El cine y la cultura popular
Los personajes de La traición de Rita Hayworth se entretienen yendo al cine a ver las películas que llegan de Hollywood. Toto comparte con su madre el gusto por ir al cine y pasa el tiempo de la siesta recordando las películas que vio y recortando imágenes de revistas de las estrellas de la pantalla grande.
Pero el cine no es solo un entretenimiento; es también un medio de educación sentimental que proporciona modelos de amor, de pasión y de aventura a las masas. El cine, junto con las novelas románticas que leen Mita o Paquita, sirve como punto de comparación para los procesos de formación de personajes como Toto, Esther o Cobito, y también como sistema de valores, en el que las estrellas cinematográficas son percibidas como figuras a imitar por su belleza y por su forma de encarar la vida. Así funcionan para Choli, que quiere ser una viuda intrigante como la actriz Mecha Ortiz, o para Delia, que se imagina capaz de suicidarse por la persona que ama, como los enamorados de las películas dramáticas.
El universo femenino
La traición de Rita Hayworth se adentra de lleno en el universo de intereses y preocupaciones de las mujeres. Predominan las voces femeninas que hablan sobre las banalidades de la vida cotidiana, como las tareas domésticas, el maquillaje o la vestimenta, pero también sobre los temores que atañen a su condición de mujeres en un mundo controlado por los hombres, en el que, por ejemplo, los trabajadores del Banco solo quieren tener relaciones con las mujeres de Vallejos y casarse con otras.
Este universo interpela particularmente a Toto, que prefiere jugar a la tienda o ver películas románticas antes que realizar actividades que se consideran propias de su género, o interesarse por películas de acción que interpelan más a los varones, como las de pistoleros que le gustan a Cobito. A Toto se lo feminiza por estar siempre con su madre y con sus amigas mujeres, por lo que el universo femenino significa, para él, un lugar de pertenencia al mismo tiempo que una forma de exclusión, que lo deja siempre a la búsqueda de masculinidades que se adapten a los estereotipos que le transmite el cine, como ser tan apuesto como Adhemar o el tío de Alicita.
Chismes y secretos
Una parte del universo femenino tiene que ver con la circulación de chismes, secretos que van de boca en boca y que revelan relaciones ocultas entre los personajes. Los chismes aparecen desde la primera escena, cuando la familia de La Plata charla sobre Mita y sobre los amoríos de una de sus amigas.
Toto se presenta como el confidente de personajes como Héctor y Paquita, pero también como el principal conductor de chismes en la historia. A veces con inocencia, como cuando lo increpa la Rulo para saber con quiénes tuvo relaciones Héctor, otras veces con intención, como cuando le revela al prometido de Paquita que ella estuvo con Raúl García, Toto está siempre en el medio; es el que pone a circular los secretos de los otros.
Sexualidad, machismo y violencia
La novela trata con crudeza el tema de la sexualidad que interpela a todos los personajes, de los más chicos a los más grandes. En su mayoría, los personajes masculinos se presentan como una amenaza para los personajes femeninos, que deben tener cuidado de no tener relaciones sexuales con los hombres para que no se las desprestigie socialmente.
El sexo está vinculado con la violencia, porque surge en varias ocasiones como un abuso, un sometimiento no consentido del hombre hacia la mujer, y también del hombre hacia el hombre, abuso que sucede entre los menores de edad, frente a la vista desprevenida de los adultos. Toto es una potencial víctima de abuso sexual en parte por su feminización, que lo pone en un lugar de constante peligro, como el que viven personajes como Teté o Paquita. La violencia sexual impregna todo el relato, desde la mirada infantil del Toto de seis años, que no sabe lo que significa “cogía”, hasta en el discurso de Choli, que dice que su marido perdía el control cuando ella se desnudaba.
Las diferencias socioeconómicas
A varios personajes de La traición de Rita Hayworth les pesan las diferencias socioeconómicas que perciben, en particular, entre ellos y la familia Casals. Los personajes más chicos, como Teté o Cobito, notan las posesiones y los privilegios que tiene Toto, que de chico tiene los mejores juguetes, o que puede salir a cenar los domingos en el internado. Herminia anhela poder tener la vida que tienen sus compañeros del colegio, como Toto, que va todos los domingos al cine y después a una confitería, mientras Delia envidia las meriendas y las cenas que se sirven en la casa de Mita y de Berto.
Los Casals son una familia que intenta mantener cierto estatus social. Por eso Héctor se ve obligado a vivir en una pensión en Buenos Aires para aspirar a una mejor educación de la que podría tener en Vallejos, mientras Toto se llena de actividades extracurriculares, como piano e inglés, que lo distinguen de los demás. En el final, nos enteramos de que esta distinción social y económica de los Casals no siempre fue estable, porque Berto tuvo que pretender estabilidad a los ojos de Mita y de su familia mientras padecía una crisis económica por la sequía.
La religión
La religión es un tema recurrente de La traición de Rita Hayworth porque la mayoría de los personajes profesan la fe católica, que es un apoyo moral y un consuelo, pero también una amenaza de castigo que obstaculiza el deseo. Teté opone sus ganas de comerse una naranja con la obligación que siente de tener que rezar para que su madre no se muera, mientras Paquita teme que se la castigue por el pecado de haber tenido un encuentro sexual con Raúl García y también por el solo hecho de pensar en estar con él. La religión entra en el fluir de la conciencia de los personajes como un sistema de preceptos que los condicionan, y aunque para algunos puede ser un consuelo, como para Herminia, que a pesar de su resignación a vivir sola no cuestiona su fe, para otros —en especial, para Mita y Toto— la religión es un engaño, una forma de hacernos creer en que existe algún tipo de justicia y de orden en un mundo lleno de maldad y de desgracia.
La traición y la venganza
Los personajes de la novela de Puig viven como traición la frustración de sus expectativas con respecto a lo que quieren de sus vidas o lo que esperan de los demás. El cine transmite ideales que no se condicen con la realidad que atraviesan los personajes. Por eso la figura simbólica de la traición, Rita Hayworth, es una estrella cinematográfica que, por un lado, representa el desajuste entre ficción y realidad y que, por otro lado, toma en la película Sangre y arena el rol del personaje que traiciona a los otros. Personajes como Esther, Toto y Delia sienten como traición no poder tener romances como los que ven en las películas, mientras otros sufren como traición la desilusión que les producen las personas, como le ocurre a Héctor con Mita, de quien espera apoyo para quedarse en Vallejos, o a Berto con su hermano, que le reprocha haberlo abandonado. El momento de la venganza ante la traición ocurre a veces en planos ficticios, como cuando Toto imagina a los que no se salvarán el día del Juicio Final, o en planos más concretos, como cuando Cobito intenta vengarse de sus propias frustraciones intentando abusar sexualmente de Toto.