"(...) como un caballo de buena raza, aunque envejezca, no pierde ánimo en el peligro, sino que levanta las orejas, así tú nos excitas y nos sigues de los primeros" (Orestes, Prólogo, p.3) (Símil)
Orestes se refiere así a Pedagogo, anciano que fuera su tutor desde muchos años atrás. Lo que Orestes busca resaltar, mediante el símil que compara a su tutor con un caballo de raza, es que ni uno ni otro, aún entrados en años, pierden su valentía y su fuerza. Efectivamente, Pedagogo es un anciano que no bajó sus brazos en el objetivo de vengar la muerte de Agamenón, y, aún siendo, muy mayor, participa del plan de venganza junto a Orestes e incita al joven a cumplir con él.
" (...) semejante al ruiseñor privado de sus pequeñuelos, ante las puertas de las paternas moradas prorrumpiré en mis agudos gritos en presencia de todos" (Electra, Párodo, p.4) (Símil)
Electra utiliza esta expresión para afirmar, una vez más, que no cesará en sus lamentos y pedidos de justicia por el asesinato de su padre. En el símil que utiliza, se compara a sí misma con un pájaro a quien le han quitado a sus crías. Esto es llamativo, en tanto el pariente que ella ha perdido no es un hijo, sino un padre. Sin embargo, puede entenderse la asociación que hace la protagonista, en tanto la muchacha muchas veces afirma que, cuando mataron a su padre, sintió que le quitaron su propia vida: esto puede deberse no solo al sufrimiento que le prorrumpió el haber perdido a un ser querido, sino también a la sacrificada vida que debió vivir desde entonces, condenada a no casarse ni tener hijos, a vivir como esclava entre los asesinos de su padre.
"El tiempo es un dios complaciente" (Coro, Estásimo I, p.5) (Metáfora)
El Coro emplea esta metáfora en un diálogo con Electra, a quien busca convencer de que el paso de los años compensará, finalmente, su sufrimiento, trayendo la justicia que tanto reclama.