Fernando de Rojas es un escritor y jurista español nacido en La Puebla de Montalván, provincia de Toledo, España. Se lo considera un autor célebre desde fines del siglo XV por haber escrito La Celestina, cuando tenía alrededor de 20 años. De todos modos, no hay registros de otras obras literarias de su autoría y en vida fue reconocido principalmente como jurista. Muchos de los datos sobre su vida están en discusión, ya que hay pocos documentos de la época.
Es probable que sus padres fueran Garci González Ponce de Rojas y Catalina de Rojas. Se piensa que su familia tiene orígenes judíos, pero no practica abiertamente la religión, ya que viven en la Edad Media en la Península Ibérica, donde reina el catolicismo. Son hidalgos adaptados a la sociabilidad cristiana de la época en Castilla-La Mancha. La evidencia que brinda su propio trabajo literario indica que estudia Derecho en la Universidad de Salamanca. Estando allí aprovecha unas vacaciones para escribir la obra. Es bachiller y jurista, títulos propios de un abogado en el período.
No se sabe cuánto tiempo permanece en Salamanca una vez terminados sus estudios, pero en 1508 se muda a Talavera, otro pueblo de Toledo, donde pasa el resto de su vida. Allí trabaja como jurista y ocupa los puestos de Alcalde Mayor y Letrado del Ayuntamiento, como administrador de justicia, hasta 1538. Esas funciones tienen estrecha relación con las autoridades de la Iglesia Católica, lo cual comprueba que más allá de sus orígenes judíos, su vida pública es adecuada a las reglas político-religiosas de la época en España. Los estudios más recientes indican que es incorrecto interpretar la obra como una defensa de la identidad judía.
Hacia 1512 se casa con Leonor Álvarez de Montalbán, que también pertenece a una familia de judíos conversos. Juntos tienen cuatro hijos y tres hijas. Viven cómodamente, ya que el desempeño de Rojas como abogado le permite gozar de una buena posición económica durante toda su vida. Muere los primeros días de abril de 1541 en Talavera de la Reina y recibe funerales y entierro cristianos. Una prueba importante de su riqueza es su importante biblioteca, repleta de libros sobre derecho, filosofía y la literatura del período. Esta colección forma parte del patrimonio que deja como herencia a su esposa y sobre todo a su hijo mayor, Francisco de Rojas.