Capítulo 7
Jem está “callado y de mal humor” después del incidente de los pantalones. Comienza un nuevo año escolar, y Scout siente que el segundo grado será igual de aburrido que fue el primero. Un día, ella y Jem vuelven a casa caminando juntos y Jem le confiesa que cuando encontró sus pantalones aquella noche, estaban doblados, y las roturas habían sido cosidas, como si alguien supiese que él iba a regresar por ellos. A Jem esto le parece muy inquietante. Después, los niños encuentran una madeja de hilo en el agujero del árbol de los Radley. De nuevo, no están seguros si es un regalo o no, así que lo dejan allí por algunos días. Cuando sigue estando allí con el pasar de los días, lo toman y deciden que todo lo que esté en ese agujero se lo pueden llevar.
Jem está emocionado por el sexto grado porque va a aprender sobre el Egipto antiguo. Jem le dice a Scout que la escuela mejorará en algún momento. Un día de octubre, encuentran dos pequeñas figuras en el agujero: un niño y una niña hechos de jabón. Después de examinarlas en detalle, se dan cuenta de que las figuras son ellos dos. Se preguntan quién podría haberlas hecho; tal vez el señor Avery, un vecino que talla en madera. En un par de semanas, encuentran un paquete de goma de mascar, una vieja medalla de una competencia de deletreo, un reloj de cadena roto, y un cuchillo de aluminio. Jem no puede arreglar el reloj, pero él y Scout deciden escribir una carta de agradecimiento a la misteriosa persona que les está dejando estos regalos. Una vez escrita, la dejan en el agujero. Al día siguiente, se horrorizan al descubrir que alguien tapó el agujero con cemento. Le preguntan al señor Radley si sabe algo, y él alega que el árbol se está muriendo y que rellenar el hueco con cemento lo mantendrá vivo. Jem queda en la sospecha tras esta explicación, y cuando le pregunta a Atticus al respecto, Atticus contesta que el árbol se ve muy saludable, pero que el señor Radley debe tener sus buenas razones para rellenar el agujero. Jem piensa en lo que dijo Atticus sobre quién podría ser la persona que deja esos regalos. Jem se para en el porche solo por un rato tiempo. Cuando él entra, Scout piensa que parece que hubiese estado llorando.
Capítulo 8
Llega el invierno a Maycomb y nadie esperaba que fuera tan duro. El señor Avery culpa a los niños de causar este mal clima al decir que los niños desobedientes hacen que cambien las temporadas. La señora Ridley muere, y Atticus va a la casa Radley para dar el pésame. Cuando Scout le pregunta varias veces sobre Boo, Atticus dice no haberlo visto allí.
Hay una tormenta de nieve, y es la primera que Scout y Jem han experimentado. La escuela se cancela, y Jem y Scout deciden hacer un muñeco de nieve. Sin embargo, no hay mucha nieve, y Jem y Scout ni siquiera están seguros de cómo se hace un muñeco de nieve. Determinados, deciden hacerlo usando tierra y nieve que recolectan de su patio y del de la señorita Maudie. El muñeco de nieve se parece bastante al señor Avery. Atticus admira su trabajo, pero sugiere que oculten la identidad de su creación para no ofender a su vecino. Jem le pone al muñeco de nieve el sombrero y las tijeras para podar de la señorita Maudie; ella se ríe de la personificación.
La noche que le sigue a la tormenta es muy fría. Scout se despierta en el medio de la noche con Atticus inclinado sobre ella; su padre le dice que debe levantarse y salir, la casa de la señorita Maudie está en llamas. Tres camiones de bomberos intentan apagar las llamas, pero el frío dificulta todo, y una de las mangueras explota. Atticus hace que los niños esperen en la casa de los Radley para que no estén en el medio del camino. Frente al patio de los Radley, esperan temblando que las llamas no se acerquen a su propia casa. La casa de la señorita Maudie se viene abajo y su techo de lata ayuda a extinguir las llamas. Scout entiende que la señorita Maudie tendrá que vivir en la casa de la señorita Stephanie por un tiempo.
Ya en su casa, Atticus nota que Scout tiene una manta que la envuelve y la regaña por alejarse del lugar donde debía quedarse. Scout le explica que ni ella ni Jem se fueron del patio de los Radley y que no sabe de dónde viene la manta. Caen en la cuenta de que Boo Radley debe haber colocado la manta sobre Scout mientras ella y Jem estaban hipnotizados por el fuego. El señor Radley, su hermano, había estado ocupado ayudando a todos los que estaban en la casa de la señorita Maudie, así que Boo es la única persona que podría haberle dado la manta a Scout. Scout está asombrada que estuvo tan cerca de Boo sin haberse dado cuenta.
La señorita Maudie está inesperadamente animada respecto al hecho de que su casa quedara reducida a cenizas y dice que quería una casa más chica de todos modos porque siempre quiso un jardín más grande. También comenta que el incendio probablemente comenzó porque dejó el fuego encendido aquella noche para que los tiestos de sus plantas no se congelaran.
Capítulo 9
Un niño de la escuela, Cecil Jacobs, molesta a Scout al decirle que su padre “defiende a niggers (término muy peyorativo para negros en los estados unidos, menos tabú en época de apartheid legal)”. Scout no aceptará que insulten a su padre y pelea con Cecil. Más tarde, le pregunta a Atticus sobre el significado de la frase, y él explica que decidió defender a una hombre afroamericano llamado Tom Robinson, que vive en un asentamiento detrás del vertedero municipal. Atticus dice que muchos habitantes del pueblo piensan que no debería defender a Tom porque es afroamericano. Scout le pregunta por qué lo hace si la gente se opone, y Atticus responde que si él no toma el caso, “no podría caminar por la ciudad con la cabeza alta” ni representar al condado en la legislatura ni mandar a sus hijos. Atticus explica que cada abogado tiene al menos un caso en su vida que lo afecta personalmente y que éste era el suyo. Le manda conservar la calma, a pesar de todo que la digan al resto, y pelear con su mente, no con sus manos. Scout le pregunta si ganará el caso, y Atticus responde que no, pero “el hecho sencillo que hayamos perdido cien años antes de tomar el caso no es motivo ninguno para que no intentemos ganarlo”. Le dice que no importa lo que suceda, las personas de Maycomb siguen siendo sus amigos, y este sigue siendo su pueblo.
De regreso en la escuela, Scout se esfuerza por no pelear. El tío Jack viene a Maycomb para quedarse una semana con ellos, cosa que Scout disfruta porque él tiene un gran sentido del humor, a pesar de ser médico. Scout ha intentado decir groserías porque tiene la teoría de que Atticus no la obligará a ir a la escuela si se entera de que ella las aprendió allí; pero después de cenar, el tío Jack le dice que no las use en su presencia a menos que sea una situación que realmente lo merezca. Para la Navidad, tanto Jem como Scout reciben de regalo rifles de aire comprimido y están muy conformes.
Atticus y los niños van a Finch’s Landing, una casa enorme con una escalera especial que lleva a las habitaciones de las cuatro hijas de Simon Finch y que alguna vez le permitió a Finch vigilarlas. Scout odia ir allí porque su tía Alexandra siempre le dice que debe actuar más como una dama: usar vestidos y no pantalones, y jugar con juguetes de niña, como juegos de té y joyas. La tía Alexandra hiere los sentimientos de Scout y, a la hora de cenar, la obliga a sentarse en una mesa pequeña y no en la mesa de los adultos, donde se sientan Jem y Finch. Francis es el nieto de la tía Alexandra, y Scout lo llama “el niño más aburrido que conocí en toda mi vida”. Cuando habla con Francis, Scout tiene la sensación de “hundirme lentamente en el fondo del océano”. Lo único positivo de estar en Finch’s Landing es que la tía Alexandra excede como cocinera.
Después de cenar, Francis y Scout están en el patio trasero cuando Francis acusa Atticus de ser “amante de los negros (nigger-lover)” y dice que será la perdición de la familia, que ni siquiera podrá caminar por las calles de Maycomb. Scout espera pacientemente su oportunidad y le da un puñetazo directo en la boca. Francis grita, y todos salen corriendo. Francis dice que Scout lo llamó “ramera” (whore-lady) y le saltó encima, algo que Scout no niega. El tío Jack le dice a Scout que no use ese tipo de lenguaje y la sujeta cuando ella intenta escaparse. Scout le dice que lo odia. Atticus dice que ya es hora de volver a casa.
De vuelta en la casa, Scout corre a su habitación para estar sola. El tío Jack sube para charlar con ella sobre su lenguaje. Scout le dice que él no entiende muy bien a los niños porque que jamás escuchó su versión de la historia. El tío Jack le pregunta cuál es su versión, y Scout le dice lo que dijo Francis sobre Atticus. El tío Jack está muy preocupado y quiere hablar inmediatamente con la tía Alexandra, pero Scout le pide que no le diga nada a Atticus ya que no quiere que se entere él de que ella rompió el acuerdo de no pelear más por el caso de Tom Robinson.
Scout escucha al tío Jack hablando con Atticus. El tío Jack explica que no quiere tener hijos porque no los entiende del todo. Atticus reflexiona que Scout necesita aprender a controlar su carácter porque en los próximos meses, la familia estará en el ojo de la tormenta. Jack pregunta qué tan malo será, y Atticus responde que no podría ser peor: el caso consiste básicamente en la palabra de un hombre afroamericano contra la palabra de una familia de blancos, los Ewell. También juzga imposible que el jurado le crea a su cliente y no a un blanco. Atticus solo espera que sus niños sobrevivan el juicio sin que contraigan “la enfermedad corriente de Maycomb”, el motivo de que “personas razonables se pongan a delirar como dementes apenas surge algo relacionado con un negro”. Atticus espera que Jem y Scout acudan a él si tienen preguntas, y no al pueblo. En ese momento llama a Scout y le dice que vaya a dormir. Ella vuelve corriendo a su habitación. Años después, la narradora, una Scout adulta, nos explica que con el tiempo entendió que Atticus quiso que ella escuchara todo lo que él decía a Jack.
Capítulo 10
Scout duda que su padre pueda “hacer” otra cosa que no sea el oficio de abogado; no le gustan los trabajos físicos y no juega a la pelota. Es mucho más viejo que los padres de sus compañeros, lo que le dificulta participar en esas actividades. Además, Atticus usa lentes porque casi no ve de un ojo. En lugar de cazar, le gusta sentarse y leer dentro de la casa. Scout está un poco avergonzada de su padre porque pareciera que no puede hacer nada que valga la pena. Atticus les dice a Scout y a Jem que pueden usar sus rifles de aire comprimido para dispararles a latas y a azulejos, pero que es un pecado matar un ruiseñor. La señorita Maudie lo confirma y le dice a Scout: “Tu padre tiene razón. Lo único que hacen es cantar bellamente para nuestro deleite. No estropean los frutos de los huertos, no anidan en los arcones del maíz, no hacen nada más que derramar su corazón, cantando para nuestro deleite. Por eso es pecado matar un ruiseñor”.
Un día, un perro de nombre Tim Johnson aparece en el vecindario, a una cuadra de la casa de los Finch. Tiene una apariencia extraña y camina lento, con un tic. Los niños le avisan a Calpurnia, que al ver al perro, llama de inmediato a Atticus para decirle que hay un perro con rabia en el vecindario. A continuación, Calpurnia llama al operador del pueblo para que les avise a todos los vecinos. Incluso corre hasta la casa de los Radley y les grita que tengan cuidado. Atticus y el sheriff, Heck Tate, llegan al lugar; y el sheriff le da un arma a Atticus. El perro está tan cerca de la casa de los Radley que al tirarle directamente, la bala podría entrar a la casa. Atticus le dispara de mala gana al perro. El perro se desploma. Jem queda pasmado por la precisión del disparo de su padre. La señorita Maudie les dice a los niños que su padre solía ser conocido como “Finch un disparo”, el mejor tirador del condado. Les dice que él no dispara a menos que tenga que hacerlo porque siente que cuando tiene un arma en sus manos, Dios le da una ventaja injusta por sobre otros seres vivos. Scout quiere contarles a todos en la escuela sobre el incidente, pero Jem le pide que no lo haga. Jem le explica que a él no le importa si Atticus “no pudiera hacer nada” porque Atticus es un caballero.
Capítulo 11
Cuando se dirigen a ver a Atticus a la salida del trabajo, Scout y Jem deben pasar por la casa de la señora Dubose. La señora Dubose es una malvada anciana que se sienta en su porche delantero a gritar e insultar a Jem y a Scout cada vez que pasan. El día siguiente al cumpleaños duodécimo de Jem, él y Scout van al pueblo a gastar parte del dinero que recibió de regalo. En el camino, la señora Dubose le grita a Jem que él había destruido la parra de uvas de la señorita Maudie aquella mañana, lo que era mentira, y le grita a Scout por llevar puesto un mameluco. En ese momento, empieza a gritarles sobre cómo Atticus defiende a negros y dice que Atticus no es mejor que “las basuras para las que trabaja”. Jem intenta seguir el consejo de Atticus respecto a la señora Dubose: mantén la cabeza alta y sé un caballero. En el pueblo, Jem se compra un modelo de locomotora a vapor y le compra a Scout un bastón que hacía rato que quería.
De camino a casa, en un ataque de ira repentino, Jem toma el bastón de Scout y corta todas las flores del árbol de camelias de la señora Dubose; luego parte el bastón a la mitad. Scout mira asombrada y comienza a gritar. Regresan a casa y esperan de forma deprimente que Atticus vuelva, seguros de que están en problemas. Atticus regresa a casa con los capullos verdes de las camelias y el bastón roto de Scout. Los hace ir a la casa de la señora Dubose y pedirle disculpas en persona. Scout y Atticus discuten la necesidad de mantener el control incluso cuando las cosas se ponen difíciles. Atticus le explica que él debe seguir lo que le dicta su conciencia, sin importarle lo que dice el resto del pueblo. Jem regresa de la casa de la señora Dubose. Atticus le dice que no puede hacerle responsable a una anciana enferma por las cosas irresponsables que dice. Jem le comenta que la señora Dubose quiere que le lea en voz alta todas las tardes por un mes entero.
Scout y Jem van a la casa de la señora Dubose, que es oscura, atemorizante y está llena de equipos médicos. La señora Dubose está en la cama y se ve amigable, aunque su rostro es anciano y detestable. Jem comienza a leerle Ivanhoe, y la señora Dubose le da una cachetada cada vez que pronuncia mal una palabra. A medida que pasa el tiempo, la anciana deja de hablar, y su boca se abre y se cierra mientras su cabeza se mueve de lado a lado. Jem le pregunta si está bien, pero no contesta. En unos minutos, suena una alarma, y la ayudante de la señora Dubose los saca de la habitación y les dice que vayan a casa porque es hora de que la señora tome su medicina. Esta misma secuencia se repite cada vez que Scout y Jem van a visitarla.
Scout le pregunta a Atticus qué significa “amante de los negros (nigger-lover)”, y él dice que es un término sin importancia que “usan las personas ignorantes y pendencieras cuando creen que uno favorece a los negros más que a ellas”. Le dice que estas palabras lastiman más a quienes las usan que a él.
El mes está llegando a su fin, y la señora Dubose les pide a Scout y a Jem que le lean por una semana más. Cada día, les parece que se están quedando un rato más antes de que suene la alarma. Cuando la señora Dubose hace comentarios sobre el caso de Atticus, Jem le responde desinteresadamente y esconde su enojo. Semanas después del último día de lectura, Atticus recibe una llamada y se dirige a la casa de la señora Dubose, donde se queda por un rato largo. Regresa y les anuncia a los niños que ella ha muerto. Además, les devela que la señora Dubose era adicta a la morfina. Las visitas de Jem y Scout la ayudaron a superar la adicción a esa droga, que los médicos le habían prescrito como medicina para su enfermedad. Atticus les explica que la señora Dubose era un ejemplo de verdadera valentía. Aunque sabía que iba a morir, la señora Dubose quiso superar su adicción. Atticus le dice a Jem que la valentía es mucho más que hombres y armas. Es saber que vas a perder, pero aun así ser fiel a tus convicciones y luchar igual por ellas. La señora Dubose ganó porque murió sin deberle nada a nadie. Atticus la llama “la persona más valiente que conocí en toda mi vida”.
Capítulo 12
Jem está creciendo y se está convirtiendo en alguien malhumorado y temperamental. Scout intenta darle su espacio y no puede esperar a que Dill regrese en el verano. Desafortunadamente, Dill no regresa este verano: le escribe para explicarle que tiene un nuevo padre y, por lo tanto, tiene que quedarse en Meridian. Empeorando las cosas, Atticus tiene que irse durante dos semanas por una sesión de emergencia con la legislatura estatal. En lugar de dejar que los niños no asistan a la iglesia ese domingo, Calpurnia los lleva a la iglesia First Purchase A.M.E. (Metodista-episcopal africana), una congregación compuesta enteramente de gente afroamericana. Calpurnia se esfuerza mucho por asegurarse de que los niños estén bien limpios y vestidos lo mejor posible para caer como huéspedes este domingo.
En la iglesia, una mujer afroamericana de nombre Lula intenta decirle a Calpurnia que los niños blancos no pertenecen a esa iglesia. Sin embargo, Calpurnia señala que es el mismo Dios para todos, y el resto de la congregación les da la bienvenida. Scout está sorprendida de escuchar que Calpurnia usa el mismo dialecto que los otros porque en su casa Calpurnia siempre usa el inglés formal al hablar. En esa la iglesia, todo es mucho más sencillo que en la iglesia a la que ella va normalmente, y no hay cancioneros. El reverendo Sykes anuncia que la limosna de hoy será para Helen, la esposa de Tom Robinson. El hijo de Calpurnia, Zeebo, el recolector de basura del pueblo, es quien guía a la congregación en las canciones: canta cada línea y el grupo la repite. El reverendo Sykes da un sermón, que parece similar a los sermones que Scout está acostumbrada a oír, excepto que toma a personas específicas de la congregación como ejemplos para ilustrar lo que quiere decir. Después de la limosna, el reverendo cuenta el dinero que se recolectó y anuncia que deben recaudar diez dólares para darle a Helen Robinson. Ordena que se cierren las puertas hasta que todos donen más.
Después del servicio, Scout le pregunta al reverendo Sykes por qué Helen necesita dinero de la limosna si todavía puede ir a trabajar y llevar a sus hijos con ella. El reverendo Sykes le explica que puede que tenga problemas para conseguir trabajo en el campo en este momento. Scout le pregunta a Calpurnia sobre esto, y Calpurnia le explica que es porque Tom fue acusado de violar a la hija de Bob Ewell. El señor Ewell hizo que arrestaran a Tom y lo fue encarcelado. Scout recuerda que los Ewell son esos que van a la escuela solo una vez en todo el año y son lo que Atticus denomina “basura”. Calpurnia no le explica a Scout qué significa “violar”. Scout entonces le pregunta por qué no tienen cancioneros en su iglesia, y Calpurnia le explica que muy poca gente de la iglesia sabe leer. Scout también se entera de que Calpurnia solía trabajar en Finch’s Landing para la tía de la señorita Maudie, la señorita Buford, quien le enseño a leer. Jem le pregunta a Calpurnia por qué no habla bien cuando está con afroamericanos, y Calpurnia le contesta que no corresponde y que quedaría como una pretenciosa. Los otros no quieren aprender a hablar “bien”, dice ella, entonces ella habla su idioma. Scout le pregunta si puede visitar su casa algún día para ver cómo vive, y Calpurnia acepta. Cuando llegan a la casa de los Finch, descubren que la tía Alexandra los está esperando sentada en el porche.
Análisis
El árbol con el agujero está en el patio de los Radley, y luego de que el señor Radley lo rellena con la excusa de salvarlo de morir, es evidente que Boo Radley ha estado dejando esos regalos para los niños. Además, los regalos eran dulces, inocentes y bastante considerados, lo que demostraba que a pesar de su falta de habilidades sociales, él tenía buenas intenciones y una naturaleza generosa y perceptiva. Los regalos de Boo también sugieren que le agradan los niños. Habiendo perdido gran parte de su niñez encerrado permanentemente en su hogar, tal vez Boo siente nostalgia y vive indirectamente a través de observar a Scout y Jem jugar, vivir y crecer. El señor Radley, que rellena el agujero, y los otros adultos no alientan esta interacción de Boo con los niños, pero Jem siente gran simpatía por el hombre, lo que refleja su transición de la niñez a la madurez. Cuando termina la conversación con Boo, también terminan los juegos infantiles, y Jem tiene que madurar. Sentado solo en el porche, Jem se encuentra en el umbral entre interior y exterior, entre la libertad de la niñez y el civilizado mundo interior de los adultos. En este triste momento silencioso y reflexivo, no sabemos qué piensa Jem, pero quizás está lamentando los últimos días de su propia niñez tanto como el injusto encierro de su misteriosamente aislado amigo nuevo, Boo Radley.
El Capítulo 8 trata principalmente sobre el fin de la búsqueda de Boo Radley, con más narración que material temático. La narración destaca las actividades de los niños, entre ellas el escabullirse en la casa de los Radley, encontrar los regalos en el árbol, descubrir que rellenaron el agujero con cemento y ver el incendio de la casa de la señorita Maudie. Mientras observaban el incendio, Boo coloca una manta sobre Scout sin que ella se dé cuenta. A lo largo de estos capítulos, Boo es representado como un amigo de los niños y una especie de cuidador. Él los protege, les da regalos considerados y se asegura de que estén abrigados cuando están en el frío. Claramente, Boo vigila a los niños y sus acciones en estos capítulos son un indicio de lo que sucederá más adelante cuando los rescate.
La amenaza del incendio une a la comunidad porque todos colaboran para intentar superarlo. Incluso el señor Radley, quien no suele interactuar con sus vecinos, sale para ayudar a extinguir el fuego. Irónicamente, la señorita Maudie está feliz de verse obligada a comprar una casa más pequeña porque quiere un jardín más grande. La señorita Maudie ama pasar su tiempo al aire libre. En el libro, la ubicación de la gente y los sucesos dentro o fuera de las casas es muy importante. En general, aquellos que son vistos y descritos como personas que están voluntariamente dentro de la casa (la señora Dubose y la tía Alexandra, en particular) son los más corrompidos por los prejuicios de la sociedad. Los niños, libres de prejuicios, corren hacia afuera todo el tiempo; y Dill, en particular, no tiene casa propia, lo que lo hace extremadamente libre. La señorita Maudie pasa mucho tiempo afuera, al igual que el sheriff, Heck Tate; y ambos demuestran estar del lado de los buenos. Aquellos que son forzados a quedarse dentro son víctimas de la influencia de la sociedad, en especial Boo Radley y Tom Robinson, que viven encerrados en su propio tipo de prisión durante gran parte del libro. Atticus es una excepción: la presencia de su oficina le proporciona otro tipo de casa en la cual vivir, una que se asocia a la estructura de la sociedad y, al mismo tiempo, está por fuera de ella. Atticus raramente usa su auto, y sus paseos diarios desde la casa a la oficina y viceversa demuestran que es parte del mundo “exterior” de los librepensadores.
El Capítulo 9 establece algo de las bases para el futuro juicio a Tom Robinson, que se tratará en lo que queda de novela. Atticus sabe que serán momentos difíciles para sus hijos y, aunque el lector todavía no sabe nada del caso, ya expresa que es inútil porque el jurado simplemente no le creerá a un afroamericano por sobre un hombre blanco, sin importar las pruebas. El juicio entonces se trata de mucho más que simplemente liberar a un hombre: Atticus sabe que no ganará, pero sugiere que causará un revuelo en el pueblo que traerá grandes consecuencias. La intolerancia y el racismo han sido endémicos en la sociedad sureña durante cien años y no serán erradicados debido a este único caso, pero Atticus luchará de todos modos para poner su grano de arena en la causa para lograr la igualdad, seguir lo que dicta su conciencia y ser un ejemplo para la comunidad. Atticus sabe que, si no es sincero en su trabajo como abogado, no puede ser sincero con su familia o con sus amigos.
La primera vez que aparece la tía Alexandra, se la describe como una presencia dominante y conservadora con opiniones firmes sobre cómo Scout debe comportarse. Sus ideas de cómo es una dama sureña se vuelven un recordatorio permanente para Scout de que siempre hace algo “mal”. Sin embargo, Scout siempre encuentra consuelo en saber que al comprensivo Atticus no le molesta “demasiado” cómo es. El comportamiento de Scout todo el tiempo desafía los conservadores atributos femeninos sureños, pero los códigos que su tía intenta imponerle suelen verse ilógicos e injustificados dado que se basan más que nada en una mera tradición. Scout puede mantener su juvenil identidad por ahora, pero cuando la tía Alexandra se mude con la familia Finch durante el juicio, Scout se encontrará dividida entre dos mundos: su inocencia infantil y la conducta ideal de una dama sureña.
Estos conflictos paralelos entre la identidad individual y la tradición de la comunidad —en que Atticus conserve su propia moral y Scout conserve su propia idea de lo que significa ser una niña— sugiere que aunque la lucha por justicia que lleva a cabo Atticus es muy difícil y solitaria, el proceso de crecer con una expresión de género algo masculina (“marimacho” en sentido menos peyorativo) en la década de los 30 en el sur por momentos puede ser igual de doloroso y solitario; y ciertamente contribuyó al desarrollo de la personalidad fuerte de Scout. Atticus sin lugar a dudas alienta a Scout a que sea su propia clase de niña, tanto directamente como a través de la forma en que se maneja en su vida personal.
El perro rabioso del Capítulo 10 es una amenaza mortal y peligrosa para el pueblo, y su presencia afecta a todos en la comunidad, negros o blancos, sin importar la clase o la personalidad. Por eso, al igual que el incendio, el perro tiene un efecto unificador en el vecindario: nadie es inmune a él, y todos deben protegerse entre ellos. Más tarde en el libro, Atticus usa el tribunal de forma similar: aquí todos son iguales, sin importar la etnia o la clase social. Además, también nos enteramos que aunque a Atticus no le gusta disparar, es un excelente tirador. Atticus no hace alarde de sus virtudes o talentos, simplemente los usa cuando los necesita. Cuando Atticus sostiene el arma, el destino de toda la comunidad depende de él; un papel que se discutirá en detalle en el Capítulo 24, donde la señorita Maudie señala que el pueblo depende de Atticus para que preserve la verdad para todos. A Atticus no le gusta manejar armas porque cree que le da una ventaja injusta sobre todos los seres vivos. Sin embargo, en nombre de la seguridad pública, el código moral de Atticus le pide que proteja a su familia y a sus vecinos, y que mate al perro. Nuevamente, esto muestra que a veces debe evadirse una ley, ya sea una ley de la naturaleza o personal (como la de Atticus al evitar las armas), por una causa superior.
Atticus no es la única figura importante en la crisis del perro rabioso. Calpurnia es la primera que se da cuenta de la gravedad de la situación e inmediatamente hace las llamadas correctas, y corre para advertirles a los vecinos. Los protege del peligro, pero no recibe agradecimientos en comparación con las que recibe Atticus al matar el perro. Aunque las habilidades de Atticus para manejar un arma son extraordinarias, la pronta acción y el conocimiento de Calpurnia son invaluables. Esto es un reflejo de cómo la ayuda de y apoyo a la comunidad afroamericana a la comunidad de blancos en Maycomb pasa inadvertida.
La advertencia de Atticus sobre dispararle a un ruiseñor es la primera referencia al título de la novela y a la temática del ruiseñor. Atticus no quiere que sus hijos sean crueles con los inocentes ruiseñores tan solo porque pueden hacerlo, al igual que a él no le gusta disparar por deporte. Sus advertencias sirven para enfatizar las responsabilidades que conlleva el poder. Aquellos que tienen poder deben tener cuidado de no ser crueles con los inocentes e indefensos. Los poderosos deben ser cuidadosos al elegir sus objetivos. En el juicio al indefenso Tom Robinson, la gente blanca del jurado tiene poder sobre el hombre afroamericano, y eligen ejercer ese poder pésimamente al declararlo culpable solo porque es afroamericano. Aquí, Tom Robinson está en la misma situación que el ruiseñor. La temática del ruiseñor también aparecerá al final del libro cuando Boo rescata a Jem y a Scout. Para evitar que Boo sufra un juicio, el sheriff y Atticus deciden “acordarse” que Bob Ewell cayó sobre su propio cuchillo.
De nuevo, los sucesos del Capítulo 11 ayudan a enfatizar la grave intolerancia racial de la mayoría de los habitantes de Maycomb, y el aislamiento extremo que sufren los Finch en nombre de tener la conciencia tranquila. La señora Dubose dice que todos los afroamericanos son “basura”, sin excepción, y pone a prueba la paciencia de Jem. Atticus quiere que los niños entiendan que la valentía tiene que ver con luchar por las metas personales, sin importarle que casi no haya chances de lograrlo. El heroísmo consiste en la lucha en sí misma, la lucha contra el destino, circunstancia o cualquier otra fuerza superior. La meta de la señora Dubose es superar su adicción a la morfina. Su lucha contra el reloj y la mortalidad puede compararse fácilmente con la lucha de Atticus por mantener su propia moral a pesar de lo inútil del caso y la falta de apoyo por parte del pueblo. Según la definición de Atticus, él y la señora Dubose son valientes, incluso heroicos, y quiere que los niños sigan sus ejemplos. Aunque la señora Dubose es una anciana malvada y prejuiciosa, tiene buenas cualidades que exigen respeto. Atticus quiere que los niños vean que, aunque muchos de los habitantes son ignorantes y racistas, también tienen virtudes personales y no son, en esencia, personas malas.
Jem aprende algunas lecciones sobre cómo no reaccionar demasiado, incluso cuando se cuestiona y critica la opinión de su padre. Jem es normalmente más silencioso y tranquilo que Scout, pero su calma externa a menudo oculta tanto daño y enojo como el que Scout siente y expresa. Justamente porque raras veces expresa su enojo en peleas verbales o físicas, a menudo termina acumulando lo que siente. Cuando explota, como cuando cortó las flores de la señora Dubose, la explosión es mucho más grande y destructiva que cualquier cosa que Scout pudiera hacer normalmente, y después se siente muy avergonzado. Parte de la crianza de Scout y de Jem consiste en entender cómo controlar sus sentimientos de enojo. Scout debe aprender a calmar sus respuestas, mientras que Jem necesita aprender formas útiles de expresar sus sentimientos en lugar de reprimirlos.
El Capítulo 12 nos ofrece la única ventana real a la vida y cultura de la comunidad afroamericana de Maycomb. La escasez de puntos de vista de los “barrios de los negros” refleja apropiadamente lo que era crecer como una niña blanca en la década de los 30 en el sur. Scout vive casi exclusivamente en un mundo de blancos de clase media, y como el libro suele centrarse en su experiencia, casi nunca se mueve a otros círculos raciales o socioeconómicos. Lo limitada que es su propia experiencia, vista a lo largo del libro, demuestra la rigidez de la sociedad segregada de Maycomb.
La iglesia The First Purchase es claramente más desgastada y sencilla que la iglesia a la que asiste Scout, y refleja la pobreza material de su congregación. Sin embargo, aunque son pobres desde lo material, la congregación exhibe riqueza en dignidad humana y espiritual. Aunque los blancos los hayan sometido a décadas de discriminación y odio racial, toda la congregación (excepto Lula) les da a los niños una cálida bienvenida. La mayoría de la comunidad afroamericana parece unida en un sentido de solidaridad que la pobreza y dificultades compartidas ayudó a consolidar. El reverendo señala en su sermón a individuos particulares en frente del grupo porque dentro de una comunidad de gente discriminada, los actos de los individuos tienen un efecto más profundo en la imagen del grupo entero. De este modo, se convierte en la responsabilidad de cada individuo actuar teniendo en cuenta las metas en común del grupo.
De igual forma, cuando recolectan el dinero para Helen Robinson, todos en la comunidad deben sacrificar un poco más de lo que les resulta cómodo para ayudar a aquellos que lo necesitan. En un grupo social más acaudalado, los más ricos pueden actuar como filántropos y donar grandes sumas de dinero en apoyo a los más pobres sin hacer ningún sacrificio significativo para sus fortunas. En esta comunidad afroamericana, todos los integrantes del grupo sienten las necesidades de los miembros más pobres como suyas.
A pesar de las diferencias entre las congregaciones de afroamericanos y de blancos, Scout nota que el servicio en sí es parecido a los que conoce de su propia iglesia, incluida la naturaleza del sermón mismo. Esto demuestra que los dos grupos, aunque socialmente segregados, tienen mucho en común en lo que respecta a la fe. Como en el tribunal (“la casa del estado”) más tarde en el libro, la iglesia (“la casa de Dios”) es un espacio en el que todas las personas pueden ser tratadas como iguales.
La habilidad de Calpurnia de hablar el inglés de la comunidad de los blancos y también el de la comunidad afroamericana muestra un aspecto de su papel como mediadora entre los mundos, de otra manera opuestos, de los afroamericanos y de los blancos. A menudo se la utiliza como una mediadora entre las dos comunidades, como en el caso de la muerte de Tom Robinson en el Capítulo 24. Ella se las ingenia para unir ambos mundos sin ser ajena a ninguno de los dos, como en el caso de los niños “mestizos” que se ven alrededor del tribunal en el Capítulo 16. Sin embargo, la discusión sobre los dialectos del inglés también da cuenta de la edad del libro de Lee porque se hace referencia a la gramática de los blancos como la “apropiada”, mientras que la gramática de los afroamericanos se entiende como una manera más ignorante de hablar. Estudios lingüísticos más recientes demostraron que los dialectos del inglés de los afroamericanos siguen las mismas reglas lógicas y sistemáticas que todos los idiomas, y que son correctos y perfectamente válidos. Calpurnia explica que los miembros de la comunidad afroamericana prefieren hablar su propia forma de inglés, lo que demuestra que su dialecto los ayuda a identificarse como grupo, una idea que tiene reverberaciones contemporáneas respecto a la problemática de introducir el inglés vernáculo afroamericano en las escuelas públicas estadounidenses.
La actitud defensiva que toma Lula respecto a permitir que los niños estén en la iglesia demuestra que aunque la comunidad afroamericana es en general acogedora, siempre habrá personas, blancas o afroamericanas, que sean menos generosas o hasta injustas; algo que se relaciona con el discurso que dio Atticus en el tribunal, donde explica que hay personas honestas y deshonestas en todas partes, sin importar su raza. Al crear un personaje algo hostil con Lula, Lee salva a la población afroamericana de convertirse en un estereotipo poco realista de “bondad” inequívoca en el libro. La experiencia de no poder ingresar por un momento al espacio de la iglesia también fuerza a los niños Finch a experimentar el mismo tipo de discriminación racial que forma parte de la realidad cotidiana de la comunidad afroamericana. Los actos de Lula sugieren que, en represalia a la crueldad de la dominación de los blancos, ella quiere que la comunidad afroamericana —al igual que los blancos— tenga sus propios espacios y lleven vidas mutuamente exclusivas. Los otros, sin embargo, parecen más interesados en trabajar en una integración pacífica entre blancos y afroamericanos a pesar de las atrocidades y el rencor históricos.