Rimas

Contexto y estilo

Manuel Altolaguirre consideró la poesía de Bécquer como la más humana del Romanticismo español.[h]​[10]​ Cronológica y estilísticamente situado en el nacimiento de la poesía moderna,[2]​ el propio Bécquer pareció intuir la enorme repercusión popular que con el paso del tiempo adquirieron sus versos cuando escribió: «la poesía popular es la síntesis de la poesía».[11]​

Al inicio de 1861, en una reseña publicada el 20 de enero en El Contemporáneo, sobre la obra La Soledad, de Augusto Ferrán, poeta y amigo, Bécquer escribe:[12]​

Hay una poesía magnífica y sonora; una poesía hija de la meditación y el arte, que se engalana con todas las pompas de la lengua, que se mueve con una cadenciosa majestad, habla a la imaginación, completa sus cuadros y la conduce a su antojo por un sendero desconocido, seduciéndola con su armonía y su hermosura. Hay otra natural, breve, seca, que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere el sentimiento con una palabra y huye, y desnuda de artificio, desembarazada dentro de una forma libre, despierta, con una que las toca, las mil ideas que duermen en el océano sin fondo de la fantasía (...) La primera tiene un valor dado: es la poesía de todo el mundo. La segunda carece de medida absoluta, adquiere las proporciones de la imaginación que impresiona: puede llamarse la poesía de los poetas (...) La una es el fruto divino de la unión del arte y de la fantasía. La otra es la centella inflamada que brota al choque del sentimiento y la pasión. Gustavo Adolfo Bécquer (186).

Max Aub lo presenta como heredero de san Juan de la Cruz en la lucha contra «la imposibilidad de expresar los sentimientos», y recuerda la influencia del «elemento femenino de Heinrich Heine» en Bécquer (que ya había descubierto Emilia Pardo Bazán y explicado Díez-Canedo), y que el sevillano pudo conocer a través de las traducciones que de la poesía del alemán hizo Eulogio Florentino Sanz.[2]​ También lo enfrenta Aub, a su contemporáneo Rimbaud, contestando a las preguntas que el francés dejó sin contestar en su carrera por llegar más lejos en la innovación poética «en el nacimiento de la poesía moderna».[13]​ Finalmente, Max Aub, da como otras posibles coordenadas la lectura de Byron, y la suma que de este y Bécquer se percibe en la poesía de Luis Cernuda.[14]​

Asimismo se destaca en los estudios críticos la depuración del Romanticismo que el poeta sevillano realizó, despojando la expresión de lo ampuloso o histriónico, y abriendo un nuevo estilo o voz poética que tantas veces fue evocada por grandes poetas posteriores como Antonio Machado, José Martí o Pablo Neruda.[15]​

De la lista -larga y compleja- de estudiosos, investigadores y ‘opinadores’, habría que desglosar, además de todos los ya mencionados, los nombres de Dionisio Gamallo Fierros (1948), Jesús Domínguez Bordona y de los hispanistas norteamericanos Russell P. Sebold (1994) y W. S. Hendrix.[16]​


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