Aunque la narradora parece totalmente inactiva, en verdad no para de pensar y reflexionar (Ironía situacional)
La narradora, al notar una mancha sobre la pared, se sumerge en un sin fin de divagaciones al respecto. En las mismas atraviesa temáticas históricas, privadas, religiosas, sociales y artísticas. Sin embargo, contrariamente a su actividad mental, su cuerpo permanece fijo en el asiento durante todo el relato. Sus pensamientos son tan frenéticos como su cuerpo es estático.
Mientras que la narradora es incapaz, a pesar de sus reflexiones, de determinar la naturaleza de la marca en la pared, el hombre, al final del relato, lo resuelve con facilidad (Ironía situacional)
La narradora pasa gran cantidad de tiempo (todo el relato) meditando sobre el origen de aquella marca. Irónicamente, el hombre que interrumpe sus pensamientos resuelve el misterio sin siquiera planteárselo como tal.