Escuela de medicina/convento (símil)
En el cuento “La pena” leemos:
“Hombres y mujeres, todos de blanco, le daban un aire de comunidad religiosa al edificio. Por sus pasillos relucientes pasaban monjes y monjas juveniles. A Juan se le ocurrió que la castidad sería la regla de esta orden de jóvenes médicos”.
Allí donde Juan Zamora va a estudiar, en Estados Unidos, para realizar el posgrado que tanto deseaba su madre, la escuela de medicina parece más bien un convento. El narrador establece el símil a partir de algunos elementos como los delantales blancos, que parecen hábitos de confinamiento.
La pareja del amor y la memoria (metáfora)
En el cuento “Malintzin de las maquilas” leemos el siguiente fragmento:
“La que mejor llevaba la cuenta de las historias era la Candelaria, y su conclusión era que todas venían de otra parte, ninguna de ellas era fronteriza, le gustaba preguntarles de dónde venían, a ellas les costaba hablar de eso, sólo con la Candelaria como que tenían confianza, se atrevían a enlazar amor y memoria y la Candelaria quería mantener viva esa pareja, sentía que era importante, no condenarse al olvido, ni al desamor que es muerte del alma, volvió a canturrear con el inolvidable José Alfredo, como decían los programas de radio”.
De todas las mujeres que van a trabajar a Ciudad Juárez, hay una de ellas, más combativa, que siempre intenta generar consciencia en sus compañeras. Se trata de la Candelaria, quien pretende, metafóricamente, que la memoria y el amor vayan siempre juntos, como si fuesen una pareja.
Es decir, quiere sembrar consciencia en las demás trabajadoras, para que siempre tengan presente la importancia de recordar aquello que se vincula con los afectos más genuinos, atravesando las condiciones explotadoras en que les hacen trabajar sus empleadores.
México/ficción (metáfora)
En el cuento “La frontera de cristal” encontramos la metáfora del país como ficción. Es decir, el personaje protagonista se da cuenta de que los habitantes mexicanos han intentado vivir normalmente, pero resulta que lo que es la nación de la cual forman parte es más bien una especie de mentira. ‘Ficción’ y ‘sueño’ son dos palabras para remitir, metafóricamente, a esta idea de que México no es tomado en serio.
“[Lisandro] No quiso mirar hacia abajo porque temía descubrir algo horrible que quizás sólo desde el cielo podía verse; ya no había país, ya no había México, el país era una ficción o, más bien, un sueño mantenido por un puñado de locos que alguna vez creyeron en la existencia de México...”.
Trabajadores/Jesús combativo y justiciero (metáfora)
En el cuento “Río grande, río bravo”, leemos:
“Esta noche de los brazos abiertos en cruz y los puños cerrados, Serafín, a los veintiséis años, no espera nada de nadie, él lleva dos años organizando la banda que casi todas las noches cruza la frontera con treinta mexicanos armados y amontona cajones de madera, fierros viejos, tejas y chasis abandonados en los rieles de la Southern Pacific de Nuevo México, cambia las agujas de las vías, detienen al tren, se roban todo lo que pueden para venderlo en México y llenan los vagones de indocumentados mexicanos”.
Si bien los brazos ‘en cruz’ deben remitir a la postura que adquieren los trabajadores para llevar en la espalda las cargas propias de su labor, también podríamos pensar en que cada uno parece una especie de Cristo entregado al sacrificio del trabajo forzado. El narrador llama a la noche misma ‘noche de los brazos abiertos en cruz y los puños cerrados’. Los puños cerrados, a su vez, nos permiten pensar en el combate, en una entrega que no es total, sino parcial, momentánea, consciente de que los están explotando.