Un camarero engaña al joven David durante su viaje a Londres (Ironía dramática)
En la novela es habitual el uso de la ironía dramática como un modo de acentuar la inocencia del joven David, que suele ser engañado por gente que se aprovecha de su credulidad para sacar ventaja sobre él. Tal es lo que sucede durante su primer viaje rumbo a Londres. David es muy joven y la gente lo nota. Al parar en un comedor para un descanso en su viaje, el cantinero le ofrece una cerveza, pero enseguida lo convence de que un hombre muy fuerte acaba de morir por tomar esa bebida. Alarmado y apenado por el destino de ese pobre hombre, David acepta la oferta del cantinero de beberse su cerveza y traerle un vaso de agua a cambio. El lector comprende que el cantinero está inventando esta historia para aprovecharse de David.
Los Micawber viven más cómodos y holgados en la prisión que en libertad (Ironía situacional)
Cuando el señor Micawber es enviado a la cárcel, David siente una enorme pena por él y su familia, y recuerda historias tristes que le han contado de la gente en prisión. Sin embargo, cuando lo va a visitar, se encuentra con que su vida allí es mejor de lo que pensaba. Finalmente, la señora Micawber y su familia deciden mudarse a la prisión con el señor Micawber, que ha conseguido una celda para él solo. Con sorpresa, David comprende que la familia vive más holgadamente en ese encierro, pues tienen garantizadas ciertas comodidades (techo, comida) que en el exterior, por sus humildes condiciones económicas, no tenían. Así, irónicamente, la familia vive mejor en el encierro carcelario que en libertad, lo cual se convierte en una denuncia velada de la injusticia social.
Steerforth dice que él es un angelito (Ironía verbal)
Cuando David conoce a Rosa, Steerforth le confiesa que él es el responsable de haberle infligido la herida que le dejó una importante cicatriz en el rostro: “yo era todavía un niño cuando un día me exasperó y le arrojé un martillo. Como puedes ver, era ya un angelito que prometía” (379). Con marcada ironía, Steerforth sugiere que ese acto violento, en ningún caso digno de un espíritu angelical, es cifra de la clase de persona problemática en la que se ha ido convirtiendo.
El lector sabe que la relación entre David y Dora no funcionará, mientras que el David joven lo entrega todo por amor (Ironía dramática)
Entre los numerosos contrastes que se establecen entre el pasado de David joven y el del narrador adulto, destaca aquel que se refiere al vínculo amoroso entre él y Dora. El amor desenfrenado que David siente hacia Dora durante su juventud, y que lo enceguece a la hora de admitir evidentes incompatibilidades entre ambos, es comentada por el narrador. Este último comenta desde su presente la enorme felicidad que sintió en esa época, pero también narra la amargura que esa evocación le trae en el presente: “ayer, al ver un anillo semejante en el dedo de mi hija, sentí que mi corazón se estremecía de dolor” (629), anticipa el narrador. Con esto, se construye una ironía dramática, puesto que el lector, gracias al David que narra, ya sabe que toda la emoción venidera de David y su matrimonio con Dora serán pura ilusión, y tendrán un desenlace poco feliz.