Resumen:
Durante las siguientes semanas, Harry, Ron y Hermione hacen un esfuerzo especial para ser gentiles con el Profesor Quirrel, esperando que el apoyo que le demuestran lo ayude a seguir oponiéndose a Snape. Para Hermione también comienza la preocupación por los exámenes finales, que serán en diez semanas y que deben aprobar para poder acceder al segundo año de estudios. Un día, mientras repasan en la biblioteca, son interrumpidos por Hagrid, que los invita a tomar el té en su cabaña.
Durante la visita, los tres niños llenan a Hagrid de preguntas sobre la Piedra Filosofal. Él se reúsa a darles detalles, pero sí les dice que cada uno de los profesores ha colocado un hechizo de protección sobre la Piedra. Hagrid también les dice que él jamás revelaría cómo neutralizar a Fluffy. Cambiando de tema, el gigante les muestra un huevo de dragón, un Ridgeback Noruego, que ganó hace poco en un juego de póker. La crianza de dragones es altamente ilegal, pero Hagrid se mantiene firme en sus intenciones, pues su sueño de toda la vida es tener un dragón.
Unos días después Harry recibe una nota de Hagrid en la que le avisa que el dragón está por nacer. Los tres niños se apuran a la cabaña de su amigo para presenciar el nacimiento. Hagrid lo llama Norbert. Desafortunadamente, pocos minutos después de haber roto el cascarón sienten un ruido fuera de la cabaña y notan que Malfoy los ha estado espiando y vuelve al castillo. Con Malfoy transformado en una amenaza para Hagrid, los tres niños tratan de convencer a su amigo de que envíe a Norbert con el hermano mayor de Ron, Charlie, que trabaja con estos animales en Rumania. Si pueden llevar a Norbert a la torre más alta de Hogwarts durante la medianoche del sábado, los amigos de Charlie lo buscarán y lo sacarán del país.
La situación se complica cuando Ron es mordido por Norbert y su mano se infecta. Mientras se encuentra en el hospital, Malfoy lo visita y encuentra la nota enviada por Charlie, en la que están todos los detalles del plan para la fuga de Norbert. Harry y Hermione saben entonces que deben apurarse y tomar precauciones contra Malfoy. Después de que Hagrid se despide de su pequeño bebé, los dos niños se las arreglan para subir la jaula con Norbert hasta la torre más alta, utilizando la capa invisible para logarlo sin que los detecten, y entregan el dragón a los amigos de Charlie sin contratiempos. Contentos por el éxito de su misión, regresan a la torre de Gryffindor sin darse cuenta de que se han olvidado la capa de invisibilidad, y son atrapados por Filch justo frente al retrato de la Dama Gorda.
Filch los lleva con la Profesora McGonagall, que también ha atrapado a Malfoy y a Neville. La profesora les quita a cada uno 50 puntos de sus casas y les ordena reportarse con Hagrid, en el Bosque Prohibido, la semana siguiente. Con la pérdida de 150 puntos, Gryffindor ya no está a la cabeza del campeonato de casas y todos los estudiantes comienzan a mostrar un abierto desprecio hacia Harry. El niño, desalentado, piensa incluso en renunciar a su puesto de Buscador en el equipo, pero finalmente decide dejar de romper las reglas en el colegio.
Sin embargo, esta decisión de Harry se pone a prueba cuando escucha accidentalmente al Profesor Quirrel sollozando y prometiéndole a alguien hacer algo. Asume que Quirrel se ha rendido ante Snape, aunque no llega a ver a este último en la sala. Harry entonces decide que debe tratar de robar la Piedra Filosofal antes de que Snape lo haga, y les pide a Hermione y a Ron que descubran una manera de superar a Fluffy.
Para cumplir con su detención, Harry, Hermione, Malfoy y Neville son divididos en grupos para buscar, en el Bosque Prohibido, a un unicornio que ha sido herido. Harry y Malfoy encuentran el cuerpo muerto del animal y a una misteriosa figura encapuchada que bebe su sangre. Malfoy escapa aterrorizado, pero Harry permanece inmóvil, totalmente paralizado por el repentino dolor que estalla en su cicatriz. La figura avanza amenazante hacia él, pero un centauro entra en escena y protege a Harry en el último momento, logrando que el encapuchado huya. El centauro, Firenze, lleva a Harry con Hagrid y explica que la figura encapuchada no es otro que Voldemort. Al beber la sangre del unicornio, Voldemort puede sobrevivir, aunque con una maldición sobre su vida, hasta que robe la Piedra Filosofal y la use para producir el elixir de la vida.
Análisis:
Rowling sigue desarrollando el tema del deseo y sus peligros en estos dos capítulos. Hasta esta altura de la narración, el personaje de Hagrid ha sido esbozado de manera simple. Con la excepción de su viaje a Diagon Alley con Harry, en el cual la narración incluye algunos indicios sutiles del trasfondo de Hagrid, el lector no ha recibido más información sobre su verdadera naturaleza. De hecho, el único rol del personaje parece ser el de funcionar como un dispositivo humorístico a partir de sus olvidos o de la incapacidad de mantenerse en silencio y no revelar información delicada. Sin embargo, Hagrid es tan complejo como el resto de personajes en el libro, un hecho que Rowling demuestra mediante su deseo más profundo: tener y criar un dragón por su cuenta.
Con el espejo de Oesed, Harry ha aprendido sobre los peligros del deseo desde una postura individualista. Si un individuo se obsesiona con sus deseos, él o ella puede perder fácilmente la noción de la realidad y dejar de avanzar en su vida. Con Hagrid, sin embargo, se introduce un nuevo tipo de problema: el de dañar a los individuos que nos rodean. Cuando Hagrid les cuenta a los niños acerca de su dragón, ellos no se dan cuenta de la magnitud del problema. Como Rowling revela más adelante, el deseo de Hagrid de tener un dragón no es satisfecho por el azar, sino como parte del plan de Voldemort de robarse la Piedra Filosofal. Apelando a los deseos irresueltos de Hagrid, Voldemort consigue manipularlo para que le revele cómo pasar a través del perro de tres cabezas que custodia la piedra.
Gracias a la conversación acerca del deseo que tuvo con Dumbledore, Harry sospecha de este deseo repentinamente satisfecho de Hagrid, y la dimensión detectivesca vuelve a irrumpir en el relato: el juego de indicios continúa, y Harry se pregunta si ese extraño no sería otro que Voldemort o Snape, y si Hagrid no habrá compartido con él información importante sobre la Piedra filosofal o las debilidades del perro de tres cabezas.
Desafortunadamente, él y Hermione deben preocuparse primero de proteger al gigante en el corto plazo, asegurándose de que Hagrid no sufra las consecuencias legales por poseer un dragón de contrabando. Para cuando Harry se da cuenta de que Hagrid ha dado accidentalmente a Voldemort la clave para neutralizar a Fluffy, ya es demasiado tarde. El deseo insatisfecho de Hagrid como catalizador de los eventos se desarrolla en el resto de la novela. Si no fuera por este desliz del gigante, la Piedra Filosofal no estaría en peligro, Harry no habría necesitado protegerla, y no se habría enfrentado a Voldemort en el capítulo final del libro.
Este evento también ayuda a Harry a desarrollar su conciencia sobre el bien y el mal. Hagrid no será jamás descripto en el libro como un personaje “malvado”, pero sus acciones sí ayudan a los personajes malvados. Como Rowling ha expresado a lo largo de la narración, todos los personajes tienen sus falencias y no pueden ser categorizados puramente como buenos o malos y, como Harry descubre, los deseos individuales pueden ser fácilmente manipulados para obtener los fines más diversos.
En los relatos tradicionales también existe esta estructura narrativa en la que es un personaje benigno el que ayuda al villano, ya sea porque lo han engañado o porque lo obligan por la fuerza. Tal como Blancanieves acepta la manzana envenenada de la extraña anciana que se presenta ante su puerta, Hagrid cae en la trampa de un extraño que lo tienta con la concreción de su deseo: obtener un huevo de dragón: “-¿Dónde lo conseguiste, Hagrid? –Preguntó Ron, agachándose ante la chimenea, para mirar de cerca el huevo. (…) –Lo gané –explicó Hagrid–. La otra noche. Estaba en la aldea, tomando unos tragos y me puse a jugar a las cartas con un desconocido. Creo que se alegró mucho de liberarse de él, si debo ser honesto” (p. 195). Así, Hagrid es engañado y, sin darse cuenta, ayuda a Voldemort a superar una de las pruebas que protegen a la Piedra Filosofal.
En el capítulo 15, Harry se enfrenta en el Bosque Prohibido cara a cara con la fuente del mal: Voldemort. Esta sí es una figura donde lo maligno aparece sin ambigüedades o matices: solo la criatura más oscura y malévola sería capaz de asesinar a un unicornio, la criatura más pura que existe, para beber su sangre y mantenerse así con vida. Como explica Firenze, la sangre del unicornio posee cualidades mágicas extremadamente potentes, y aquel que la beba no será tocado por la muerte. Sin embargo, al tratarse de algo tan puro, mancillar la vida de un unicornio para beber su sangre conlleva también una maldición: “La sangre de unicornio te mantiene con vida, pero a un precio terrible. Si uno mata algo puro e indefenso para salvarse a sí mismo, conseguirá media vida, una vida maldita, desde el momento que la sangre toque sus labios” (p.215).
El repentino dolor que Harry siente en su cicatriz le recuerda al lector que esta está allí por algo más que como un elemento ornamental: sirve como un indicador del mal. Así, cuando Harry siente un leve dolor en sus interacciones con Snape, es un signo de que en algunos aspectos de la naturaleza de este se esconde algo malvado. En este caso, el dolor insoportable que Harry siente en su cicatriz apunta a que la figura encapuchada es la concreción del mal más puro. Entre las treinta y un funciones del cuento que destaca Vladimir Propp está contemplada esta estructura, y se la denomina branding: en un enfrentamiento con el villano, el héroe recibe una marca física que lo acompañará el resto de su vida. Esa marca no solo es un distintivo físico, sino que a veces conlleva poderes ocultos. En el caso de Harry, su cicatriz en la frente no es solo un recordatorio del enfrentamiento que ha producido la derrota de Voldemort, sino que cumple también una función que el muchacho debe aprender a interpretar a lo largo de la saga: la de mostrarle la presencia del Señor Oscuro o indicarle que algo malo está sucediendo en el mundo mágico debido a la intervención de Voldemort.