Adolfo Bioy Casares es considerado uno de los escritores más importantes de Argentina y de la literatura en lengua española. Es célebre por sus cuentos y novelas de género fantástico, policial y de ciencia ficción.
Adolfo Bioy Casares es el único hijo de Adolfo Bioy Domecq y Marta Ignacia Casares Lynch. Nace en Buenos Aires, en el barrio porteño de Recoleta, tradicionalmente habitado por familias patricias o de clase alta, y vive allí la mayor parte de su vida. En su juventud, el pertenecer a una clase social acomodada le permite dedicarse exclusivamente a la literatura. Comienza y abandona las carreras de Derecho, Filosofía y Letras. Decepcionado del ámbito universitario, se retira a una estancia donde se dedicaba casi exclusivamente a la lectura de literatura universal. Entre 1929 y 1937 Bioy publica algunos libros (Prólogo; 17 disparos contra lo porvenir; Caos; La nueva tormenta; La estatua casera; Luis Greve, muerto) que más tarde repudiará, prohibiendo su reedición y rehusándose a comentarlos, calificando toda su obra anterior a 1940 como «horrible».
En 1932 conoce a Jorge Luis Borges en Villa Ocampo, la casa de Victoria Ocampo ubicada en las barrancas de San Isidro, donde la escritora suele recibir figuras internacionales de la cultura y organizar reuniones culturales. En el viaje de regreso a la ciudad queda sellada una amistad que durará hasta la muerte de Borges en 1986, y que da una de las duplas más célebres de la literatura. Colaboran juntos en varios trabajos, desde colecciones de relatos (Seis problemas para don Isidro Parodi, Dos fantasías memorables, Un modelo para la muerte), guiones de cine (Los orilleros, Invasión) y antologías de cuentos fantásticos (Antología de la literatura fantástica, Cuentos breves y extraordinarios), publicando a menudo bajo los seudónimos de H. Bustos Domecq y Benito Suárez Lynch. Entre 1945 y 1955 dirigen la colección «El séptimo círculo», que publica traducciones de las mejores novelas policiales de lengua inglesa.
En 1940, Bioy Casares se casa con Silvina Ocampo, hermana de Victoria, también escritora y pintora. Ese mismo año publica la novela La invención de Morel, que marca el inicio de su madurez literaria. La novela cuenta con un prólogo de Borges, en el que este comenta la ausencia de precursores del género de ciencia ficción en la literatura en español, presentando a Bioy como el iniciador de un género nuevo. La novela tiene una gran aceptación y recibe el Primer Premio Municipal de Literatura en 1941. Por esos años publica, en colaboración con Borges y Silvina Ocampo, dos antologías: Antología de la literatura fantástica (1940) y Antología poética argentina (1941).
En 1945 aparece su segunda novela, Plan de evasión, ambientada en la colonia penitenciaria de la isla del Diablo de la Guayana Francesa. Continúa la temática de ficción científica ya explorada en La invención de Morel. En 1944 había publicado la novela corta El perjurio de la nieve, que incluye más tarde en La trama celeste (1948), su primera colección de relatos.
En 1946 publica junto a Silvina Ocampo Los que aman, odian y una colección de relatos, La trama celeste (1948). Por esos años también escribe un cuento en colaboración con Borges, «La fiesta del monstruo».
En 1954 publica El sueño de los héroes. Esta obra marca un desplazamiento en su obra, alejándose de las «fantasías razonadas» del comienzo, aunque sin abandonar las obsesiones permanentes en la vida y la obra de Bioy, como son el amor, las mujeres, los juegos con el tiempo y el espacio, y un característico sentido del humor. Ese año nace su hija Marta, fruto de la relación de Bioy con una de sus amantes, pero que es adoptada y criada por Silvina.
En las décadas de 1950 y 1960, Bioy se dedica especialmente al cuento (Historia prodigiosa, Guirnalda con amores, El lado de la sombra, El gran serafín) y comienza su inclinación por la fotografía. El 1963 nace su segundo hijo, Fabián, también de una relación extramatrimonial, a quien conocerá ya de adulto. En 1969 publica Diario de la guerra del cerdo. En esa obra, el protagonista, Isidro Vidal, es un jubilado que se reúne con sus amigos en el club de su barrio a jugar a las cartas. De repente se ven implicados en una guerra generacional, en la que los jóvenes empiezan a perseguir y asesinar a los viejos. Escrita cuando tiene 55 años, la novela parece reflejar el temor de Bioy al paso del tiempo, y es adaptada al cine en 1975 por Leopoldo Torre Nilsson.
En 1972 Bioy publica dos antologías de cuentos propios, Historias de amor e Historias fantásticas, y en 1973 aparece Dormir al sol, novela en la que vuelve a tratar un argumento fantástico, propio de sus comienzos, pero con el tono costumbrista que ha adquirido su prosa con el paso del tiempo. Es la favorita del propio Bioy, según declara. Al igual que su novela anterior, Dormir al sol es llevada al cine, en este caso en 2012 y por Alejandro Chomski. En 1978 Bioy publica otro libro de cuentos, El héroe de las mujeres.
En 1985 aparece su última novela, La aventura de un fotógrafo en La Plata. De tema kafkiano, con frecuencia ha sido leída como una alegoría de los desaparecidos durante la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983. Durante dicho gobierno de facto, Bioy Casares presenciaría una ejecución extrajudicial en la calle.
En 1986 publica el libro de cuentos Historias desaforadas. Es declarado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires y, en 1990, recibe dos importantes premios en reconocimiento a toda su trayectoria: el Premio Alfonso Reyes y el Premio Cervantes, el máximo galardón de las letras castellanas. Publica ese mismo año Una muñeca rusa y, más tarde, la novela corta Un campeón desparejo. Su obra narrativa le vale diversos galardones, como el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). Se lo distingue también como Miembro de la Legión de Honor de Francia (1981).
En 1993 sufre la pérdida de su esposa, víctima de la enfermedad de Alzheimer, y, en 1994, la de su hija Marta, que es atropellada por un auto. Por esa época empieza a frecuentar a su hijo Fabián, a quien reconoce oficialmente en 1998, y ve más seguido a su nieto Florencio, quien lo acompaña en sus últimos años. Finalmente fallece en 1999, a los 84 años. Es inhumado en la bóveda de su familia en el Cementerio de la Recoleta, donde también reposan los restos de su esposa y su cuñada. Hasta poco antes de su muerte trabaja en la selección y corrección de páginas de sus diarios (que llevó durante medio siglo) con la ayuda de Daniel Martino, a fin de editar un volumen dedicado a su amistad con Borges, que finalmente se publica, con casi 1700 páginas, en 2006.