El poder de la naturaleza
Los implacables marcianos destruyen toda la oposición humana; parece que nada puede detener la invasión, y las armas del ejército inglés son prácticamente inútiles contra la tecnología extraterrestre. Nada parece poder evitar la aniquilación de la humanidad cuando, de pronto, como si se tratara de un milagro, los marcianos comienzan a morir.
Irónicamente, los humanos son salvados por las formas de vida más primitivas e invisibles: las bacterias. Los invasores no tienen ninguna defensa natural desarrollada para resistir a los microbios de la Tierra, y mueren debido a las enfermedades que estos les causan. Este hecho manifiesta el poder de la naturaleza: los marcianos, grandes exponentes de la alteridad, carecen totalmente de poder para destruir el balance natural de la vida en el planeta Tierra.
El Imperialismo y el colonialismo
En un primer momento, parece que los marcianos simplemente desatan el caos y la destrucción sobre Inglaterra sin ningún objetivo particular, pero Wells deja en claro que están tratando de conquistar la Tierra y de establecer allí un nuevo hogar tras los cambios ambientales que han vuelto a Marte inhabitable.
Este hecho establece un paralelo, en cierto modo, con la acción de las tropas británicas entre los siglos XVIII y XIX y las conquistas de Asía, África y América, en las que el imperio británico subyugó y asesinó a las poblaciones nativas. En la historia de Wells, son los propios británicos quienes son conquistados por un poder extranjero que busca explotar sus territorios. Esta forma de colonialismo se pone de manifiesto a lo largo de toda la novela, y está muy presente en todas las consideraciones que hace el narrador sobre lo que está pasando. Así, el protagonista destaca la naturaleza imperialista del ser humano, que, en su afán de dominio y conquista, no solo ha exterminado otros pueblos, sino que ha empujado a la extinción a muchas especies animales.
La evolución y el darwinismo social
En el siglo XIX, las teorías de Darwin sobre la selección natural eran aplicadas por muchos pensadores a las sociedades humanas. A pesar de que el darwinismo social fue denunciado por el mismo Darwin y por muchos otros científicos prominentes, la idea de que genes superiores podían derivar en el éxito social era una idea muy popular.
En la novela, Wells ilustra qué sucedería si una especie de otro planeta, muchísimo más evolucionada, llegara a la Tierra. Un tema importante a lo largo de toda la novela es el miedo de una especie menos evolucionada ante la amenaza de un invasor genéticamente superior. Sin embargo, el hecho de que los marcianos, a pesar de sus avances en tecnología y en armamento bélico, se muestren inferiores respecto de su adaptabilidad biológica es una crítica implícita al darwinismo social.
El miedo a la invasión
Los primeros capítulos de la novela están llenos de presagios: algo terrible está por sucederle a la especie humana. Cuando los cilindros comienzan a impactar en la Tierra, la mayor parte de la gente los toma como un entretenimiento, hasta que aparecen los trípodes marcianos con sus rayos calóricos y desatan el terror sobre la población.
Asociado al tema del colonialismo, este tema gira alrededor del miedo a que otros puedan intentar conquistar a los británicos, quienes han conquistado ya tantos otros pueblos.
La debilidad de la religión
Cuando el narrador se encuentra con el cura espera que, como líder espiritual, lo ayude a encontrar algo de sentido en medio de todo el caos. Sin embargo, el sacerdote se manifiesta rápidamente como un cobarde cuya impulsividad lo termina empujando hacia su propia muerte en manos de los marcianos. Esto sugiere que la religión no es de ayuda durante épocas de crisis reales, y que las instituciones religiosas no poseen el conocimiento sobre el orden universal que sus seguidores esperarían de ellas.
Los avances científicos
Hacia fines del siglo XIX, grandes revoluciones científicas tenían lugar alrededor de todo el mundo, e Inglaterra seguía siendo pionera en sus aplicaciones a la vida cotidiana. Para fines de siglo, la ciudad de Londres ya contaba con un tendido eléctrico, y el ejército británico seguía desarrollando armas cada vez más mortíferas. A su vez, la biología y la medicina también eran campos que avanzaban a pasos gigantescos.
La ciencia ficción debe su nombre al hecho de que los avances científicos son un aspecto fundamental de sus relatos. En La guerra de los mundos, es la repentina amenaza de la invasión marciana y de su tecnología lo que hace progresar la historia. Los científicos y los periodistas son los primeros en notar las extrañas explosiones sobre la superficie de Marte, pero sus advertencias no son tomadas en cuenta.
Es gracia a su tecnología avanzada que los marcianos son capaces de doblegar a los humanos tan fácilmente; al final de la novela, los científicos humanos se abocan al estudio de esta tecnología, y se plantea abiertamente la idea de que, en un futuro, la humanidad pueda utilizarla para sus propios fines. Así, queda claro que el descubrimiento científico se encuentra en pleno apogeo y que sus potencialidades producen mucha incertidumbre, tanto en la comunidad científica como en la población general, puesto que la ciencia puede ser utilizada tanto para el bien como para el mal.
El colapso de la sociedad
A pesar de que la gente primero se mostraba curiosa o indiferente con la caída de los cilindros marcianos, el ataque empuja velozmente a la sociedad al borde del colapso. Las personas abandonan sus hogares y comienzan a saquear todo a su paso mientras escapan de los trípodes marcianos; las estructuras sociales garantizadas por el gobierno colapsan rápidamente también, y en Londres son abundantes las imágenes de policías volviéndose contra la población civil, o de ladrones que violentan a los indefensos para obtener provecho en medio del caos reinante. Tras del colapso de la civilización, la humanidad comienza a mostrar su verdadero rostro: algunos solo buscan sobrevivir, como el narrador, mientras que otros, como el cura, están demasiado paralizados como para funcionar, o quieren aprovechar la situación para el rédito personal, como es el caso de los ladrones a los que se enfrenta el hermano del protagonista.