"Un pajarito cantor debe tener el pico limpio para gorjear sin desafinar" (Torvaldo, Acto I, 58) (Metáfora)
Torvaldo utiliza una expresión metafórica para retar, aunque amablemente, a su mujer. Ella intenta esconder la conversación que ha tenido con Krogstad, que busca no ser echado del banco. Torvaldo le dice que no debe mentir, porque necesita el "pico limpio". Nora es el "pajarito cantor" y, como tal, su tarea es "gorjear". En esta expresión se puede ver, una vez más, cómo el rol de Nora se ve reducido a la tarea de ser una buena esposa y madre alegre.
"Míreme ahora; soy un náufrago agarrado a una tabla" (Krogstad, Acto III, 97) (Metáfora)
Krogstad utiliza la metáfora del náufrago para expresar su desolación, además de la poca estabilidad de su situación a partir de que Cristina lo abandonó. A su vez, manifiesta la situación social del personaje, que se encuentra al borde del hundimiento en términos de status social y reputación. Esta metáfora está ligada a la idea de "salvación", recurrente en la obra. En el caso de Krogstad, su "salvadora" es Cristina Linde, que le propone formar una familia juntos.
"En el próximo baile de máscaras yo seré invisible" (Doctor Rank, Acto III, 108) (Metáfora)
Rank sabe que le queda poco tiempo de vida. Cuando Nora le pregunta cómo se vestirá para la próxima fiesta de disfraces, él responde: "yo seré invisible", como metáfora de que para ese entonces estará muerto y, por lo tanto, ausente. En el segundo acto ya había referido a su muerte próxima como a un "espacio vacío" o "sitio vacante" (79).
"¡Qué horrible despertar!" (Torvaldo, Acto III, 112) (Metáfora)
Torvaldo utiliza el "despertar" como metáfora de descubrimiento. Al leer la primera carta de Krogstad, considera que su mujer lo engañó durante años. Su "despertar", entonces, consiste en descubrir la "verdadera" identidad de Nora. Él la creía su "alegría" y su "orgullo" y, al leer la carta, Torvaldo ve a su mujer como una "impostora", una "criminal".
"nuestro hogar no ha sido más que una casa de muñecas. He sido una muñeca grande en esta casa, como fui una muñeca pequeña en casa de papá." (Nora, Acto III, 118) (Metáfora)
Nora compara su casa con una casa de muñecas y, a su vez, a sí misma con una muñeca. Es una metáfora de su existencia hasta entonces, de la manera en que fue tratada. Ni su padre ni su marido la respetaron como a una persona, sino que la consideraron siempre un juguete. No sentían amor por ella, sino capricho, y les divertía manejar a su disposición algo que conservaban para que los entretuviera.
Las limitaciones por las que Nora ve reprimida su acción son las mismas que limitan a una muñeca: no puede conducirse por propia voluntad, no puede tener ideas propias y su campo permitido de actividad se reduce a lo doméstico.