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¿Qué importancia tiene la comida en “Bartleby, el escribiente”?
El narrador nota que el pálido escribiente que contrató no sale nunca de su oficina, ni para almorzar. Lo único que lo ve comer son los bizcochos de jengibre que Ginger Nut trae para él y los otros copistas. Que una persona se alimente solamente de bizcochos es algo prácticamente imposible que enrarece aún más el carácter poco humano de Bartleby. El abogado también observa que Bartleby realiza copias como si se estuviera dando “un atracón con [sus] documentos” (p.39), conectando el acto de copiar con el de comer. Si copiar y comer están relacionados, el lector puede asumir que, si Bartleby deja de copiar, eventualmente dejará también de comer, sumando esta acción a la cantidad de cosas que preferiría no hacer, como en efecto sucede. De esta manera, la cuestión de la comida, que al principio parece algo menor, anticipa el desenlace trágico de la historia, en el cual Bartleby muere por inanición.
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Analizar el tema del doble a través de las figuras de Nippers, Turkey, Bartleby y el narrador
Nippers y Turkey son dos personajes caricaturescos que se muestran como dobles inversos. Uno es joven y el otro es viejo; uno es ambicioso y el otro se ha conformado con el puesto que tiene; uno se irrita por las mañanas y el otro, por las tardes. Como estereotipos del hombre de negocios, Nippers y Turkey le otorgan alivio cómico a una trama sombría. Bartleby y el narrador, en cambio, presentan una dupla más compleja. Aunque sus personalidades son muy diferentes, ambos comparten haber sido eliminados de puestos de trabajo que habían obtenido; Bartleby en la Oficina de Cartas Muertas y el narrador, en los Tribunales de Equidad. Pero si este último parece ser un hombre que se ha adaptado al estilo de vida de Wall Street, Bartleby aparece como un fantasma que lo acecha constantemente y que le recuerda el costado deshumanizante del mundo empresarial y laboral. En este sentido, Bartleby, con su semblante triste y desesperanzador, es también un doble de la humanidad, en cuanto le revela al narrador la miseria de la condición humana.
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¿Cómo se describe el paisaje de Wall Street en la obra?
Wall Street, la calle de Nueva York que representa el centro del mundo empresarial y laboral en “Bartleby, el escribiente”, es un lugar “que en los días de semana bulle de actividad y de vida”, pero que al caer la noche se transforma en una ciudad despoblada y desoladora, “desierta como Petra” (p.52). De esta manera, el narrador recurre a la soledad para caracterizar el espacio al que Bartleby convierte en su morada. Pero la Wall Street bulliciosa también presenta un trasfondo desesperanzador y sombrío. La oficina del narrador, ubicada en esta calle, tiene como única vista dos paredes, una blanca y otra de ladrillos. Este es el paisaje antinatural que Bartleby observa todo el día desde su lugar detrás del biombo. Las paredes no solo caracterizan la sensación de encierro y falta de vida del entorno de Wall Street; también son símbolos de muerte que acompañan hasta el final a Bartleby, quien morirá acurrucado contra la pared de la prisión.
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¿Hasta qué punto podríamos afirmar que el narrador es el verdadero protagonista de la historia?
El narrador nos cuenta la historia de Bartleby a través de su experiencia personal. En su relato, repone el modo en que va pasando por diferentes etapas de indignación, furia, empatía y lástima a medida que el escribiente responde siempre con la misma frase, “preferiría no hacerlo”. El narrador nos confiesa incluso que Bartleby ejerce sobre él una fuerza extraña que no le permite imponerse como su empleador. Su obsesión por el escribiente llega al punto de hacerlo imaginar que la gente en la calle habla de ellos y lo obliga a mudarse de oficina y a ausentarse por un tiempo de su trabajo por miedo a que una horda anti-Bartleby lo venga a buscar. En este sentido, se podría afirmar que “Bartleby, el escribiente” trata más sobre cómo el escribiente trastorna la vida del narrador, que de Bartleby en sí mismo.
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¿De qué manera el personaje de Bartleby plantea el sinsentido de la vida moderna y del mundo empresarial y laboral?
Bartleby, en algún punto, es un símbolo vacío. Nada sabemos de su pasado salvo un rumor, y se presenta como una persona apática, sin emociones ni preferencias o, mejor dicho, por preferencia al no hacer. Esta actitud descoloca al narrador porque no sabe cómo actuar frente a él, y para comprenderlo trata de hallar explicaciones a su comportamiento, pensando que es una persona “eminentemente decorosa” (p.51) o asumiendo que deja de copiar porque se le ha arruinado la vista. Pero Bartleby no da explicaciones, no se justifica, no tiene aspiraciones ni exigencias. Lo único que hace es copiar mecánicamente hasta que simplemente deja de hacerlo, lo que puede ser interpretado como una manifestación del sinsentido del mundo moderno y capitalista, donde lo que importa es el trabajo. Bartleby, con su falta de sentido, le quita sentido a la vida, lo que desesperanza profundamente al narrador.