K. como un escolar (símil)
“K. se quedó mirando fijamente al inspector. ¿Este hombre que quizás era más joven que él le aleccionaba como a un escolar? ¿Por su franqueza se le daba una reprimenda? ¿Y no se enteraría del motivo de su detención, ni de quién le había acusado?”.
El narrador describe la situación de enfrentamiento entre K. y el inspector. K. había creído que podría persuadirlo para lograr su liberación, sin embargo el joven inspector lo interpelaba con un tono de superioridad sorprendente, quedando K. indefenso como un escolar ante su autoridad.
Metáfora: laguna/memoria
“Sí, era verdad, esos tres jóvenes exangües e inexpresivos, en los que K. se había fijado vagamente cuando miraron las fotografías, eran realmente empleados de su banco, aunque, ni mucho menos, colegas suyos; al calificarlos como tales, el inspector había delatado una laguna en su omnisciencia”.
En una situación de arresto inesperada y estresante, K. encuentra menguada su facultad de atención y discernimiento. Acostumbrado a su aguda lucidez, se sorprende al notar que pasó por alto el hecho evidente de que se encontraba en una misma habitación con tres empleados suyos, a causa de una ‘laguna’ en el reconocimiento, es decir, a un descuido o imprecisión en la atención.
Los litigantes como mendigos (símil)
“[los litigantes] nunca quedaban del todo derechos, las espaldas estaban encorvadas y las rodillas dobladas: parecían mendigos de la calle”.
Los litigantes son los acusados que acuden a las secretarías del tribunal solicitando información acerca de sus procesos. En los corredores de las secretarías, debido a la incesante espera de alguna respuesta, los cuerpos de estos litigantes cobraban la postura abatida de mendigos en una calle.
Metáfora: libertad/alimento sabroso
“En el afán de saborear la libertad, bajó enseguida un escalón, despidiéndose de sus acompañantes desde ahí”.
K. estaba perdido en los corredores de la secretaría, y se había descompuesto por el sórdido aire que allí se respiraba. En su desesperación por encontrar la salida de la sofocante secretaría, K. por fin es conducido por el informante y la chica hasta la puerta que da al exterior, donde por fin encuentra una bocanada de aire fresco y de libertad.
Símil: estar en secretarías del tribunal/ estar en un barco
“Se sintió mareado, como en altamar. Le parecía estar en un barco, en medio de una tempestad. El agua se rompía contra las paredes de madera, y del fondo del pasillo llegaba un rugido de aguas espumantes. El pasillo se bamboleaba de un lado a otro y con él subían y bajaban los acusados”.
El informante y la chica ayudaron a K. a retirarse de la oficina y lo llevaron, sosteniéndolo de sus brazos, al pasillo. Allí le ofrecieron sentarse para descansar, pero K. se negó, aunque lo necesitaba. En ese momento, su sofocamiento y descompostura empeoraron hasta el punto máximo.