes no tienen un gran desarrollo psicológico. Don Manuel, fundamentalmente, es sumamente complejo. Tiene muchas facetas. Incluso se habla de su infancia, de cómo pensaba y creía cuando era niño, y cómo eso se fue transformando. Ángela también es un personaje complejo que cambia desde la niñez hasta su adultez. Quizás Lázaro, el progresista, sí es un personaje que se define por un solo rasgo, aunque luego de conocer a Don Manuel cambia, y se vuelve mucho más complejo.

Además, San Manuel Bueno, mártir tiene una importante introducción. Antes de adentrarnos en el conflicto de la verdad oculta de Don Manuel, Ángela narra durante un tercio de la obra cómo era ese personaje, cómo había sido cuando ella era niña y cuáles eran sus actividades diarias, entre otras cosas. Recién cuando el personaje está plenamente presentado, el conflicto de la obra aparece en escena.

Sin dudas, San Manuel Bueno, mártir no es una novela realista española clásica (no olvidemos que, por ejemplo, su acción sucede en un pueblo mítico), pero tampoco se adapta a las características con las que Unamuno definió a la nivola. En definitiva, San Manuel Bueno, mártir es una obra tan compleja que no se puede encasillar en una categoría, ni siquiera en aquella inventada por su propio autor.

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