Capítulo 5
Resumen
Alex se despierta a las 19:30 y les dice a sus padres, que han vuelto a su casa, que se siente mejor y está listo para ir a trabajar esa noche (ellos creen que así es como su hijo pasa las noches). Su padre le pregunta educadamente qué hace, pero Alex es evasivo. Aquel relata un sueño que tuvo la noche anterior, en el que Alex estaba tirado en la calle, golpeado por los amigos que tenía antes de ir al último correccional, sin capacidad de reacción. Alex le asegura que estará bien y le da todo su dinero.
El joven deja el departamento y encuentra a su pandilla esperándolo cerca de la entrada. Los amigos dicen sarcásticamente que les preocupa haberlo ofendido la noche anterior. Cuando Alex quiere afirmar su autoridad, los amigos le dicen que quieren manejar las cosas de una nueva forma, más democrática. También quieren llevar a cabo robos más grandes, y están preparados para uno esa noche. Alex está en contra de la idea, pero acepta.
Georgie quiere ir a beber primero. En el camino, Alex escucha unos compases del Concierto para violín de Beethoven y eso lo inspira a sacar su navaja y enfrentarse a Georgie, que se defiende con su cuchillo. Alex lo hiere, Georgie deja caer su cuchillo y entonces el Lerdo ataca a Alex con su cadena. Este le hace un profundo tajo y reafirma así su liderazgo. Envuelve con uno de sus pañuelos la muñeca sangrante del Lerdo y todos van al bar Duque de Nueva York, el mismo de la noche anterior. Pete compra bebidas para las ancianas de antes. Alex quiere llevar a cabo el plan de Georgie y lo presiona para realizarlo. Su amigo se muestra un poco reticente ahora pero Alex finalmente lo convence. Georgie da detalles del plan, que consiste en robarle a una anciana rica, y la pandilla sale del bar para concretarlo.
Análisis
La respuesta de Alex a su padre sobre la naturaleza de su “trabajo” (que como él nunca le pide dinero, su padre no debería indagar en el tema) vuelve sobre la problemática del libre albedrío. Dado que Alex no molesta a su padre para pedirle dinero, este debería darle a aquel la libertad de hacer lo que quiera y respetar su privacidad. Sin embargo, su padre no sabe que Alex consigue su dinero por medios ilícitos. Por lo tanto, al no entrometerse en la libertad y la privacidad de Alex, permite que los actos malvados de su hijo continúen.
Por otra parte, Burgess vuelve a hacer una advertencia sobre el riesgo de perder las libertades, aún en los gobiernos democráticos. Lo podemos ver en la frase “Pete había dado al Lerdo el soviet de no sacarse el usy de la talla, y el Lerdo lo había acatado” (36), donde la palabra del nadsat “soviet” significa “orden”. Irónicamente, los jóvenes que acaban de expresar su deseo de que la pandilla se vuelva más democrática, en vez de debatir las cosas democráticamente, dan órdenes. Además, la palabra “soviet” alude al comunismo soviético, cuyas rígidas jerarquías de poder hacían endeble la fachada de igualdad.
Pero Burgess también critica el capitalismo en boca de Alex. Cuando sus amigos quieren robar grandes cantidades de dinero, Alex les pregunta: “¿Ahora quieren ser unos gordos capitalistas mugrientos?” (33).
Finalmente, las armas de cada personaje son representativas. Alex usa una navaja, un elemento cuyo uso convencional es rasurar la barba de la cara y el cuello, apropiada para alguien cuyo poder persuasivo es superior al del resto de la pandilla. El Lerdo usa una cadena, como cabría esperar de una persona torpe y brutal. Georgie, finalmente, empuña un cuchillo, un arma más convencional pero apropiada para una traición, como la que parece pergeñar contra Alex. Pete, notablemente, se abstiene de pelear aquí, lo que tal vez sea un indicio de que es el más maduro.
Capítulo 6
Resumen
La pandilla viaja al viejo barrio rico. Llegan a la casa que planean robar. Ven a una anciana adentro vertiendo leche para sus gatos. Alex llama a la puerta y, con voz "refinada", dice sus palabras habituales a través del orificio que la puerta tiene para la correspondencia: su amigo necesita ayuda. La mujer se niega a abrirle y Alex finge irse. Luego se sube a hombros del Lerdo para alzarse hasta la ventana del primer piso. Luego entra y baja las escaleras para sorprender a la mujer, y ve que tiene una cantidad de gatos exorbitante. Luego se tropieza con un platito de leche y ella aprovecha la oportunidad para golpearlo, pero él logra incorporarse y la derriba. Un gato lo ataca mientras intenta apoderarse de un busto de Beethoven. El joven cae al suelo y la mujer le da golpes en la cara mientras incita a sus gatos a que lo ataquen. Entonces, algunos gatos se tiran encima de él y empiezan a arañarlo. Luego, la anciana araña también la cara de Alex y él se pone furioso y la golpea en la cabeza con una estatua de plata. La mujer se queda inconsciente.
Al escuchar las sirenas y darse cuenta de que la mujer pudo haber llamado a la policía después de que él le hablara por primera vez a través de la puerta, Alex abre apresuradamente la puerta principal y ve que dos de sus amigos se están escapando. El Lerdo está de pie en el umbral, Alex le advierte que está llegando la policía y él le responde: “tú te quedarás a recibirlos”. Lo golpea en los ojos con su cadena y se va. Alex no puede ver. La policía llega de inmediato y lo arrestan. Les dice que se lleven también a sus amigos, traidores, pero se da cuenta de que no servirá de nada. La policía se lo lleva, feliz de haberlo atrapado, pues es un criminal conocido. Una ambulancia, que conduce en la dirección contraria, va a atender a la víctima. Los policías continúan golpeando a Alex cuando llegan a la comisaría.
Análisis
La ceguera de Alex, al final del capítulo, presagia irónicamente la técnica de Ludovico, que hará su aparición en la segunda parte de la novela, y en la cual sus ojos se mantienen abiertos a la fuerza. Además, la imposibilidad de ver, aquí, simboliza su ceguera a lo largo de todo el capítulo: no se da cuanta de que sus amigos planean traicionarlo, y comete dos errores notables que lo llevan a ser atrapado. Primero, cree que escucha a la mujer hablando como una loca con sus gatos en lugar de llamando a la policía. En segundo lugar, por la ambición de tener un busto de Beethoven, da lugar a que los gatos y la mujer lo ataquen. La mayor ironía aquí es que su amor por la música ahora lo convierte en víctima, en lugar de llevarlo a victimizar a otros, como solía hacerlo. Esto también presagia la segunda parte.
Burgess expone además la corrupción del gobierno del lugar en el que se ambienta la novela. La policía es tan aficionada a la violencia como él, y los efectivos golpean felizmente a su víctima en represalia por sus crímenes.
La leche se ha utilizado previamente como símbolo de la inmadurez de los jóvenes, que la beben con drogas en el bar Korova. Además, Alex tiene una relación un tanto obsesiva con los senos de las mujeres. Aquí, la anciana le está dando leche a sus gatos. En cierto sentido, este episodio puede leerse como una venganza por la violencia sexualizada de Alex. La anciana, completamente desprovista de cualquier sexualidad, lo ataca con su ejército de gatos, criaturas convencionalmente femeninas.
Capítulo 7
Resumen
Alex es llevado a una oficina con cuatro policías y oye a unos efectivos golpear a un prisionero en una celda cercana. Cuando Alex se niega a hablar sin un abogado, un policía lo golpea en el estómago. Entonces el joven toma represalias dándole una patada en la espinilla, lo que provoca una golpiza a manos de todos los policías presentes, hasta que vomita. Deltoid entra y le dice que irá al tribunal al día siguiente. Alex trata de fingir que no tiene ninguna responsabilidad en los hechos de los que se le acusa y pone una voz llorosa. El jefe de la policía le advierte a Deltoid que Alex tiene una gran capacidad persuasiva: "Canta como un jilguero" (43), afirma. Deltoid es indiferente a los argumentos de Alex y, antes de irse, lo escupe inesperadamente en la cara.
Alex da una larga declaración de su pasado violento a la policía. Lo llevan a una celda donde se defiende de los otros delincuentes. Finalmente se duerme y sueña que está en un campo con flores y árboles y ve un macho cabrío con cara de hombre. Allí escucha el final de la Novena Sinfonía de Beethoven, con las palabras cambiadas. Lo despiertan y lo llevan nuevamente ante el jefe de la polícia, cuya severa actitud hace que Alex se dé cuenta de que la anciana a la que golpeó ha muerto.
Análisis
El jefe de la policía justifica el brutal trato hacia Alex: “La violencia engendra violencia (…) Se resistió al arresto legal.” (43). Sin embargo, Alex ha demostrado que la violencia puede surgir de sí mismo y no del entorno. Además, no es cierto que él se haya resistido al arresto. La policía tiene tendencias tan violentas como Alex, pero, por ser agentes del Estado, su corrupción es peor.
Deltoid también tiene algunas sombras debajo de su simpática apariencia. Si bien el hecho de que escupa a Alex en la cara parece ser la consecuencia de una enorme decepción, tal vez también haya sido porque finalmente se siente libre de dañarlo, de una manera que antes -cuando estaba a cargo de su buen comportamiento- no podía hacerlo.
Por otro lado, el jefe de la policía advierte que Alex cuenta con una gran capacidad persuasiva. Por eso lo compara con un ave reconocida por la belleza de su canto: "canta como un jilguero" (43). Alex trata de convencer a Deltoid de su inocencia, culpando a sus amigos y poniendo voz llorosa. Vimos que también en otras oportunidades Alex cambia su voz, por ejemplo poniendo voz "de caballero" (18) o "refinada" (37), en capítulos anteriores, para engañar a sus víctimas. Y si es capaz de manipular la voz para engañar a sus oyentes, podemos preguntarnos entonces si a nosotros también nos engaña, como lectores, llamándonos lisonjeramente "amigos" y "hermanos", para que empaticemos con él y nos pongamos de su parte.
El cuarto y último movimiento de la Novena sinfonía contiene el famoso “Himno a la alegría”. Sus palabras finales están modificadas en el sueño de Alex con un sentido totalmente contrario e irónico:
Muchacho, rugiente tiburón del paraíso
azote del Elíseo,
corazones de fuego, transportados, extáticos,
te tolchocaremos en la rota y patearemos
el culo grasño y vonoso… (44)
En esta versión, toda la alegría de la humanidad se ha vuelto violencia y, además, se han incorporado palabras de la jerga nadsat. En su sueño, las palabras de la sinfonía se mezclan con otras relacionadas a sus recientes golpizas, de modo que hay un presagio de los experimentos de control mental de la segunda parte de la novela. Incluso los golpes se han infiltrado en el cerebro de Alex y han hecho que la música sea menos placentera para él, un efecto que a continuación se volverá mucho más preponderante.