La amistad
La amistad se desarrolla como tema desde los primeros capítulos de la novela. Cuando Stoner modifica sus estudios y comienza la carrera de Literatura, es consciente por primera vez de su propia soledad. En su vida de granjero no ha tenido nunca amigos, y ni siquiera se ha percatado de ello. En la nueva vida que se despliega ante sí, Stoner es capaz de entablar amistad con dos estudiantes: David Masters y Gordon Finch. Sin embargo, el primero muere en la guerra, por lo que solo mantendrá su vínculo con Finch.
La amistad es un punto de conflicto para Stoner, quien propende naturalmente a la introspección y no posee grandes habilidades sociales. Si bien es algo que desea, no es capaz de buscarlo activamente. Con Archer Sloane, por ejemplo, reconoce que establece un tipo de amistad que se limita solamente al trabajo y a la literatura, pero no deja de entablar cierta intimidad y complicidad entre ellos.
La amistad entre Stoner y Finch también madura como una relación estable pero de muy baja intensidad: cuando Finch se convierte en decano de la facultad, él y Stoner suelen encontrarse para hablar de cuestiones académicas, y en esas ocasiones también se ponen al día sobre las vidas privadas de cada uno, pero ese es todo el vínculo que ostentan.
Al final de su vida, Stoner reconoce que la amistad fue algo que deseó durante toda su vida y que solo pudo hallarla en dos personas. Esto le hace pensar que, en parte, su vida fue un fracaso.
El amor
El amor se aborda desde diferentes perspectivas a lo largo de la novela. En un principio, se revela ante Stoner en su fase de enamoramiento: esto es lo que le sucede con Edith y con la literatura. El amor se presenta entonces como una potente fuerza que el protagonista no es capaz de comprender y que incluso llega a confundirlo y a producirle una sensación de dislocación impersonal. Stoner vive los momentos paradigmáticos de su vida como si estuvieran sucediéndole a otra persona.
El enamoramiento de Edith da paso a un amor marital que se comprende rápidamente como un enorme fracaso: los sentimientos de atracción que Stoner experimenta hacia Edith se apagan rápidamente y lo sumen en la total indiferencia. El matrimonio, entonces, termina siendo tan solo una convención social que funciona a modo de prisión: Stoner ha contraído ciertos deberes para con Edith, y no puede escapar a ellos, pero no son más que eso: deberes.
El romance entre Katherine y Stoner presenta otro tipo de amor: el amor maduro. Este está marcado por la comunicación y la posibilidad de compartirse mutuamente más allá del sexo. Katherine y Stoner pasan sus tardes juntos, estudiando, leyendo, escribiendo y haciendo el amor, como si todo fuera un hermoso proceso de aprendizaje entre ambos. Este tipo de amor maduro también lo experimenta Stoner por la literatura y por la enseñanza en los últimos años de su vida: es un amor que acompaña al crecimiento personal y se presenta como un remanso de calma y tranquilidad para el protagonista.
El matrimonio
Desde que Stoner se casa con Edith, el matrimonio se instaura como uno de los temas principales de la novela. El narrador recurre a un lenguaje bélico para ilustrar el vínculo entre marido y mujer: Edith sostiene una guerra contra Stoner que se traduce a todos los ámbitos compartidos por el matrimonio: la casa, la hija, la limpieza y la comida.
La relación entre Stoner y Edith está marcada por su incapacidad de comunicarse. Ambos provienen de mundos diferentes y han sido criados de forma prácticamente opuesta. Edith es incapaz de procesar sus sentimientos y de comprender qué le pasa con las relaciones sexuales, y Stoner tampoco puede explicar lo que siente ni abrir el diálogo con su esposa. Así, la relación se deteriora rápidamente y ninguno puede hacer nada por salvarla. El matrimonio entonces se presenta como una institución social represiva y esclavizante: los dos personajes han caído en ella por la inercia del mandato social, y no son capaces de escapar.
Otros personajes parecen atravesar el matrimonio de forma más exitosa, como Gordon Finch y su esposa, Caroline, aunque Gordon suele remarcar, en sus charlas con Stoner, que es normal que las parejas discutan y disientan. De esta forma, todo parece indicarle a Stoner que no se puede esperar mucho más del matrimonio, por lo que deja de prestarle atención a su pareja y se refugia en la universidad.
El paso del tiempo
El paso del tiempo marca el ritmo de la narración. Stoner abarca casi cincuenta años de la vida de su protagonista, por lo que las consideraciones sobre el tiempo son ineludibles.
Stoner no está preocupado por el paso del tiempo. En verdad, es incapaz de proyectar su vida hacia el futuro y tiende a vivir en un presente que trata de no cuestionar. En verdad, hay una pasividad sostenida en relación al paso del tiempo y los proyectos de vida: todo en Stoner sucede sin que este se detenga a pensarlo demasiado, desde su ingreso a la universidad hasta su puesto como docente.
El paso del tiempo se manifiesta en los cambios físicos de los personajes, que son la principal forma de medición que utiliza Stoner. Así, se da cuenta del peso del tiempo cuando ve cómo Archer Sloane, su profesor, envejece prematuramente tras la Primera Guerra Mundial. Algo similar le sucede a él mismo una vez que termina su relación con Katherine Driscoll. En el transcurso de una década envejece hasta aparentar, con cuarenta años largos, más de sesenta.
El paso del tiempo se asocia también a la noción de la muerte. Stoner es consciente -y cuanto más estudia, más consciente se vuelve- de que no importa lo que un ser humano haga: está condenado a envejecer y morir. Por eso tampoco tienen tanta importancia las decisiones que pueda tomar o no en su vida, puesto que el fin, en cualquier caso, es el mismo.
La literatura
La literatura es un tema transversal a toda la novela. El primer acercamiento significativo de Stoner hacia ella es durante el curso obligatorio de Literatura Inglesa que dicta Archer Sloane. Cuando el profesor lee el soneto 73 de Shakespeare, algo se modifica definitivamente en la psicología de Stoner, quien no vuelve a percibir el mundo, ni a sí mismo, de la misma manera. Desde ese momento, la literatura se convierte en el pilar fundamental de la vida del protagonista, quien termina siendo profesor en la universidad y se entrega de lleno a su estudio.
Stoner es profesor de Literatura Inglesa y dicta también seminarios de especialización en el área de Literaturas Clásicas. Sus cursos principales suelen tratar la influencia de la literatura clásica en la literatura inglesa de la Edad Media y del Romanticismo, temas en los que destaca como investigador.
En la novela se desarrollan muchas cuestiones relacionadas con la literatura y su estudio formal. Además de la literatura renacentista y de la Edad Media, el romanticismo inglés tiene un papel predominante, especialmente en relación a Lomax y Walker, quienes perjudican la carrera de Stoner. Durante el informe oral que debe hacer en el seminario de Stoner, Walker realiza un exordio de la literatura y utiliza conceptos propios del romanticismo -como el del artista como un genio individual de quien depende totalmente la obra de arte- para atacar los conceptos trabajados por Stoner y por sus estudiantes.
La vida académica
La vida académica se convierte en un refugio para Stoner, quien encuentra en la universidad el hogar que no ha tenido en la granja. Tal como lo plantea David Masters en una conversación que tiene con Stoner y con Finch, la universidad puede ser un refugio del mundo para las almas enfermas como las de ellos, que no durarían fuera de la academia, pues la crudeza de la realidad los exterminaría. En verdad, Stoner se siente muy a gusto con esa vida que le permite investigar y aprender, pero que a la vez le otorga una estructura sólida de reglas que le brindan contención y seguridad.
La universidad se organiza bajo sus propias reglas, que conforman todo un universo de sentidos y relaciones interpersonales particulares. En este marco, Stoner tiene problemas con Walker, un estudiante, y con Lomax, uno de sus colegas, que utiliza todo el aparato legal de la institución para atacarlo y destruirlo. Cuando Lomax se convierte en Jefe de Departamento de Inglés, utiliza ese poder que le da la jerarquía para perjudicar a Stoner: le quita sus cursos de especialización y le da los peores horarios, con el objetivo de cansarlo y obligarlo a la renuncia.
Sin embargo, Stoner resiste, y años después utiliza él el marco legal de la universidad para recuperar su posición: comienza a dar cursos de especialización en vez de los de introducción, y cuando los estudiantes se quejan con Lomax, Stoner se escuda en la libertad pedagógica y la antigüedad docente para justificar sus decisiones. Lomax no puede intervenir, puesto que pondría en evidencia su falta de ética, por lo que termina restituyendo a Stoner todo lo que le había quitado.
Así, queda claro que la vida académica es un universo con sus propias leyes, y que los personajes que se mueven dentro de la universidad tienen sus conflictos y sus afinidades personales. Stoner, quien trata de evitar cualquier problema, no es capaz de escapar a ellos.
La muerte
La noción de la muerte se establece en la vida de Stoner durante su juventud. La Primera Guerra Mundial ha diezmado las aulas de la universidad y se ha llevado a su amigo, David Masters, por lo que William comienza a ser muy consciente de que la muerte puede asaltarlo en cualquier momento:
"ese verano de 1918 pensó mucho en la muerte. La de Masters lo había conmocionado más de lo que estaba dispuesto a admitir, y empezaban a publicarse las primeras listas de bajas estadounidenses en Europa. Antes había pensado en la muerte como un hecho literario o como el lento y silencioso estrago producido por el tiempo sobre la carne imperfecta. No había pensado en ella como la explosión de violencia en un campo de batalla (...). Le intrigaba la diferencia entre las dos clases de muerte, y el sentido de esa diferencia, y descubrió que dentro de sí mismo crecía parte de esa amargura que había vislumbrado alguna vez en el corazón viviente de su amigo David Masters" (p.50).
Años más tarde, en el declive de su vida, la muerte vuelve a hacerse presente como tema cuando Stoner es diagnosticado con un cáncer muy invasivo. A sus 63 años, Stoner no está interesado en la muerte de la misma forma que en su juventud, y la acepta como algo irrevocable, pero que no le genera ningún conflicto. La noción de la muerte también ayuda a poner en perspectiva todos los esfuerzos que hace la humanidad por dejar una huella en el mundo y encontrar un propósito que los ayude a avanzar día a día. Cuando Stoner piensa en la muerte, comprende la futilidad de todos estos esfuerzos, ya que, en última instancia, todos llegan al mismo fin.