El capote

El capote Resumen y Análisis Parte 5

Resumen

En los días posteriores a la muerte de Akaky Akákievich se extiende en San Petersburgo el rumor de que por las noches, en el puente Kalínkin y sus alrededores, un fantasma con aspecto de oficinista, busca su capote robado. Este les roba a todos los hombres su capote, sin importar su rango social ni la calidad del abrigo.

Uno de los empleados del ministerio ve al fantasma y reconoce en él a Akaky. Hay muchas quejas de los hombres, a quienes se les hace insoportable el frío sin sus capotes. La Policía ordena capturar al fantasma. En una ocasión, un policía lo atrapa. Mientras otros dos policías lo sujetan, el primero saca su tabaquera para aspirar tabaco. Este es de tan mala calidad que le provoca un estornudo fuerte al fantasma. Esto hace que el polvo del tabaco salpique los ojos de los tres policías. Mientras se limpian los ojos, el fantasma desaparece.

La persona importante se siente arrepentido por el trato que le dio a Akaky. Una semana después del encuentro, envía a uno de sus empleados a preguntar por la salud de aquel. Al enterarse de su muerte, siente remordimientos y pasa el día decaído. Por la noche, para mejorar su ánimo, asiste a una reunión en la casa de un amigo, con amigos de su mismo rango, “de modo que pudo desarrollar lo mejor de su carácter” (p.291).

En la reunión la persona importante bebe champaña y esto lo predispone a visitar a Carolina Ivánovna, su amante. Durante el viaje en trineo, repentinamente se levanta un viento fuertísimo y luego el funcionario siente que alguien lo tiene agarrado del cuello con mucha fuerza. Gira la cabeza y reconoce a Akaky Akákievich. Este le dice que quiere su capote y le recuerda que él no quiso ayudarlo. La persona importante empalidece a causa del miedo y siente que está a punto de sufrir un infarto. Le entrega su capote al fantasma y le ordena al cochero que lo lleve a su casa, en vez de dirigirse a la de Carolina Ivánovna.

La persona importante no le cuenta a nadie lo ocurrido y, a partir de entonces, mejora el trato con sus subalternos. En muy pocas ocasiones vuelve a pronunciar las frases “¿Cómo se atreve?" o "¿Comprende usted a quién tiene delante?”, y, si lo hace, se asegura de escuchar antes el asunto para el que se lo requiere.

Luego de ese episodio, no se escuchó hablar más de capotes robados. Algunas personas afirman seguir viendo al fantasma. Un policía lo ve y dice que se trata de un fantasma más alto y con enormes bigotes. El fantasma se dirige hacia el lugar donde se encuentra el puente Obujov y desaparece para siempre.

Análisis

La autorreflexión literaria, de la que ya hablamos anteriormente, es una característica importante de "El capote". Esto no solo le da al cuento un tono familiar y conspirativo, sino que, además, le permite a Gógol jugar con las convenciones literarias. En el cuento a menudo se habla de ellas, para burlarse y para romperlas.

Desde el principio, “El capote” combina elementos de sátira y grotesco con elementos propios del realismo social. Aunque Akaky es un personaje bastante absurdo para ser realista -lo vemos, por ejemplo, en el hecho de que siempre pasa por abajo de las ventanas justo en el momento en que la gente tira basura desde allí-, el cuento también presenta, en la descripción de la pobreza y las bajezas humanas, una dimensión propia del realismo social.

Sin embargo, el cuento da un giro fantástico en el final, con lo cual se aleja por completo del paradigma del realismo. Este giro puede parecer completamente inesperado, pero, como comentamos en la sección 'Resumen y Análisis Parte 1", la forma en que el empleado joven se siente atormentado por las palabras de Akaky pueden pensarse como un presagio de este final. El narrador advierte de todas maneras que se trata de un giro repentino: “Y bien, ¿alguien podía imaginar que aquí no termina nuestro relato sobre la vida de Akaky Akákievich, un hombre a quien le tocó vivir ruidosamente aún muchos días después de muerto, especie de recompensa a una existencia que pasó inadvertida? Y, sin embargo, así sucedió, y nuestra historia cobra, de improviso, un epílogo fantástico” (p.289). Este es otro ejemplo de autorreflexión literaria. Con este comentario, el narrador le advierte al lector sobre el giro fantástico que va a tomar la historia, el cual no entra dentro de las expectativas literarias generadas en el desarrollo del relato. El giro, que es inesperado, se vuelve más aceptable para el lector por este comentario del narrador.

La introducción del fantasma dentro de la trama de "El capote" funciona para producir un efecto de justicia dentro de la historia. De esta manera, se lleva a cabo la venganza que Akaky no pudo lograr en vida, y se equilibra la historia. De lo contrario, el cuento llegaría a su fin como una tragedia irremediable.

Con la muerte de Akaky, además, la historia vuelve al punto de partida. En la primera parte, el narrador afirmaba que en el ministerio nadie podía recordar quién había contratado a Akaky ni cuándo, de modo que parecía que siempre había estado allí. Ahora que Akaky está muerto, lo contrario también parece cierto: “(…) Petersburgo se quedó sin él, como si Akaky Akákievich nunca hubiera existido” (p.288). Y a continuación, el comentario del narrador recuerda la imagen dada anteriormente, en la que comparaba al protagonista con una mosca: “Los porteros no solo no se levantaban de sus asientos cuando él pasaba, sino que ni siquiera lo miraban, como si se tratara de una de las tantas moscas que cruzaban el vestíbulo” (p.261). Ahora el narrador vuelve a establecer una comparación con una mosca, puesto que dice de Akaky: “Ni siquiera llamó la atención del naturalista, a quien una simple mosca le provoca la intención de ensartarla con un alfiler y examinarla en el microscopio” (p.288). En este caso, Akaky ni siquiera está al mismo nivel que una mosca.

Por otra parte, la afirmación “Así desapareció un ser humano (…) por quien nadie se interesó” (p.288) es irónica, puesto que la existencia de este cuento evidencia que la historia de Akaky ha sido interesante al menos para alguien, es decir, para el narrador, quien decidió contarla.

Siguiendo al crítico Karlinsky, podemos ver al final de “El capote” una idea ultraconservadora subyacente en este cuento (1976, p.143). Al comienzo de la historia, Akaky está feliz con su vida solitaria y se siente satisfecho con su trabajo de copiado. No desea alcanzar mejores puestos en su trabajo ni parece que las circunstancias lo afecten negativamente, a pesar de la escasez de dinero. En lugar de ver o buscar variedad de experiencias en el mundo exterior, al comienzo del cuento Akaky encuentra diversión en su tarea de copiar. Con el nuevo abrigo, la vida de Akaky da un giro eufórico, pero rápidamente se convierte en tragedia. Este hecho podría sugerir que hubiera sido mejor que Akaky nunca se molestara por conseguir un capote nuevo.

El abrigo de Akaky puede ser pensado como un símbolo del amor o de una relación sentimental, entre otras cosas, como vimos anteriormente. De todas formas, el abrigo transforma y vuelve vulnerable a Akaky. Karlinsky sostiene: “La adquisición del abrigo lo saca de su rutina, de su propia parte de la ciudad, e incluso amenaza con sacarlo de la seguridad de su aislamiento social. La idea subyacente es, por supuesto, que la seguridad radica solo en el apartamiento de la vida actual y en la falta de acción, una idea esencialmente ultraconservadora que es básica para todo el pensamiento social y político de Gogol” (1976, p.143).

Por último, al final del cuento, la aparición del fantasma perseguido por un policía temeroso puede leerse como una nueva ironía. El fantasma esta vez es “mucho más alto” y tiene “enormes bigotes” (p.293). Su descripción se asemeja más a la de los ladrones que robaron al capote de Akaky que a la del propio Akaky. Esto podría sugerir que, en realidad, no se trata esta vez de un fantasma, sino simplemente de un ladrón, a quien el temeroso policía, “de constitución débil” (p.293), no se anima a capturar.

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