Operación masacre (motivo)
El título de la obra tiene la marca de la denuncia de Walsh, puesto que con el sintagma “operación masacre” el periodista busca ubicar los acontecimientos que comienzan en la casa de Vicente López y que terminan en el basural de José León Suárez, dentro de un operativo oficial que se convierte en una matanza a mansalva de personas indefensas, a las que nunca se les dice que han sido condenadas a muerte. Este motivo se relaciona con la estrategia semántica de Walsh de permutar las palabras que se utilizan para referirse a este episodio por los términos que considera correctos. Así, cambia “fusilamiento” por “asesinato”, “detención” por “secuestro” y “operativo policial” por “operación masacre”.
El ajedrez (símbolo)
El ajedrez representa el mundo cerrado del intelectual aislado, poco comprometido con la realidad política, en el que se encontraba Walsh previo al levantamiento de Tanco y Valle. Este símbolo se relaciona con la conversión ideológica del autor, puesto que al dejar el juego de ajedrez y salir de su espacio para saber qué ocurre en la calle, el escritor se convierte en otra persona, una que empieza a interesarse por la crisis que está viviendo la sociedad de su tiempo.
El ajedrez tiene que ver también con los intereses literarios de Walsh, vinculados con el policial clásico de enigmas, en el que los detectives resuelven crímenes como si fuera un problema lógico, sin “ensuciarse las manos”. Puede decirse que, con el abandono del juego de estrategias, Walsh se desliza hacia el policial negro, en el que el “detective” arriesga su vida al involucrarse en la investigación de crímenes vinculados a la corrupción de personas con poder.
La hora y la Radio del Estado (motivo)
Un motivo recurrente en todo el texto es el de la hora en que suceden los acontecimientos, en relación con lo que en paralelo transmite la voz oficial del gobierno, la Radio del Estado. Al principio, el lector no comprende del todo la relevancia de este dato, por lo que se convierte en un recurso de suspenso. A medida que avanza la narración, entendemos que este motivo es uno de los datos más importantes de la investigación, porque con el registro de la hora en que fue promulgada la ley marcial –que no puede entrar en vigencia sin ser comunicada por la Radio del Estado– Walsh puede denunciar que los fusilamientos de José León Suárez fueron hechos fuera de la ley, que se aplicó retroactivamente a personas que fueron detenidas antes de su promulgación.
La tricota blanca de Brión (motivo)
Un motivo que quizás parece menor, pero que tiene que ver con los recursos literarios puestos en juego en la narración, es el de la tricota blanca de Mario Brión. En la parte dedicada a las personas, Walsh cuenta que Brión lleva puesta una tricota blanca, que apenas lo abriga esa cruda noche de invierno. Este dato aparentemente menor continúa apareciendo en la narración, puesto que se la vuelve a mencionar para inferir cómo se encuentra Brión mientras está detenido en la Unidad Regional San Martín, congelándose con su escaso abrigo: “los que más sufren son Giunta, que lleva una simple campera, y Brión con su tricota blanca” (87). En el momento en que van a ser fusilados, a la luz de la camioneta que apunta a los detenidos “la tricota de Brión brilla, casi incandescente de blanca” (92), y en el momento del tiroteo aquella tricota le da pocas posibilidades de huir, porque lo convierte en un blanco fácil en la oscuridad del basural. En este momento, el lector entiende por qué era tan importante el dato del color de la tricota. Finalmente, al reponer el testimonio de un sereno que vio a los muertos arrojados en un galpón, Walsh puede asegurarse de que aquel que parece un Cristo al haber caído con “los brazos abiertos a los flancos, y el rostro caído sobre el hombro” (107) es Mario Brión, por el detalle de su abrigo. De esta manera, el motivo de la tricota le sirve a Walsh como recurso de suspenso y para individualizar el caso particular de una de las víctimas fatales del fusilamiento clandestino, Mario Brión.
Certificado de buena conducta (símbolo)
El certificado de buena conducta que recibe Miguel Ángel Giunta después de ser excarcelado es para Walsh simbólico por el modo en que contrasta con el suplicio por el que pasó este sobreviviente, sometido a condiciones inhumanas en su prisión sin causa. Todos los papeles burocráticos de la policía son, para el narrador, una especie de broma de mal gusto, que en su hipocresía reflejan el modus operandi arbitrario e ilegal de los que deben estar a cargo de hacer cumplir la ley. En este sentido, el certificado de buena conducta simboliza “la irresponsabilidad, la ceguera [y] el oprobio de la ‘Operación Masacre’” (126).