Resumen
Capítulo 5
Demetrio y sus hombres regresan a Moyahua, la tierra del jefe. Demetrio encabeza la cohorte que entra a la ciudad. Lo acompañan Anastasio, coronel; Pancracio, teniente coronel; Luis Cervantes y Margarito, mayores. Detrás van Venancio y la Pintada, aunque pronto la mujer se adelanta para ponerse a la par de Demetrio. Van vestidos con sus mejores ropas. Por su parte, los soldados de menor rango requisan armas y monturas en el pueblo, que parece desierto.
Finalmente, llega la tropa a la casa del cacique Mónico, a quien vienen a buscar por antiguas rivalidades entre él y Demetrio. Entran a la fuerza. Dentro se encuentran con mujeres y niños. Demetrio exige que le sirvan vino, le entreguen las armas y el dinero escondido. Ellas insisten en que allí no hay nada de valor y que ellas únicamente alquilan la casa.
Cuando los hombres revisan la casa, de uno de los aparadores sale don Mónico, rifle en mano; ruega a Demetrio que lo deje ir y pide por su mujer y sus hijos. La escena desencadena los recuerdos que tiene Demetrio de su mujer y su hijo huyendo mientras su casa arde.
Demetrio ordena a todos retirarse de la casa de don Mónico. Fuera de la casa, las personas del pueblo esperan para robar las sobras del saqueo. Ante la noticia de que no habrá saqueo, retornan a sus casas con resignación. Uno de los soldados, quien recientemente se había unido a las filas, no obedece las órdenes de Demetrio y muere por su insolencia.
De regreso en el cuartel, Demetrio ordena a Luis prender fuego la casa de don Mónico. En lugar de delegar el encargo a otro, Luis se encarga él mismo.
Capítulo 6
Demetrio elige una de las propiedades de don Mónico para hospedarse. La casa está abandonada y en mal estado porque otros soldados han pasado por allí. Demetrio se instala en el único cuarto amueblado. Cuando Luis entra al lugar, Demetrio se encuentra mirando al techo, pensativo. El motivo por el cual su secretario está allí es para darle noticia de cómo ha ido el saqueo de la ciudad. Trae con él un saco de monedas de oro y una caja de joyas. Pero el jefe no se siente cómodo con la situación, ya que Moyahua es su pueblo natal y no ha venido a saquearla.
Luis trata de argüir que esa riqueza le corresponde a Demetrio y que debe pensar en su familia cuando la revolución haya terminado. Defiende sus acciones diciendo que Villa o Carranza no se van a ocupar de los revolucionarios cuando todo termine. Incluso sugiere que sería buena idea abandonar el país. Sus argumentos no convencen a Demetrio; para él lo único que importa es tener un trago a mano y una mujer a su lado. Luis no puede entender cómo Demetrio soporta a la mujer de turno, la Pintada. Al parecer, todo el coraje que Demetrio tiene en el campo de batalla le hace falta cuando se trata de dejar a una mujer. Menciona a Camila con nostalgia, y Luis se ofrece a ir a buscarla.
Capítulo 7
Luis y la Codorniz vuelven al caserío en el que vive Camila. A la madrugada se llevan a escondidas a la muchacha que acepta ir con ellos porque sigue enamorada de Luis. La mañana siguiente, ya en Moyahua, Camila se despierta en la cama de Demetrio. La Codorniz y los otros hombres sospechan que a Luis no le interesan las mujeres porque la chica de 14 años a la que presentó como su "futura esposa" pasó la noche con Margarito, y Camila, con Demetrio.
Movida en parte por compasión, pero también por celos, la Pintada intenta ayudar a Camila, quien se encuentra desconsolada por el engaño de Luis. Cuando la tropa se ponga en camino, Camila va a pretender sentirse enferma, la Pintada se quedará a su cuidado; luego, la enviará de vuelta a su casa “buena y sana” (p.107).
Capítulo 8
Los hombres se encuentran de fiesta en el local de Primitivo López. Luis Cervantes viene con la noticia de que han llegado órdenes para que Demetrio y sus hombres persigan a los orozquistas, seguidores de Pascual Orozco, partidario de Huerta y enemigo de Madero.
La noticia alegra a los hombres que están impacientes porque consideran que luchar contra orozquistas implica enfrentarse “al fin con hombres de veras” (p.109).
Lo primero que ordena Demetrio es que preparen una yegua para Camila. La Pintada interviene diciendo que Camila no se encuentra bien, pero cuando Demetrio le pregunta directamente a la muchacha, ella se muestra dispuesta a ir con él. La Pintada se indigna, pero no puede hacer nada porque Camila ya no rechaza a Demetrio.
Capítulo 9
La campaña es un fracaso porque no han podido dar con Orozco y sus hombres, sino con unos pocos federales y un cura con unos cuantos soldados bajo la bandera de “Religión y Fueros”. A los hombres el fracaso no los desvela porque igual se pueden dar el gusto de saquear los caseríos en el camino. Margarito trae un prisionero federal atado a su caballo. Su propósito es encontrar un poste o un árbol para ejecutarlo. De repente se cansa y decide matar al prisionero. Para ello acerca su pistola al pecho del federal y destraba el gatillo. Mira al prisionero a los ojos, disfrutando lo que ve. A último momento decide no disparar. Camila, quien ha presenciado todo, cabalga al frente para contarle sobre la crueldad de Margarito a Demetrio. La Pintada percibe lo que ha hecho Camila por lo que le advierte que ella está dispuesta a defender a Margarito de cualquier ataque.
Capítulo 10
La tropa decide descansar en un rancho. El dueño les ofrece su hospitalidad mientras los hombres descansan y sus caballos se recuperan. Demetrio y Camila conocen a un peón del campo que trabaja sin descanso a pesar de se encuentra muy debilitado a causa de una deformidad. A Demetrio le asombra el esfuerzo con el que trabaja el hombre para tan poca remuneración.
El lugar sume a Demetrio en una profunda melancolía; el rancho le hace pensar en su mujer a quien recuerda con claridad. Por el contrario, no puede traer a su mente la imagen de su hijo.
Demetrio considera ir a buscar a su mujer, pero Anastasio le dice que su rancho se encuentra muy lejos de allí. La Pintada escucha y hace llorar a Camila al decirle que Demetrio desea volver con su mujer. Demetrio consuela a la muchacha y se olvida de su mujer.
Análisis
El Capítulo 5 implica una cierta redención para Demetrio. Si bien no puede tomar ninguna decisión política sin la ayuda de Luis o la guía de Natera, es plenamente capaz de tomar decisiones en relación con la justicia. De hecho, en estos capítulos, Demetrio demuestra que tiene un código que guía sus acciones.
El episodio de la vuelta a Moyahua marca la resolución del conflicto que inicia el camino del héroe de Demetrio. Cuando don Mónico impulsa la persecución de Demetrio por parte de las fuerzas federales, obliga al héroe a separarse del lugar conocido y emprender la aventura. Pero, además, evidencia su formación en los valores que debe encarnar. Acá, Demetrio actúa de manera más reflexiva y aplica la justicia, a pesar de que se trata de una concepción de lo justo que corresponde a la Ley del talión, es decir, ojo por ojo, diente por diente. Demetrio sabe que si permite el saqueo de la casa de don Mónico no puede hacer nada para evitar los desmanes de sus tropas. En su lugar, elige devolverle a don Mónico el mismo castigo que el propio Demetrio sufrió, y quema su casa.
Más adelante, Demetrio muestra que, además de justicia, es capaz de sostener ciertos códigos que considera necesarios. Ante la propuesta por parte de Luis de llevarse todo el oro y las joyas que han podido saquear de la ciudad, Demetrio le contesta que considera que está mal robarle a su propia gente y que Moyahua es prácticamente su tierra.
La conversación sobre el saqueo entre Demetrio y Luis muestra la degradación moral del joven. Resulta esclarecedor comparar su discurso ante Demetrio cuando busca convencerlo de unirse a Natera con lo que plantea en este episodio. Vemos que en aquella ocasión apela a lo sagrado de la familia y la patria. Recordemos que la visión de Demetrio y la de Luis se distinguen en un principio porque el jefe piensa en lo personal, particular y local, mientras que el joven toma en cuenta lo universal, ideal y nacional. Sin embargo, en esta ocasión, para conseguir convencer a Demetrio, Luis solo habla de lo local: la familia. La patria parece no importarle demasiado, ya que propone a Demetrio irse fuera del país. Ya ni para Luis importa la nación en la Revolución, solo importa lo personal e inmediato.
El machismo se manifiesta en este episodio porque nuevamente las mujeres se convierten en mercancía o, en este caso, ofrendas. Para halagar a Demetrio, Luis está dispuesto a traer a Camila sin tener en cuenta lo que ella desea. La transacción sucede entre los hombres. En este punto, el tema del machismo y la alteridad empiezan a vincularse. Luis Cervantes es el “otro” para Demetrio y sus hombres inicialmente porque es un “curro”. Sin embargo, para este punto del relato, hay otros modos en los que Cervantes se aleja de lo que estos hombres consideran normativo para el sexo masculino. Cuando Cervantes trae a Camila, pero ella amanece en la cama del jefe, los demás especulan sobre por qué las mujeres de Luis siempre terminan con otros hombres. En otro sentido, Demetrio también cuestiona su condición de macho, cuando Luis propone irse del país y Demetrio responde: “siento que no es cosa de hombres” (p.104).
La cercanía de Camila resulta ser un bálsamo para Demetrio. Recordemos que la muchacha está asociada al motivo del agua que también apunta al alivio y el rol de cuidadoras que tienen las mujeres en la obra. Camila es el único personaje que denuncia la maldad de Margarito, su contracara. Si Camila está asociada constantemente al agua, Margarito es precisamente el personaje que no consigue que un mozo le sirva un vaso de agua.
Margarito ocupa un lugar central en el Capítulo 9. Allí, el trato inhumano por parte de Margarito para con su prisionero encarna la barbarie. La crueldad sin sentido y el disfrute ante el sufrimiento del federal que lleva atado a su caballo horrorizan a Camila, quien solo muestra buenos sentimientos a lo largo de toda la obra. El descenso a la barbarie de todos los hombres de Demetrio queda claro en el momento en que ninguno de ellos levanta la voz contra Margarito.
Por último, estos capítulos terminan con una revelación para Demetrio que le llega a través de un personaje que se llama Pifanio, nombre que nos hace pensar en epifanía. Ese personaje le muestra a Demetrio un retrato de su propio futuro: Pifanio se queja de su situación, pero es incapaz de salir de ella, lo mismo que le ocurrirá a Demetrio un poco más adelante en la historia.