Resumen:
Uno de los holandeses que colabora con la familia, el señor Vossen, iba a tener una operación para remover una úlcera, pero los doctores se dan cuenta de que es cáncer y que es muy tarde para poder ayudarlo. Son noticias muy tristes para todos en el escondite, ya que perderán a un buen ayudante y amigo. Ana está tratando de ser útil, amigable y buena con todos en la casa. Ha dejado de estudiar taquigrafía y se preocupa por su mala visión. Ella y Margot ayudan a Bep, otra ayudante de la familia, con trabajo de oficina. Ana le pide amablemente al señor Dussel usar la mesa en su habitación para estudiar dos tardes por semana. El señor Dussel se niega, argumentando que su trabajo es más importante que el de Ana. Enfadada, ella le pide ayuda a su padre. Después que él interviene, el señor Dussel acepta.
El 16 de julio ocurre un robo de verdad: los ladrones se llevan dinero y cupones de raciones de azúcar. Los bombardeos continúan. Ana menciona que “calles enteras han sido devastadas”. Todos están muy nerviosos mientras los bombardeos y la destrucción continúan. Con todo lo que está pasando, Ana describe el deseo que cada residente tiene para cuando quede libre. Después, decide contarle a su diario cómo es un día común en la casa. En cuestión de días ella describe la rutina de los residentes del anexo: por la noche, en el desayuno, el almuerzo, la recreación por las tardes, las actividades, etc. Detalla las acciones de cada uno con humor, asegurándose de dejar mal parados a aquellos residentes que no le caen bien.
Afuera, las noticias políticas son buenas. El partido fascista de Italia queda prohibido, lo que marca un desacuerdo interno. El país se rinde ante las fuerzas Aliadas el 8 de septiembre. Mientras que esto es bueno para la guerra a largo plazo, la vida en Holanda aún sigue siendo dura: Dussel arriesga la vida de todos pidiéndole a Miep que le consiga un libro que ha sido prohibido por los alemanes, y el señor Kleiman tiene que ir al hospital para tener una operación en el estómago, a la que le sigue una larga recuperación.
Las relaciones interpersonales no van muy bien en la Casa de atrás: Ana está tomando píldoras de valeriana, los Van Daan se han quedado sin dinero y, de sus protectores, los que no están enfermos están demasiado estresados. Los adultos se pelean incesantemente, mientras que Ana trata de salir de su depresión. Ella no tiene apetito y camina sin rumbo en el anexo, como “un pájaro enjaulado al que le han arrancado las alas violentamente y que en la más absoluta penumbra choca contra los barrotes de su estrecha jaula al querer volar”. El señor Frank intenta darle a sus hijas nuevos deberes: organiza lecciones de Latín para Margot e intenta conseguirle a Ana una Biblia infantil, para que pueda aprender algo acerca del Nuevo Testamento.
Ana nota que los registros de su diario están escritos en una variedad de estados de ánimo. Siente que depende del ambiente. En ese momento, Ana admite estar deprimida y se regaña a si misma por ser una “cobarde”. Pero sus miedos continúan: escribe que la Casa de atrás es como “un trozo de cielo azul, rodeado de nubes de lluvia negras, muy negras… pero las nubes se van acercando, y el anillo que nos separa del peligro inminente se cierra cada vez más”. Una parte alegre en su narración viene en la forma de una Oda a su estilográfica, una posesión muy preciada que se derritió en la estufa. Pero Ana tiene una pesadilla acerca de su amiga de la infancia, Hanneli. La imagina “vestida con harapos”, rogándole ayuda a Ana. Ella lamenta no poder ayudarla y se siente culpable por todos los beneficios que tiene mientras otros están sufriendo.
Dussel está actuando muy ingratamente. Ni siquiera le da las gracias a los Frank o a los Van Daan durante su primer aniversario de haber llegado al anexo. Mientras tanto, Bep no puede venir a ayudarlos por seis semanas debido a un brote de difteria en su hogar. El día de San Nicolás será menos abundante que el del año pasado, pero Ana, determinada a festejar la ocasión, comienza a componer poemas para cada persona con la ayuda de su padre. Ellos juntan los zapatos de todos y los ponen en una gran cesta que después cubren con papel como una sorpresa. Cuando todos es muestran impresionados con el tamaño del paquete, Ana lee un divertido poema sobre cómo los tiempos son difíciles pero el “espíritu” festivo continua.
Análisis:
Emocionalmente, este es el punto más bajo de Ana durante su tiempo en la Casa de atrás. Sufre de depresión y es forzada, debido a las circunstancias, a ocultarle a la gente que la rodea lo que le está ocurriendo. Otto Frank una vez dijo que, cuando Ana estaba viva, no tenía idea de quién era la Ana del diario, y que esto probaba que “los hijos son unos extraños para sus padres”. Ana confirma su reputación de ser una joven parlanchina entre los residentes del anexo, haciendo todo lo que puede para mejorar la situación de todos a su alrededor. Su duro esfuerzo para el día de San Nicolás es un buen ejemplo de esto. Sin embargo, internamente, Ana es atormentada por el miedo y la frustración.
En general, la vida dentro y fuera del anexo es muy difícil. Nótese cómo Ana describe el suministro de alimento como muy limitado, a veces en malas condiciones. Hacia el tercer año de la guerra, todos, en los países incolucrados, experimentaban escasez y dificultades de todo tipo. La campaña de Hitler de “armas, no comida” aseguró que la comida y otras necesidades básicas fueran difíciles de conseguir. Y mientras la lucha continuaba, muchas personas se dieron cuenta de que sus hijos, que ya llevaban mucho tiempo fuera, no regresarían. En estas circunstancias, el caos interno puede amenazar la estabilidad de los países en guerra. Esa fue una de las razones por las cuales Italia se rindió. En Holanda, las huelgas que Ana menciona son una muestra de la baja moral entre los holandeses.
En esta sección de su diario, la escritura de Ana va más allá de expresiones sobre lo mundano y del día a día, para intentar describir lo que pasa por su mente y sus sentimientos. Ella experimenta con el uso de un lenguaje retórico, particularmente relacionado a la naturaleza. La descripción que hace de sí misma como un pájaro tratando de escapar su jaula es una metáfora clásica entre mujeres marginadas (Maya Angelou usó la misma metáfora en su novela autobiográfica Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado). Ella también describe la Casa de atrás como un pequeño “trozo de cielo” rodeado de nubes de lluvia. Esta descripción resuena con el Antiguo Testamento (Moisés abriendo el Mar Rojo para rescatar a los israelitas). Pero también expresa el deseo de Ana por el mundo natural, que no ha podido ver o disfrutar por más de un año.