Divina Comedia: Paraíso

Divina Comedia: Paraíso Símbolos, Alegoría y Motivos

El viaje (Alegoría)

La Comedia, en su conjunto, representa alegóricamente el camino del alma hacia Dios y, por lo tanto, hacia la salvación. El viaje de Dante a través de los reinos del más allá también es una alegoría del progreso espiritual del protagonista, que alcanza en el Paraíso su punto más elevado, después de la purificación que representa su paso por el Purgatorio. Este cántico, entonces, ya no se centra en el castigo, la penitencia y la corrección de la voluntad (como los cánticos anteriores), y, en cambio, toma un lugar preeminente la corrección del intelecto de Dante, que transcurre en la medida en que asciende, junto a Beatrice, a través de las nueve esferas del cielo.

El ascenso (Símbolo)

La elevación se asocia a menudo con el aumento de virtud en las personas. El Paraíso es un símbolo del ascenso espiritual. A medida en que el protagonista asciende hacia Dios, se acerca a la pureza espiritual e intelectual. En el Paraíso, además, las almas se presentan momentáneamente ante él, en los cielos físicos, de acuerdo a una escala gradual de beatitud, “como un signo” (IV, v. 38) de su vida espiritual, siendo las esferas superiores el lugar de mayor perfección.

La luz (Motivo)

El motivo de la luz está presente en todo momento en el Paraíso. A partir del primer canto, se define a Dios como luz que resplandece en todo el universo (I, v. 2) y los bienaventurados se caracterizan por estar envueltos en halos su luz, como signo de su gracia y felicidad (a partir del segundo cielo, los rasgos humanos apenas emergen del halo de luz). Además, a medida que Dante y Beatriz ascienden, los cielos se vuelven más brillantes.

El lirio (Símbolo)

El lirio tiene dos significados simbólicos en el Paraíso. Por un lado, representa la ciudad de Florencia. Cacciaguida se refiere a este símbolo, presente en la bandera de Florencia, cuando indica que, en el pasado, “jamás en el asta había estado abajo el lirio” (vv.152-153), es decir, nunca había caído su bandera, significando que nunca la ciudad había sido derrotada. El personaje también recurre a este símbolo (teñido de rojo) para señalar que, en el pasado, las guerras civiles aún no habían asolado la ciudad: “ni discordias lo habían vuelto rojo” (v. 154).

Por otro lado, en el cielo de las estrellas fijas, los lirios que Dante observa representan a los apóstoles: “están allá los lirios cuyo aroma guio en el buen camino” (vv.74-75). La asociación remite a la “Segunda carta a los Corintios” en la que san Pablo señala que los apóstoles son el buen aroma que guía a la Vida (Cfr. 2 Cor, 2, 14-16).

El águila (Símbolo)

El águila es un símbolo del Imperio romano. El símbolo se encuentra en el primer verso del canto VI, ocupado íntegramente por el discurso del emperador Justiniano, donde se narra la historia épica y providencial de ese imperio. Además, el águila aparece como la protagonista de ese relato.

Por otro lado, el águila también es un símbolo de la justicia divina. En los cantos dedicados al cielo de las almas de los justos (el cielo de Júpiter), los salvados forman la figura de un águila que habla con el protagonista, en nombre de todos ellos, y en su discurso se refiere a la justicia divina.

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