El mar
Las imágenes del agua en la novela aparecen vinculadas principalmente con dos películas: La vuelta de la mujer zombi y el drama mexicano. El mar está asociado con espacios ideales de goce, exóticos, donde los personajes son felices. “La chica se desviste detrás de unas rocas y se le ve de muy lejos correr desnuda al mar” (p. 151) cuenta Molina, describiendo un espacio de disfrute donde los protagonistas pueden ser libres.
Sin embargo, el mar también puede entenderse como un peligro. Así se ve en la pesadilla final de Valentín, que incorpora elementos propios de su vida pero también relatos de las películas de Molina. El protagonista se ve nadando en mar abierto, en la profundidad, hasta llegar a una isla – mujer que le ofrece protección. Justamente, en este espacio Valentín encuentra a una mujer araña, que lo guía a salvo y le ofrece un banquete. De esta manera, el mar representa el exterior amenazante frente a la tierra firme que se presenta como un espacio seguro.
Los animales
En la novela, los animales construyen una serie de imágenes con la que se representan comportamientos y actitudes humanas. En este punto, la presencia de animales salvajes –pantera y araña- no es casualidad, ya que vinculan la mujer con lo animal. En Cat People, la animalidad de la protagonista emerge cuando se encuentra en la situación de besar a un hombre, ya que entonces se transforma en una pantera. En este sentido, lo oculto y demorado es el deseo, ya que la protagonista no se anima a consumar el encuentro sexual por terror a lastimar a su marido. Así, la mujer es un peligro, un misterio que oculta una historia salvaje y cuyos besos implican consecuencias mortales.
-Es muy triste ser mujer pantera, nadie la puede besar. Ni nada.
- Vos sos la mujer araña, que atrapa a los hombres en su tela.
(pp. 225-226)
En este intercambio, Molina rechaza ser llamado "mujer pantera" porque no quiere esconder ni reprimir el deseo. De esta manera, su compañero de celda lo reemplaza por otro animal, también salvaje. Por un lado, esto puede leerse en relación con el Hombre Araña, popular superhéroe de ficción. Este gesto presagia el desenlace heroico de Molina y lo asimila con las heroínas de sus películas, dispuestas a dejar de lado su individualidad en pos de un ideal mayor. Por otro lado, la seducción de la pantera misteriosa es reemplazada por “la tela” de Molina- araña; los gestos de cuidado, las narraciones, los boleros seducen a sus presas y las atrapan. De esta manera, la mujer araña no busca la destrucción de su víctima, como lo hace, aún involuntariamente, la mujer pantera.
La mujer araña – Molina reaparece en el monólogo final de Valentín, como una diva de Hollywood: “la aparición de una mujer muy rara, con vestido largo que brilla, «¿de lamé plateado, que le ajusta la figura como una vaina?», sí” (p. 243). Del animal salvaje solo queda la dimensión de la seducción y la belleza; no hay peligro en la mujer araña, que vive en Valentín como una heroína capaz de vencer a la muerte.
La oscuridad
Desde el principio de la novela, Molina utiliz espacios de luces y sombras para recrear el ambiente de las películas: "Mira desde el medio del agua a los bordes de la pileta que están oscuros y se oyen los rugidos de una fiera negra que pasea enfurecida, no se la ve casi, pero una sombra va como escurriéndose por los bordes. Los rugidos se oyen apenas... y le brillan los ojos verdes mirando a la otra en la pileta...", comenta, por ejemplo, el narrador.
Por otro lado, la oscuridad es recurrente e importante también en el interior de la celda. “Nos apagan la luz tan temprano, y esas velas echan tan feo olor, y te arruinan la vista” (p. 66) le dice Molina a Valentín, que hace esfuerzo por estudiar. Sin embargo, esta oscuridad les ofrece también la posibilidad de moldear su relación libremente sin las presiones del exterior. Los protagonistas se conocen, principalmente, a oscuras: las narraciones de las películas son el cuento antes de dormir. “Y así te tengo de frente, aunque no te pueda ver, en esta oscuridad” (p. 190) le dice Molina a Valentín, en pleno encuentro sexual. De esta manera, la seguridad de contar con la presencia del otro tiene lugar a oscuras.
Imágenes cinematográficas
A lo largo de la novela, abundan las descripciones de Molina en relación con el vestuario, la escenografía, los paisajes de las películas narradas. Estas imágenes remiten con frecuencia al mundo glamoroso de la narrativa cinematográfica, que ofrece un lugar de fantasía y lujo en contraste con la austeridad de la celda donde viven los protagonistas: "El muelle divino de Montecarlo con todos los yates iluminados, todos bordeados de lamparitas en los mástiles y las velas, un sueño" (p. 104), cuenta Molina. Por lo tanto, frente a una realidad opresiva, las imágenes del cine pueden entenderse como una forma de acceder a la fantasía, al deseo y al mundo de los sueños. Es tal el detalle de las descripciones de Molina que, por momentos, el Valentín, que se centra más en el avance de la trama que en los detalles, se exaspera, ya que los ve como “cosas que no tienen importancia realmente” (p. 147). Frente a esta afrenta, Molina entiende completamente lo contrario, ya que estos detalles otorgan verosimilitud y coherencia al relato fílmico.