La destreza de Katniss con el arco y flecha es una de las características que la define. Al comenzar la novela aprendemos que su difunto padre es quien le enseñó tiro con arco cuando no estaba trabajando en las minas, por lo que desde el principio el arco y flecha de Katniss son un símbolo de su relación con su padre. Cuando este muere en un accidente en las minas y ella se ve obligada a asumir el rol de sostén de la familia, su arco y flecha simbolizan su independencia, su capacidad de mantener a su familia y las excesivas responsabilidades que pesan sobre ella.
Cuando quedan menos de 10 tributos en el estadio, Claudius Templesmith, uno de los anfitriones de los Juegos, anuncia que los Vigilantes han creado una nueva regla. Si dos tributos del mismo distrito son los últimos dos en sobrevivir, ambos pueden ser coronados como ganadores. Esta nueva regla resulta ser una farsa de los Vigilantes, que querían montar un épico final con el enfrentamiento entre “los trágicos amantes del Distrito 12”. Una vez que Katniss y Peeta han derrotado a todos los demás tributos, Claudius anuncia que la nueva regla ha sido revocada y que solo puede haber un ganador. En vez de ser un peón más en el juego del Capitolio, Katniss decide ganar imponiendo sus condiciones. Recordando las jaulas de noche que mantuvo a mano, le da algunas de estas bayas a Peeta y deduce que el Capitolio preferiría tener dos ganadores antes que ninguno. Se le da la razón cuando tanto ella como Peeta son declarados ganadores de los Septuagésimo Cuartos Juegos del Hambre.
De esta forma, las jaulas de noche simbolizan la rebeldía y la revolución; la resistencia al Capitolio. Ilustran que es posible ser más listo que los Vigilantes y el Capitolio en su conjunto, incluso en su propio juego. Este momento es el punto de inflexión no solo para Katniss y Peeta, sino también para todo Panem.