En los últimos treinta años, las sagas fantásticas han desencadenado un fenómeno transmediático sin precedentes. La eclosión de este hipergénero a fines del siglo XX ha producido una cantidad inmensurable de textos cuyo denominador común es su escritura en ciclos o series, presentando universos alternativos autónomos que desarrollan todo un paracosmos en torno a las aventuras de héroes y a confrontaciones que sus seguidores suelen calificar de “épicas”.
El fenómeno se acrecienta aún más ya que el público consumidor de dichos productos de la cultura se involucra activamente en él, y comienza a desarrollar prácticas que tienden a completar las historias de sus autores favoritos, haciendo de los mundos creados espacios donde se conjugan el juego y la invención, y produciendo un sinfín de historias paralelas y de continuaciones posibles a las entregadas por los escritores. Lejos de pensarse como una moda, este accionar activo de los amantes de las sagas conforma una nueva modalidad de recepción, una nueva forma de intercambio cultural que se ha denominado fandom (del inglés, fanatic kingdom), o sea: “el reino de los fanáticos”. Estos lectores – aficionados, activos, adictos – son ahora autores de fanfic (del inglés, fan fiction), es decir, continuaciones no oficiales que extienden el mundo de ficción y lo transforman en un espacio habitable en el que compartir gustos, experiencias e intereses.
Como dispositivo cultural, el fandom dota a la saga de un ámbito de expansión y crecimiento ideal, lo que produce a su vez un sinfín de productos literarios de muy variada calidad. Esto mismo ha llevado a críticos y teóricos a desestimar el fenómeno de la saga, dejándolo fuera de consideración o tildando sus productos de literatura baja o popular. Sin embargo, entre ellos destacan autores y obras cuyo mérito debe ser reconocido, cuyas propuestas son dignas de consideración y estudio.
Harry Potter es uno de los mayores ejemplos de este fenómeno. La peculiaridad de la recepción de la serie de Rowling es verificable en la actitud de los lectores, quienes en los últimos veinte años han respondido a la saga con la producción de un sinfín de textos que revisitan el mundo de Harry Potter. Esta producción ha invadido la red y sus páginas suman suscriptores todos los días. Los fanfics son narrativas que los internautas escriben y publican en las redes sobre sus historias y sus personajes preferidos. Los fans inventan nuevos acontecimientos que tienen lugar en el mundo creado por Rowling con el objetivo de seguir rellenando los "vacíos" de los textos originales.
El sitio web más importante para la publicación de fanfics es el norteamericano fanfiction.net, espacio cuya única finalidad es la publicación de ficciones creadas por la comunidad de usuarios. Allí, pueden leerse más de 250.000 fanfics de Harry Potter, publicados en veintinueve lenguas.
Este fenómeno plantea una nueva modalidad de lectura, mucho más activa, que es adoptada por niños y jóvenes en todo el mundo y que sostiene la idea de un lector participativo, que ya no considera al libro en papel como una obra monolítica que se vale por sí misma, sino que explora toda la avalancha de productos que el libro produce en los medios más diversos. Las sagas fantásticas que proponen mundos abiertos y una profusión de personajes son los escenarios más fértiles para esta avalancha de producciones. Actualmente, El Señor de Los Anillos y la saga de Star Wars son los mundos predilectos de los fans, seguidos de cerca por la saga de Harry Potter.