Resumen
Nora le insiste a Torvaldo con que no despida a Krogstad. Le pide que recuerde lo que pasó con su padre, a quien los periódicos destruyeron. Torvaldo le responde a Nora que su padre no era inatacable en su labor. Él, insiste, va a despedir a Krogstad, no solo por su reputación sino también por su actitud: Krogstad se dirige a él con demasiada familiaridad enfrente de los demás empleados. Torvaldo envía la carta con la cesantía de Krogstad.
Luego, el doctor Rank le cuenta a Nora que su enfermedad empeora y que morirá muy pronto. Agrega que le avisará dejándole en el buzón su tarjeta personal con su nombre tachado en negro. En un momento, Nora está por pedirle un favor (podríamos suponer que va a pedirle dinero, para saldar su deuda), pero Rank la interrumpe, confesándole su amor por ella. Nora se molesta por la torpeza de que se lo haya dicho.
Krogstad le dice a Nora que recibió la cesantía pero que, por el momento, no piensa denunciarla. Hablan de las actitudes que pueden tomarse ante una situación difícil, y mencionan el suicidio: ambos lo han pensado alguna vez, pero no han tenido el coraje. Krogstad trae una carta para Torvaldo donde le explica todo “suavemente”, y no le exige dinero a cambio de guardar el secreto, sino un nuevo puesto en el banco. Así, él podría prosperar y rehabilitarse socialmente. Sale y deja la carta en el buzón.
Nora le confiesa a Cristina que el prestamista es Krogstad y que Torvaldo va a enterarse. Cristina le dice que eso le parece lo mejor para ellos. Nora le pide que atestigüe en caso de que ella desaparezca y la culpa caiga sobre su marido. Cristina promete hablar con Krogstad. Nora procura aprovechar la ocasión de la proximidad de un baile para distraer a Torvaldo y que no vea la carta. Entonces, le muestra el disfraz que va a usar y los pasos de baile que va a realizar ante todos, y le pide que la ayude a ensayar toda la noche. Torvaldo accede.
Análisis
Cuando Rank le confiesa su amor, Nora se disgusta por el hecho de que él lo haya manifestado. Eso da indicios de que Nora sospechaba lo que Rank sentía por ella, pero creyó conveniente simular, para seguir disfrutando de su compañía. Nora no piensa como una niña, sino que parece escoger, por momentos, comportarse de manera aniñada. Eso puede resultar una estrategia (prefiere no romper relación con Rank ni levantar sospechas en su marido) o bien es el modo que Nora encuentra correcto para presentarse amablemente frente a los demás. En este sentido, resulta relevante que, en la escena final de la obra, Nora demuestra ser consciente de ese comportamiento aniñado o ingenuo, y estar harta de él. Eso está representado simbólicamente: Nora se quita el disfraz y le propone a su marido hablar seriamente.
En la conversación con Rank aparece también la terminología de lo económico aplicada a otros temas, como la salud. Para hablar del estado avanzado de su enfermedad, Rank dice: “Estos últimos días he hecho un balance general de mi estado anterior. Es una efectiva bancarrota”. Este desplazamiento de términos evidencia que el tema del dinero contamina todos los otros temas para estos personajes.
En la misma conversación se presenta otro tema que se vuelve recurrente en el personaje de Rank: el miedo a ser olvidado con facilidad una vez muerto. Presenta celos de Cristina, porque será su reemplazo cuando él no esté, ya que él dejará “un sitio vacante que podrá ocupar el primero que llegue”. Rank habla metafóricamente, así, sobre su muerte.
La advertencia respecto a las intenciones de Rank por parte de Cristina, así como la reacción de Nora ante la confesión del doctor, ponen en evidencia, nuevamente, el tema de las apariencias y la reputación. Además, es también recuperar su reputación lo que motiva a Krogstad a develarle la verdad a Torvaldo. Eso es relevante porque la apariencia y el status social demuestran ser incluso más importantes que el dinero: Krogstad aclara que, en la carta a Helmer, no le pide dinero a cambio de su silencio, sino un puesto en el banco con el cual “rehabilitarse” y limpiar su reputación.
Cuando Krogstad deja la carta en el buzón, Nora exclama, en un breve monólogo: “¡Torvaldo, Torvaldo… no hay salvación para nosotros!”. La expresión establece un paralelismo con la que sale de la boca de Torvaldo en el acto siguiente: “¡Estoy salvado!”. Esto es significativo en tanto la preocupación de Nora gira en torno a un “nosotros”, mientras que la de su marido es por completo egoísta.
En la conversación posterior entre Cristina y Nora, aparece por primera vez la palabra “milagro” en relación a lo que acontecerá cuando llegue la verdad a Torvaldo: “Es una verdadera alegría esto de estar esperando algo maravilloso”. Aunque ni los espectadores ni los otros personajes sepan a qué refiere, Nora anticipa una esperanza que veremos frustrada al final del tercer acto.
Por último, en esta sección de la obra se explicita por primera vez que hubo una relación entre Cristina y Krogstad. Ella afirma que hablará con él por el asunto de la carta, porque “Hubo un tiempo en que habría hecho por mí lo que fuera”.