Desgracia

Desgracia Resumen y Análisis Capítulo 1

Resumen

David Lurie tiene cincuenta y dos años y que ha pasado por dos divorcios. Como todos los jueves, Lurie se acerca al hotel Windsor Mansions para pasar la tarde con Soraya, una prostituta con la que se encuentra cada jueves desde hace más de un año. La conoció a través de la compañía Acompañantes Discreción que ofrecía los servicios de Soraya bajo la etiqueta de “exótica” por tratarse de una mujer musulmana.

A pesar de que su relación es “comercial”, a Lurie les gustan algunas características de la personalidad de Soraya. Por ejemplo, encuentra curioso que se dedique a la prostitución, pero mantenga opiniones conservadoras, casi puritanas, acerca de la vida.

Por la satisfacción que recibe de ella, Lurie empieza a sentir cierto grado de afecto y cree que ella también siente algo por él. Se preocupa por Soraya y considera injusto, por ejemplo, que la compañía para la que trabaja se lleve la mitad de los que paga él por estar con ella. A veces considera encontrarse con ella por fuera de la compañía y del arreglo “comercial”.

En cuanto a su vida profesional, David Lurie trabaja como profesor en la Universidad Técnica de Ciudad del Cabo. Antes de que se hiciera una reforma en la universidad, Lurie enseñaba lenguas modernas, pero ahora es profesor adjunto de Comunicaciones, materia con la que no se encuentra en consonancia. Dado que no se interesa demasiado por sus materias, no es un profesor que goce del aprecio de sus alumnos. No obstante, cumple con sus obligaciones como profesor sin falta. Cada año le permiten impartir un curso sobre su especialidad, y ese año su curso trata sobre los poetas románticos.

En los veinticinco años que lleva en su carrera académica, ha escrito tres libros. Su idea por el momento es escribir un libro sobre Byron, poeta del Romanticismo inglés. En un principio se iba a tratar de una obra de crítica, pero ahora desea escribir algo musical.

Su relación con Soraya, que tanto lo satisface, llega a un punto de inflexión cuando se encuentra con ella en la calle. Soraya va acompañada de sus hijos, Lurie la sigue y en un momento, a través de la ventana de un local, la mira y ella le devuelve la mirada. A partir de ese momento todo cambia. Se vuelven a ver el jueves, pero ninguno de los dos menciona haberse cruzado. En los encuentros que siguen Soraya parece estar cada vez más lejana. Finalmente, en la compañía Acompañantes Discreción le informan que Soraya ya no trabaja para ellos.

Desolado, agenda un encuentro con otra prostituta más joven e inexperta, pero no lo satisface. Intenta otro camino y comienza a salir con Dawn, la nueva secretaria de departamento de la universidad en la que trabaja. Es una mujer casada y con hijos. Desea dejar Sudáfrica y mudarse con su familia a Nueva Zelanda. El encuentro sexual con Dawn le resulta repugnante a Lurie, por lo que desde ese día evita encontrarse con ella.

En lugar de intentar seducir o invitar a salir a otra mujer, opta por contratar a un detective para encontrar a Soraya. Cuando ya cuenta con sus datos, la llama por teléfono. Soraya lo acusa de acoso y le pide que no vuelva a llamar a su casa.

Análisis

La novela empieza remarcando la edad del protagonista en relación con su sexualidad en la primera oración del capítulo 1, lo que resulta significativo porque establece uno de los temas centrales de la obra: el deseo sexual en la madurez. A sus cincuenta y dos años, David Lurie continúa sintiendo un impulso sexual bastante activo. No obstante, Lurie también posee absoluta conciencia del pasar de los años, y se siente viejo y poco atractivo. De hecho, en esa primera oración del capítulo vemos que Lurie vive su sexualidad como un problema: el narrador en tercera persona menciona que “a su juicio ha resuelto bastante bien el problema del sexo” (p.7). Cuando “la solución” que suponía el encuentro de todos los jueves con Soraya deja de estar disponible, Lurie invita a salir a Dawn, la secretaria de departamento de la universidad en la que trabaja.

Como consecuencia de la insatisfacción que siente tras tener sexo con Dawn, piensa cuán más fácil sería eliminar el deseo del todo. Lurie alude a Orígenes, teólogo y padre de la Iglesia de Oriente de quien se dice que se castró a sí mismo, mientras cavila sobre abandonar su vida sexual: "Tendría que dejarlo de una vez por todas, retirarse, renunciar al juego. ¿A qué edad, se pregunta, se castró Orígenes? No es la más elegante de las soluciones, desde luego, pero es que envejecer no reviste ninguna elegancia." (p.17). Para él, no corresponde que las personas mayores continúen respondiendo a su deseo sexual porque en realidad les corresponde "prepararse para morir" (p.17), por eso en la cita se pregunta acerca de la edad en la que Orígenes tomó la decisión de castrarse. Luego, continúa cavilando sobre la opción de castrarse porque la alternativa, ser un viejo que se "ejercita sobre el cuerpo de una mujer" (p.18), le parece un espectáculo aún más desagradable. Para Lurie, el contraste entre la lujuria y el envejecer es un verdadero problema.

En el primer capítulo observamos una serie de referencias a animales. En primer lugar, Lurie se compara a sí mismo con una serpiente por el modo en el que practica el sexo: "En el terreno del sexo, aunque intenso, su temperamento nunca ha sido apasionado. Si tuviera que elegir un tótem, sería la serpiente" (p.9). La asociación de Lurie con la serpiente aparece más veces en la novela. En un principio, Lurie se compara a sí mismo con la serpiente porque su manera de practicar el sexo es "un tanto árida" (p.9). Más adelante, la asociación se va a establecer desde el lugar de la serpiente como seductora. En segundo lugar, al final del capítulo, se compara a sí mismo con un depredador que se “asoma como un intruso en la guarida de la zorra, en el cubil de sus cachorros” (p.18). Esta última imagen que utiliza Lurie para explicar lo que debe sentir Soraya cuando él invade su espacio al llamarla a su casa, anticipa otras actitudes “predadoras” que mostrará el protagonista a lo largo de la novela.

La novela está narrada en tercera persona, pero focaliza los hechos desde la perspectiva de Lurie. Por este motivo tenemos acceso a los pensamientos del protagonista. En los primeros capítulos podemos observar que, si bien Lurie muestra un grado de autoconciencia en la medida en que se reconoce a sí mismo como predador, también podemos apreciar su capacidad para engañarse a sí mismo y de proyectar sus propias ideas y fantasías sobre la realidad. Por ejemplo, considera que el afecto que él puede sentir por Soraya puede llegar a ser recíproco. Además, si bien cree que Soraya debe ser “la donna é mobile” (p.9) con cada uno de sus clientes, considera que la consonancia entre ella y él al momento del sexo tiene que ser auténtica. El encuentro con Soraya por fuera de su acuerdo comercial para él es un momento de complicidad que genera en él aún más ternura por ella. Pronto, no obstante, se da cuenta de que ella no siente lo mismo y la realidad se impone a su fantasía.

Finalmente, podemos ver en el capítulo 1 las tensiones presentes en ese momento histórico en Sudáfrica, donde transcurre la novela. Luego de la abolición del apartheid en los primeros años de la década de los noventa, los sudafricanos deberán lidiar con el pesado legado de su historia y con los retos de proponer una nueva composición social, política y económica para todos sus ciudadanos. Aunque se trate de un personaje menor que no vuelve a aparecer en la novela, Dawn inaugura el tema de la coyuntura histórica de Sudáfrica cuando le dice a Lurie que con su marido esperan migrar a Nueva Zelanda porque “Ahora todo el mundo escoge qué leyes son las que quiere obedecer. Esto es la anarquía” (p.17). Dawn se posiciona a sí misma desde su lugar de privilegio y es incapaz de hacer una lectura más amplia de lo que sucede en Sudáfrica cuando le dice a Lurie: “Vosotros la tuvisteis mucho más fácil. O sea, no me refiero a lo bueno y a lo malo de la situación, sino que al menos sabíais cuál era vuestro sitio” (p.17). Con "vosotros", Dawn apunta a una generación anterior, en la que el apartheid estaba instalado y no había lugar a ninguna ambigüedad en torno al sitio que le correspondía a cada miembro de la sociedad. La afirmación de Dawn refleja el pensamiento sectario que todavía prevalece en Sudáfrica, pues Dawn considera que “conocer vuestro sitio” es condición suficiente para vivir mejor. Esa misma cita anticipa también algo que va a estar presente a lo largo de la novela: la brecha generacional entre Lurie y su hija. Ambos van a interpretar la situación sudafricana del momento desde ópticas muy distintas.

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