La falta de autonomía
Este es posiblemente el tema más importante para comprender Bajo la misma estrella. Los personajes sufren la falta de autonomía debido a dos razones: la infancia que están dejando atrás (mientras se preparan para ser adultos) y la enfermedad. Hazel, Augustus e Isaac tienen que lidiar con su incapacidad de tomar decisiones por sí solos, mientras tampoco pueden experimentar la vida como lo haría un adolescente normal o incluso un adulto enfermo, lo que demuestra la convergencia particular de los dos rasgos que los definen.
Uno de los mayores factores que producen el sentimiento de falta de autonomía es el hecho de que el cáncer no es un antagonista sino una parte constitutiva de los personajes, por lo que no es algo contra lo que puedan reaccionar o rebelarse, sino que solo pueden aprender a lidiar con ello. En comparación a otras situaciones, en las que los personajes sienten que pueden actuar -como cuando rompen los trofeos, o arrojan huevos al auto de Mónica-, no hay nada que pueda atacar el cáncer, salvo sus propios cuerpos.
El sentido de la vida (y de la muerte)
Como el libro está protagonizado por jóvenes con enfermedades terminales, el sentido de la vida y de la muerte es una de las dimensiones principales que desarrolla.
A lo largo de la narración, Green presenta al lector diversos puntos de vista sobre la vida y la muerte, especialmente a través de las conversaciones que Hazel tiene consigo misma, con sus padres, con Isaac y con Augustus, e incluso con Van Houten. Las visiones que más contrastan son las de Hazel y Gus: el muchacho cree que, para tener una buena vida, una persona debe lograr dejar una marca en el mundo, y que tras la muerte hay “Algo, con A mayúscula” (p.165). Hazel, por otra parte, solo busca hacerle el menor daño posible al mundo que la rodea, antes que preocuparse por causar un gran impacto -positivo o negativo- en la sociedad, y no cree en la vida después de la muerte. Otros personajes en la historia confían en la religión y creen en los estímulos motivacionales (como los padres de Gus), o se ubican en el polo opuesto y no sostienen ningún sistema que los ayude a lidiar con la vida o la muerte (como sucede con Peter Van Houten, el escritor).
La amistad
A través de Hazel, la narradora, Green permite al lector observar muchas relaciones interpersonales y comprobar si estas son exitosas o fracasan. Un factor esencial para la amistad es la empatía, eso es, tomar en cuenta las emociones del otro y basar el vínculo en la comprensión mutua. El hecho de que Kaitlyn, la amiga de Hazel del colegio, se sienta tan incómoda en lo que respecta al cáncer y a la muerte genera también una incomodidad en Hazel, como si estuviera ya definida por su enfermedad y no pudiera ser ella misma con su amiga. Esta falta de comprensión en el vínculo debilita la amistad al punto de que Hazel termina evitando a Kaitlyn, o dedicándole solo alguna conversación breve por teléfono.
Augustus, por otra parte, que también ha tenido cáncer, trata la salud de Hazel sin otorgarle ninguna importancia, lo que ayuda a Hazel a sentirse comprendida y considerada como persona, y no como una enferma a quien se le debe tener lástima. Cuando Augustus se concentra en los intereses y gustos de Hazel, y no en su enfermedad, la narradora siente una empatía muy grande de su parte, y eso la ayuda a establecer una relación de amistad en la que ambos se pueden entender como seres humanos y evitar, por el momento, que el cáncer sea el protagonista de sus vidas.
El amor
Los diferentes personajes de la novela presentan actitudes diversas en relación al amor. Augustus parece preparado para abocarse al amor que siente por Hazel sin importarle el hecho de que ella podría morir pronto y lastimarlo. Hazel, sin embargo, se contiene y evita amar a Augustus todo lo que puede, por miedo a lastimarlo con su muerte. Incluso, cuando finalmente se siente enamorada, le cuesta mucho hacérselo saber a Augustus.
Además del amor romántico, es muy importante el amor filial y familiar que se comprueba principalmente entre Hazel y sus padres. El gran amor que Hazel siente hacia sus padres queda demostrado al final de la novela, cuando descubre que su madre ha estado estudiando para un máster en asistencia social. Más que apreciarlos por cómo la cuidan, Hazel realmente quiere que sus padres sean felices una vez que ella ya no esté.
La religión
A pesar de que Hazel, la narradora y protagonista, no es religiosa, la historia presenta a muchos personajes que utilizan la religión como un medio para lidiar con el cáncer. Así, la novela trabaja sobre un abordaje secular y otro religioso para representar un mundo verosímil y complejo, cargado de diferentes puntos de vista y formas de concebir el mundo. El Grupo de Apoyo se reúne en la iglesia y realiza una plegaria al final de cada reunión, dedicada a los compañeros muertos, aunque para Hazel aquello es un mero ritual sin sentido.
Los estímulos motivacionales con los que la madre de Augustus adorna su casa también son de contenido religioso, y la familia los utiliza para lidiar con la enfermedad y, luego, con la muerte de su hijo. El propio Gus demuestra una dimensión de la religiosidad que no está asociada a ninguna institución. Como indica, él cree que existe "Algo" después de la muerte, y ello implica, de alguna manera, creer en algo más que la realidad concreta y encontrar consuelo en la idea religiosa de la trascendencia.
La escritura y la literatura
La relación entre Hazel y Augustus se sustenta, en un principio, en compartir libros y poesía, especialmente por parte de Hazel. La narradora tiene un amor profundo por los libros, quizás porque los ve como una forma de evadirse de su realidad y experimentar otras que le están vedadas por su condición.
Hazel no solo es una ávida lectora, sino que tiene un repertorio mental de autores, poemas y citas literarias que suele compartir con Augustus, quien antes de conocerla leía principalmente sagas de acción basadas en un videojuego. La forma en que Hazel comparte su literatura con Gus y lo lleva hacia una mirada más crítica y concreta de la realidad parangona en cierta manera el anhelo de Augustus de encontrar la gloria en las hazañas terrenales, y el paulatino cambio que se produce en él a medida que se aproxima su muerte y acepta la forma de ver el mundo de Hazel.
A su vez, la escritura es otra dimensión en que se desarrolla el tema de la literatura, especialmente a través de Peter Van Houten, el autor de Un dolor imperial, y el juego que se produce con algunos elementos de metaficción. Green comienza la novela con una nota que recuerda al lector que se trata una obra de ficción y no está basada ni en una persona ni en un evento específicos, refiriéndose a la vida de Esther Earl, a quien el libro está dedicado. De forma análoga, la separación entre la ficción y la realidad vuelve a presentarse y ponerse en duda a través del personaje de Van Houten, quien al final confiesa que basó su novela en su propia hija. Sin embargo, es también Van Houten quien le dice a Hazel que no tiene sentido buscar explicaciones a una obra por fuera de ella, o por como elabora ciertos aspectos de la realidad, y que solo vale interpretar lo que el autor presenta en su texto.
La tecnología
Peter Van Houten, un personaje importante del libro cuyos puntos de vista son a menudo cuestionados, rehúsa comunicarse con Hazel y Augustus directamente usando internet y argumenta que tiene miedo de que le roben y compartan ilegalmente aquello que pueda contarles sobre su novela. Sin embargo, la tecnología en general se muestra bajo una perspectiva muy positiva en toda la novela. Tanto Hazel como Augustus se mantienen con vida gracias a las nuevas tecnologías: Hazel utiliza su BiPAP durante la noche para poder respirar y Augustus se apoya en su pierna prostética. Lo que es más, los personajes utilizan también muchos medios de comunicación que están disponibles gracias a los avances tecnológicos: mensajes de texto, llamadas vía celulares, correos electrónicos... todos ellos con distintas utilidades que incluso logran salvar vidas, como cuando Augustus llama a Hazel desde la estación de servicio. El libro, escrito para adolescentes que son nativos digitales, evalúa la tecnología positivamente en casi todos los aspectos de la vida a los que puede aplicársela.